CONOZCAMOS
SU CORAZÓN
La devoción al Corazón de
Jesús, muy amada por
Su Santidad Juan Pablo II
Hna. María José
Socias, SCTJM
La devoción al
Sagrado Corazón ha estado siempre muy cercana al corazón del Santo
Padre, no solamente desde el inicio de su pontificado, sino desde su
adolescencia. Siendo Cardenal Arzobispo de Cracovia, con ocasión de la
fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, la cual fue celebrada en Polonia
antes que en ninguna otra nación, en una carta pastoral del 11 de junio
de 1965 hace referencia a lo que será una de las formas de devoción mas
queridas de su corazón, las Letanías del Sagrado Corazón, siendo
su invocación preferida:
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad.
Ya siendo Papa, en su primera carta
encíclica vuelve a utilizar la misma expresión, "fuente de vida y
santidad", refiriéndose a la Eucaristía, pero citando como su fuente las
Letanías del Sagrado Corazón. Su Santidad ha comentado en distintas
ocasiones y en circunstancias diferentes, muchos aspectos del misterio
del amor de Cristo bajo el simbolismo de su Corazón, y ha recomendado a
muchos la práctica asidua de la meditación de las Letanías del Sagrado
Corazón como medio eficaz para conocer más de cerca "el Corazón que
tanto ha amado a los hombres." Tanto es su amor por estas letanías, que
en el transcurso de los años 1985 al 1989, el Santo Padre se dedicó a
impartir una serie de reflexiones acerca de ellas, siendo hasta ahora
una de las series más largas dedicadas a un mismo tema.
En su audiencia general del 20 de
junio de 1979, en la que hablaba sobre el tema: "Aprendamos a leer el
misterio del Corazón de Jesús" decía: "Las preciosas Letanías del
Corazón de Jesús se componen de muchas palabras semejantes, más aún,
exclamaciones de admiración ante la riqueza del Corazón de Cristo.
Meditémoslas con atención este día." (Solemnidad del Sagrado
Corazón)
El 1ro de julio de 1984, en el mensaje
del Ángelus sobre el Corazón de Jesús titulado: "En el Corazón de Cristo
se encierra una síntesis de todos los misterios de nuestra fe", el Papa
decía:
"Durante el mes de junio la Iglesia
nos ha ofrecido los misterios del Corazón de Jesús, el Dios-Hombre.
Estos misterios quedan expresados de manera profunda en las Letanías del
Sagrado Corazón, que pueden cantarse y recitarse, pero que sobre todo,
deberían meditarse."
El 24 de junio del pasado año, nos
decía: "Si el corazón humano representa un insondable misterio
que sólo Dios conoce, ¡cuánto más sublime es el Corazón de Jesús, en el
que late la vida misma del Verbo! En él, como sugieren haciendo eco de
las Escrituras las bellas letanías del Sagrado Corazón, se encuentran
todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, y toda la plenitud de
la divinidad. Para salvar al hombre, víctima de su propia
desobediencia, Dios ha querido darle un «corazón nuevo», fiel a su
voluntad de amor (Cf. Jeremías 31, 33; Ezequiel 36, 26; Salmo 50, 12).
Este corazón es el Corazón de Cristo, la obra maestra del Espíritu
Santo, que comenzó a latir en el seno virginal de María y fue traspasado
por la lanza en la Cruz, convirtiéndose así para todos en manantial
inagotable de vida eterna. Ese Corazón es ahora prenda de esperanza para
todo hombre."
Imitemos al Santo Padre y meditemos
con frecuencia las Letanías del Sagrado Corazón, para sacra de ellas los
tesoros escondidos en el Corazón de Jesús.