Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María 

XX Edición

octubre 2003


eN EL CORAZÓN DE MARÍA

Su Santidad Juan Pablo II: Un Corazón Mariano,
un Corazón para la Iglesia del Tercer Milenio

Hna. Anabel Ruiz, SCTJM

La doctrina sobre la Santísima Virgen María es inseparable de la piedad mariana; en la persona de Su Santidad Juan Pablo II, las dos se dan de tal forma, que constituyen una parte fundamental de su propio ser. Su lema pontificio: Totus Tuus!, es la síntesis del alma de un pastor que Dios ha regalado a la Iglesia, para guiarla, nutrirla de la enseñanza mariana, y adentrarla en el Tercer Milenio bajo el amparo del Inmaculado Corazón de Su Madre.

El Santo Padre ha dado un impulso sin igual al desarrollo de la doctrina mariana, alcanzando grandes logros en las áreas del pensamiento, la teología, la enseñanza y la devoción. Construyendo sobre la Tradición de la Iglesia, nos ha adentrado en el Corazón de Nuestra Madre, haciendo eco y extendiendo la enseñanza del Concilio Vaticano II: señalando su lugar preeminente en la historia de salvación, haciéndonos descubrirla en su recorrido de fe, y presentándonosla como arquetipo de la Iglesia y Madre misericordiosa.

El Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, nos dice que la mariología de Juan Pablo II se enfoca en la acción y misión de la Santísima Virgen María, en el hecho de que Ella se hace visible a través de intervenciones concretas en la historia de salvación.

El Papa, de hecho, siempre hace ahínco en la realidad de que la presencia de María en el Misterio de Cristo, es activa, dinámica, participativa, y crucial. Esto es algo que no solamente considera con relación al Evangelio, sino también en relación al papel de María Santísima en la historia, y en la vida de cada uno de sus hijos. En Cruzando el Umbral de la Esperanza, nos decía: “El modo en que María participa en la victoria de Cristo yo lo he conocido sobre todo por la experiencia de mi nación.” “Mientras entraba en los problemas de la Iglesia universal, al ser elegido Papa, llevaba en mí una convicción: que también en esta dimensión universal, la victoria, si llega, será alcanzada por María.”

Es por eso que, reconociendo el valor de la Consagración a Nuestra Madre, el Santo Padre ha consagrado al mundo a Su Inmaculado Corazón en tres ocasiones: El 13 de Mayo de 1982, el 25 de Marzo de 1984, y el 8 de Octubre del 2000.

 “Consagrar el mundo al Inmaculado Corazón de María significa aproximarse, mediante la intercesión de la Madre, a la fuente misma de la vida, manada en el Gólgota. Esta fuente mana ininterrumpidamente con la redención y con la gracia. En ella se lleva a cabo incesantemente la reparación de los pecados del mundo. Es fuente incesante de nueva vida y de santidad.” (Juan Pablo II, 13 de Mayo de 1982)
 

 

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