eN EL CORAZÓN DE LA IGLESIA
Exponiendo la Doctrina Católica Según el
Catecismo Universal de la Iglesia
La Iglesia Es Santa
"La fe confiesa que
la Iglesia... no puede dejar de ser santa. En efecto, Cristo, el Hijo de
Dios, a quien con el Padre y con el Espíritu se proclama el solo
santo, amó a su Iglesia como a su esposa. El se entregó por ella
para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la
llenó del don del Espíritu Santo para gloria de Dios". La Iglesia
es, pues, "el Pueblo santo de Dios", y sus miembros son
llamados "santos".
La Iglesia, unida a
Cristo, está santificada por El; por El y en El, ella también ha sido
hecha santificadora. Todas las obras de la Iglesia se esfuerzan en
conseguir "la santificación de los hombres en Cristo y la
glorificación de Dios". En la Iglesia es en donde está depositada
"la plenitud total de los medios de salvación". Es en ella
donde "conseguimos la santidad por la gracia de Dios" (LG 28).
"La Iglesia, en
efecto, ya en la tierra se caracteriza por una verdadera santidad,
aunque todavía imperfecta". En sus miembros, la santidad perfecta
está todavía por alcanzar: "Todos los cristianos, de cualquier
estado o condición, están llamados cada uno por su propio camino, a la
perfección de la santidad, cuyo modelo es el mismo Padre".
La caridad es el alma de
la santidad a la que todos están llamados: "Dirige todos los
medios de santificación, los informa y los lleva a su fin".
Nos dice Santa Teresita
del Niño Jesús: "Comprendí que si la Iglesia tenía un
cuerpo, compuesto por diferentes miembros, el más necesario, el más
noble de todos no le faltaba, comprendí que la Iglesia tenía un
corazón, y que este corazón estaba ARDIENDO DE AMOR.
Comprendí que el Amor
solo hacía obrar a los miembros de la Iglesia, que si el Amor llegara a
apagarse, los Apóstoles ya no anunciarían el Evangelio, los Mártires
rehusarían verter su sangre... Comprendí que EL AMOR ENCERRABA TODAS
LAS VOCACIONES, QUE EL AMOR ERA TODO, QUE ABARCABA TODOS LOS TIEMPOS Y
TODOS LOS LUGARES... EN UNA PALABRA, QUE ES ¡ETERNO!"