Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María 

Edición Especial

                 mayo/junio 2000


eN EL CORAZÓN DE MARÍA 

El Inmaculado Corazón de María
Su Fiesta se celebra el sábado posterior 
al segundo domingo después de Pentecostés

En la Sagrada Escritura la palabra corazón forma la base de toda la relación del hombre con Dios. El corazón está en el centro de toda la vida psicológica, moral y religiosa; es el lugar donde maduran las disposiciones, buenas y malas, del hombre; es el centro de la vida moral, como principio y origen de la responsabilidad, como conciencia; representa la interioridad del hombre y su intimidad profunda. El corazón es el centro de toda la vida espiritual del hombre; es el principio de vida, memoria, pensamiento, voluntad e interioridad. El corazón es la sede del encuentro con Dios.

Aplicado a la Virgen, en la expresión corazón de María, el término corazón adquiere una fuerza dinámica, capaz de desarrollar las cumbres más altas espirituales. Son dos los textos claves: “María por su parte guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2,19) y “Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2,51). San Lucas quiso insinuar delicadamente que la fuente de sus informaciones es la misma Virgen María. El corazón de la Santísima Virgen según las fuentes evangélicas, aparece como la cuna de toda la meditación cristiana sobre los misterios de Jesús. Esto confiere a la devoción al Corazón de María un fundamento escriturístico de valor incalculable.

Meditar en el propio corazón es una prerrogativa del sabio, que conserva el recuerdo de los hechos para actualizar su contenido. El término meditar, alude a la actividad simbólica con que se ponen juntas las realidades antiguas y las nuevas para comprenderlas mejor.

San Juan Eudes intentaba decir con la expresión Corazón de María, “que su corazón es la fuente y el principio de todas las grandezas, excelencias y prerrogativas que la adornan, de todas las cualidades eminentes que la elevan por encima de todas las criaturas, como el ser hija predilecta de Padre, madre del Hijo, esposa del Espíritu Santo y templo de la Santísima Trinidad”. Quiere decir también que este Santísimo Corazón es la fuente de todas las gracias que acompañan estas cualidades, y además, que este mismo Corazón es la fuente de todas las virtudes que practicó.” Continúa diciendo este gran santo: “Deseamos pues honrar en ella no solamente un misterio o una acción, como el Nacimiento, la Presentación, la Visitación; no solo algunas de sus prerrogativas, como el ser Madre de Dios, Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo, Reina del cielo y de la tierra; ni tampoco solo su dignísima persona, sino que deseamos honrar en ella, ante todo y principalmente, la fuente y el origen de la santidad y de la dignidad de todos sus misterios, de todas sus acciones, de todas sus cualidades: su amor y caridad, ya que estos son la medida del mérito y el principio de toda santidad.”

Otro texto muy importante para entender el Corazón de María es: “Y una espada traspasará tu alma” (Lc, 2:35). En este texto aparece con insospechada profundidad la asociación interior de María a toda la obra salvífica de su Hijo. Todo lo que se cumple en el cuerpo paciente del Hijo se cumple en el corazón y en el alma de la Madre. Es en su corazón donde ella experimenta y vive todos los misterios de su Hijo en plenitud, y es con la fuerza que brota de su corazón que ella es capaz de responder a las mociones del Espíritu Santo.

La devoción al Inmaculado Corazón de la Virgen se ha visto reforzada por las apariciones en Fátima; con estas apariciones ha entrado la devoción al corazón de María en una nueva primavera.

El ángel de Fátima, en la primera y segunda aparición, afirma: “Los Sagrados Corazones de Jesús y María tienen sobre vosotros designios de misericordia” En la tercera aparición une la reparación al Corazón de Jesús con la reparación al Corazón de María. La Virgen en la aparición de junio de 1917, declara a Lucia como el apóstol de la devoción a su Corazón: “Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Prometo la salvación a quien la practique; esas almas serán amadas por mi como flores puestas por mi para adornar su trono”. Mas tarde en la aparición de julio de 1917, el mensaje sobre el corazón de María se enriquece con una serie de elementos de gran importancia: la visión del infierno, el futuro de Rusia, los sufrimientos del mundo, de la Iglesia y del Papa, y el triunfo final del Corazón de María.

Hoy también, la Virgen María quiere servirse de apóstoles que trabajen por el triunfo de su Inmaculado Corazón, triunfo que traerá el reinado del Corazón Eucarístico de Jesús. Bien lo dijo San Maximiliano María Kolbe: “Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma, ahora y en el futuro, hasta el final de los tiempos, para la Inmaculada, y a través de ella, para el Sagrado Corazón de Jesús”.

Los Sagrados Corazones de Jesús y María son uno desde la Encarnación hasta la Eternidad, por lo tanto, el culto y la devoción del uno debe siempre estar unida al otro. Por ello la Iglesia en su sabiduría ha querido que el día posterior a la Solemnidad del Sagrado Corazón sea el día en que se celebre el Inmaculado Corazón elevándole a calidad de fiesta universal.

Aprendamos de Ella, de la Inmaculada, a meditar todo en el corazón. Con confianza adentrémonos en su Corazón y dentro de el, amemos más perfectamente al Señor.

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