NOS
HABLA EL CORAZÓN DEL PAPA
El
Papa Juan Pablo II confiesa que le debe la vida a la Santísima Virgen
María
Su
Santidad Juan Pablo II ha vuelto a confesar este 13 de mayo que
atribuye a la protección maternal de María el haber salido con vida del
atentado que tuvo el mismo día en el año de 1981.
El pontífice, que suele hablar poco de sí mismo, fue muy discreto al
referirse a aquellos hechos. Sólo después de celebrar la Santa Misa en
la fecha del aniversario, cuando, al saludar a los miles de peregrinos
que se reunieron en la plaza de San Pedro, no pudo dejar de reconocer su
deuda con la Virgen María: “Yo mismo tuve la posibilidad de
experimentar su protección el 13 de mayo de hace veinte años.”
La
interpretación
del Papa de este acontecimiento decisivo de su vida, ha quedado
confirmada por Sor Lucia, la única de las tres videntes de las
apariciones de Fátima que aún vive.
El Santo Padre nos habla de su Devoción Mariana
“Respecto a la devoción mariana, cada uno de nosotros debe tener claro
que no se trata sólo de una necesidad del corazón, de una inclinación
sentimental, sino que corresponde también a la verdad objetiva sobre la
Madre de Dios. María es la nueva Eva, que Dios pone ante el nuevo
Adán-Cristo, comenzando por la Anunciación hasta el Cenáculo del
Pentecostés: la Madre de Cristo Redentor es Madre de la Iglesia.
Respecto a las “apariciones” y a los “mensajes” me propongo decir algo
más. La devoción mariana se ha desarrollado en mi historia personal,
empezando por mi ciudad natal. El modo en que María participa en la
victoria de Cristo yo lo he conocido sobre todo por la experiencia de mi
nación. Cuando el 22 de octubre de 1978 asumí la herencia romana del
Ministerio de Pedro, sin duda
llevaba
profundamente impresa en la memoria, en primer lugar, esta experiencia
mariana de mi tierra polaca.
Mientras entraba en los problemas de la Iglesia universal, al ser
elegido Papa, llevaba en mí una convicción semejante: que en esta
dimensión universal, la victoria, si llega, será alcanzada por María.
Cristo vencerá por medio de Ella, porque Él quiere que las victorias de
la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el mundo del futuro estén
unidas a Ella.”1
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Cruzando el Umbral de la Esperanza