Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María

XXI Edición

enero 2005


CORAZONES QUE ARDEN DE AMOR 

San Pedro Julián Eymard: El Campeón de la Eucaristía

Hna. Martha María Gómez-Chow, SCTJM

San Pedro Julián Eymard (1811-1868), Fundador religioso que nació y murió cerca de Grenoble, Francia. Siendo aún sacerdote Marista intenta formar un grupo de Adoración a la Santa Eucaristía. El Señor le pide el sacrificio de la vocación marista y recibiendo el permiso de abandonar la comunidad funda la Congregación del Santísimo Sacramento el 13 de mayo de 1856. Dos años más tarde, con Marguerite Guillot, establece una congregación contemplativa femenina: Siervas del Santísimo Sacramento.

La misión que el Señor le confió está claramente indicada en las Constituciones que el santo escribió para sus religiosos: «La suprema razón de ser del Instituto, lo mismo que su propia vida y todas sus obras, consiste en proporcionar, bajo la dirección y auspicios de la Inmaculada Virgen María, verdaderos y perpetuos adoradores a Nuestro Señor Jesucristo, presente día y noche en la Eucaristía por amor a los hombres, y en formar abnegados apóstoles de su gloria y celosos propagadores de su amor, a fin de que el Señor Jesús sea perpetuamente adorado en su Sacramento y socialmente glorificado en todo el mundo».

En la homilía pronunciada por el Beato Juan XXIII en la canonización del 9 de diciembre de 1962, hace gran elogio de San Pedro Julián diciendo: «Su nota característica, la idea directora de todas sus actividades sacerdotales, puede decirse, fue la Sagrada Eucaristía: el culto y el apostolado eucarísticos. Sí, queridos hijos de la Iglesia, honrad y festejad al que fue tan perfecto adorador del Santísimo Sacramento. Y a su ejemplo, colocad siempre en el centro de vuestros pensamientos, afectos y empresas de vuestro celo, esa fuente incomparable de toda gracia: el Mysterium fidei, que esconde bajo sus velos al Autor mismo de la gracia, Jesús el Verbo Encarnado».

San Pedro Julián, amante y campeón de la Eucaristía, nos exhorta en este año y siempre: «Procura conocer más a Jesucristo, penetra su vida, sus sacrificios, y sus virtudes en el Santísimo Sacramento; entra en su Amor. En vez de estar siempre pensando en ti mismo, ve hacia Él; bueno es que nos miremos en Él, pero es mejor verle a Él en nosotros; en vez de cuidarnos y preocuparnos tanto de nosotros mismos, cuidemos y hagamos crecer a Jesús en nosotros. Piensa en Él, estúdiale en sí mismo y entra en su interior; esto sublima nuestra vida!» (Obras Eucarísticas, pg.172).

 

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