eN EL CORAZÓN DE MARÍA
CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN
INMACULADO DE MARÍA
El día trece de julio de 1917, la Virgen María dijo a los tres
pastorcitos de Fátima: "Vengo a pedir la consagración
del mundo a mi Inmaculado Corazón"
El deseo de Nuestra Señora
es:
1) La consagración:
Decimos que algo está consagrado cuando se une libremente a aquél a
quien se ha hecho la consagración. La Santísima Virgen vino a pedir, no
un simple culto de honor o de invocación, sino la consagración del
mundo, que incluye consagración de: La Iglesia: porque es el
Cuerpo Místico de Cristo y María es Madre de la Cabeza, y, por tanto,
mediadora de todas las gracias del cuerpo; La familia: porque
María es el ejemplo acabado de madre cristiana. Ella santificó su hogar;
Toda la sociedad: porque tiene derechos de maternidad sobre todos
los hombres, -pobres, ricos, niños,
ancianos, sanos, enfermos..., pues de todos fue Corredentora. "Por
todas las generaciones me llamarán
bienaventurada" (Lc. 1,48).
2) A su Inmaculado Corazón,
y esto significa:
- La perfección de su vida íntima: sus méritos, sus virtudes, y
especialmente su caridad hacia Dios y hacia los hombres. "Su Corazón
es el más parecido al de Jesús" (San Pío X).
- Su amor y sufrimientos por los hombres. Lo que sintió, obró y
padeció en su misión corredentora, repercutió en su Corazón Traspasado,
"para que se descubrieran los pensamientos de muchos corazones" (Lc.
2, 35).
Estando Sor Lucía, vidente de Fátima, en el Convento de Pontevedra,
el 10 de diciembre de 1925, se aparece la Virgen con el
Niño
Jesús a su lado. Ella pone su mano en el hombro de Lucía, mientras en la
otra sostiene su Corazón rodeado de espinas. Al mismo tiempo, el
Niño
Jesús dice: "Ten
compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Está cercado de las espinas
que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que
haga un acto de reparación para sacárselas".
Después dijo Nuestra Señora
a Lucía: "Mira, hija mía,
mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin
cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y
di que a todos los que durante cinco meses, en el primer sábado, se
confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan
compañía durante 15 minutos, meditando en los misterios del rosario con el fin de
desagraviarme, les prometo asistir en la hora de la muerte con las
gracias necesarias para su salvación".
El Emmo. Cardenal Cerejeira nos dice: "Para mí,
la misión de Fátima en el mundo es semejante a la de Paray-le-Monial. Lo
que Paray-le Monial ha sido para la devoción al Sagrado Corazón de
Jesús, Fátima lo será para la devoción al Corazón Inmaculado de María".
En ambas apariciones los Corazones de Jesús y María se revelan a los
hombres, y en ambas hacen el mismo llamado de amor: "Al menos tú consuela mi
Corazón".