CORAZONES QUE ARDEN DE AMOR
San Francisco de Sales: Doctor del Amor
24 de enero
Refiriéndose a aquellas palabras del Evangelio, donde nuestro Señor
Jesucristo dice a sus Apóstoles: "Sed, pues,
prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas"
(Mt. 10: 16) el gran doctor y maestro de las almas nos instruye haciendo
eco de la eterna Verdad que es inmutable y que tanto necesita ser
escuchada en este nuestro avanzado siglo. Nada reprobaba tanto este
santo Obispo en las relaciones de sociedad como el artificio y
fingimiento (cosa tan frecuente entre las personas del mundo), y, una de
sus máximas favoritas era ésta: "No hay finura
mejor ni más apreciable que la misma sencillez".
He aquí como se expresa hablando de sí mismo: “Yo no sé qué es lo que me
pasa con esta pobre virtud de la prudencia; pues si la amo, no es más
por necesidad y porque es la sal y la antorcha de la vida; pero la
belleza de la sencillez me encanta, y daría con gusto cien serpientes
por una sola paloma. Si la dosis de la serpiente y de la paloma fueran
iguales, no estaría satisfecho, porque la serpiente puede matar a la
paloma, pero la paloma no matará nunca a la serpiente. Me dicen que en
un siglo tan astuto como el nuestro es sumamente necesaria la prudencia,
a lo menos para no dejarse engañar; no repruebo esta máxima; pero un
buen cristiano siempre querrá más ser yunque que martillo; más ser
robado que ladrón; cadáver que homicida; mártir que tirano. Diga lo que
quiera la prudencia del siglo, yo siempre estaré en que vale más ser uno
bueno y sencillo que astuto y malicioso."