CORAZONES QUE ARDEN DE AMOR
SANTA
GEMMA
GALGANI
El gran gozo de la Pascua es también misterio de sufrimiento
que en su misma naturaleza es misterio del corazón, siendo la inmensa
alegría que sigue al dolor la feliz conclusión del drama de la Pasión
del Corazón que tanto ha amado al corazón humano y que no escatimó en
nada para redimirnos.
A
finales del siglo XIX ardientes palabras evocaba Santa Gemma Galgani
que iluminaban gustosamente a los cristianos de su época. Al inicio de
este nuevo milenio su voz hace eco en los corazones de los fieles que
dan gracias, alaban, glorifican, exaltan y adoran al que ha sido
traspasado en la Cruz para rescatarnos del pecado. Es el mismo que ha
resucitado dando vida nueva y abundante a los que en Él creen. Así lo
expresaba Santa Gemma,
la pequeña “joya de Jesús”:
«El
corazón se me contrae cada vez que contemplo la Cruz porque siento que
podría morir pensando en Su dolor tan atroz. Sin embargo, a pesar de mi
profunda repugnancia, mi corazón acoge todo sufrimiento y es en ello en
lo que encuentro mi gozo y mi deleite” porque, si hemos muerto con
Cristo, creemos que también viviremos con Él. Su muerte es un morir al
pecado, de una vez para siempre; más su vida, es un vivir para Dios
(Rom 6: 8,10).
Toda
la vida de Santa Gemma
fue marcada por la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. A muy temprana
edad Santa Gemma ya era amante de la Pasión. Para ella, sufrir era su
mayor alegría pues de esa forma correspondía al Corazón que tanto le
amaba.
Confió siempre en la ayuda de la Virgen Santísima que al morir su madre,
le prometió guiarla y fortalecerla. En las Vísperas de la fiesta del
Sagrado Corazón en el año 1899 recibió las Llagas de Nuestro Señor.
Coincidio o
providencialmente
con ser la Víspera de la Gran Consagración del mundo al Sagrado Corazón
de Jesús por SS Leon XIII.
Desde
entonces, a Santa
Gemma
se les aparecían las estigmas cada semana--, desde el jueves a las 8 de
la noche hasta el viernes a las 3 de la tarde. Toda su piel se cubría
con las heridas de los latigazos y en la cabeza las heridas de la corona
de espinas.
El
Domingo de Resurrección de 1903 el cuerpo muerto de Santa Gemma
fue desfilado por las calles de Lucca, Italia, rumbo al cementerio entre
el sonido de las campanas que anunciaban: ¡El Señor resucitó!
¡Aleluya!.. y junto a Él su “joya” que vivió y murió como una
hija de Su Pasión.
Santa
Gemma
es la patrona de todos los que sufren graves enfermedades y tentaciones
pero con el deseo de ofrecerlo y darlo todo por Dios, y por amor y
salvación de las almas.