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Corazones
de Jesús y de María...
Esperanza de la Humanidad©
"Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma, ahora
y en el
futuro, hasta el final de los tiempos, para la Inmaculada, y a
través de ella,
para el Sagrado Corazón de Jesús."
(San Maximiliano Kolbe)
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Siervas de los
Corazones Traspasados de Jesús y María | XVI Edición
| mayo
2002 |
Archivo
del Boletín |
ITALIANO
EN
ESTA EDICIÓN:
Editorial
"De Corazón a Corazón" (esta página)
En
el Corazón de la Iglesia
Nos
Habla el Corazón del PapaCorazones
que Arden de Amor
Conozcamos
el Corazón de JesúsEn
el Corazón de María
DE CORAZÓN A CORAZÓN
María y Pentecostés
EDITORIAL
Madre Adela Galindo, Fundadora, SCTJM
Queridos hermanos y hermanas:
Hemos celebrado Pentecostés, día en que la
Iglesia conmemora ese momento inolvidable cuando los Apóstoles
reunidos en oración junto a María Santísima, recibieron el poder del
Espíritu Santo con muchos y diferentes signos que manifestaban los
efectos que ejecutaría esta unción del Espíritu en el grupo
apostólico.
Siento la necesidad imperante de subrayar el
hecho de que los Apóstoles estaban reunidos en oración con la
Santísima Virgen María, elemento fundamental y que muchas veces pasa
desapercibido; sin embargo la presencia de la Madre de Jesús es
significativa para ese evento tan singular en que la Iglesia nacida
del Costado de Cristo recibía el poder santificador del Espíritu y a
la vez, el poder que la capacitaba para lanzarse en la misión
evangelizadora.
En la oración que el Papa Juan XXIII hiciera al
inicio del Concilio Vaticano II, en la cual pedía un nuevo
Pentecostés para la Iglesia, vemos que nos enumera los elementos
necesarios para que ésta nueva unción se derrame sobre la Iglesia de
estos tiempos:
"Esp íritu
Divino, renueva tus maravillas en ésta nuestra era como si fuera
un nuevo Pentecostés,
y concede que tu Iglesia,
orando perseverantemente e insistentemente con
un solo corazón
y mente junto con María,
la Madre de Jesús, y guiados por Pedro, promueva el reinado
del Divino Salvador, el reino de justicia, de amor y de paz".
¡"Junto con María"! ¿Por qué es tan importante
que oremos insistentemente por un nuevo Pentecostés y que lo hagamos
junto con María? Porque María Santísima, ha sido llamada por la
Iglesia, -y de una forma particular por San Francisco de Asís-, la
esposa del Espíritu Santo. La palabra "esposa" expresa la relación
íntima y estrecha entre María y el Espíritu Santo. Esta unión íntima
y singular entre el Espíritu Santo y María se inicia en el momento
de su Inmaculada Concepción en el vientre de su madre, Santa Ana. En
ésta unión mística y a través de ella, Dios preservó a María libre
del pecado original. También, la llenó de una abundancia de gracia
tal, que le permitiera un día convertirse en la Madre de Dios.
Ella es la "suprema obra maestra del Esp íritu
Santo", que no solo revela, sino que nos hace ver más claro la
obra que el Espíritu Santo quiere hacer en las criaturas. La
relación entre María y el Espíritu Santo es de un amor receptivo
y fructificador. En el momento de la Anunciación,
por la receptividad de María a la gracia y al poder del Espíritu
Santo que vino a ella y la cubrió con su sombra, se hizo abundantemente
fructificadora, al concebir en su seno a la Palabra hecha carne. La
unión del Espíritu Santo y María Santísima tiene como fruto bendito
a Jesús; tiene como fruto el advenimiento de Cristo. Esta misión no
se limita al momento de la Anunciación. Todos los nuevos
advenimientos de Cristo para la Iglesia y el mundo, requieren de la
acción poderosa del Espíritu Santo y de la cooperación plena de la
Virgen Madre. Estos advenimientos espirituales que significan un
resurgir de la fe, de la oración, de la conversión, de la vida
sacramental, como de un mayor celo apostólico y una unción
particular para la Iglesia, responden con poder a las necesidades y
batallas de su momento histórico y siempre serán fruto de la acción
poderosa del Espíritu Santo con la cooperación de María Santísima.
Todos los advenimientos se llevan a cabo a la luz del primero.
"Oh María, tú que eres Madre de la Iglesia, obtén para la Iglesia el don del Espíritu Santo, para que sepa proseguir con constancia hacia el
futuro por el camino de la renovación marcada por el Espíritu Santo
y que sepa asumir en tal obra renovadora, todo lo que es verdadero y
bueno, discerniendo asiduamente entre los signos de los tiempos lo
que sirve para el advenimiento del Reino de Dios"
SS Juan Pablo II /
Pentecostés 1982
La Virgen María es también "Santuario del
Espíritu Santo". En Ella ha residido y reside plenamente el
Espíritu, formando su Corazón para ser la nueva arca de la alianza,
en quien moraría Dios hecho Hombre. Su Corazón es el cenáculo
permanente en donde el Espíritu Santo se derrama para formar en los
corazones de los hombres la imagen del Verbo Encarnado.
"Dios Espíritu
Santo, se hizo fecundo en
María, su Esposa. Con Ella, en Ella y de Ella produjo a su obra
maestra, que es un Dios hecho hombre, y produce todos los días,
hasta el fin del mundo, en los miembros de su Cuerpo Místico, hijos
de Dios, semejantes al Único Hijo. Por ello, cuanto más encuentra a
María, su querida e indisoluble Esposa, en una alma, tanto más
poderoso y dinámico se muestra el Espíritu Santo
para producir a Jesucristo en esa alma y a ésta en Jesucristo." (Sn
Luis de Montfort)
Que junto con María Santísima y por su poderosa
intercesión, abramos las puertas de nuestros corazones y de toda la
Iglesia, para que fluya poderosamente el viento abrazador del
Espíritu Santo trayendo el don de un nuevo, y tan necesario,
Pentecostés.
OTRAS
SECCIONES:
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