eN EL CORAZÓN DE MARÍA
El Inmaculado Corazón
de María
Su Fiesta se celebra el sábado posterior
al segundo domingo después de Pentecostés
En la
Sagrada Escritura la palabra corazón forma la base de toda la
relación del hombre con Dios. El corazón está en el centro de toda la
vida psicológica, moral y religiosa; es el lugar donde maduran las
disposiciones, buenas y malas, del hombre; es el centro de la vida
moral, como principio y origen de la responsabilidad, como conciencia;
representa la interioridad del hombre y su intimidad profunda. El
corazón es el centro de toda la vida espiritual del hombre; es el
principio de vida, memoria, pensamiento, voluntad e interioridad. El
corazón es la sede del encuentro con Dios.
Aplicado a
la Virgen, en la expresión corazón de María, el
término corazón adquiere una fuerza dinámica, capaz de
desarrollar las cumbres más altas espirituales. Son dos los textos
claves: “María por su parte guardaba todas estas cosas en su
corazón” (Lc 2,19) y “Su madre guardaba todas
estas cosas en su corazón” (Lc 2,51). San Lucas quiso
insinuar delicadamente que la fuente de sus informaciones es la misma
Virgen María. El corazón de la Santísima Virgen según las fuentes
evangélicas, aparece como la cuna de toda la meditación cristiana
sobre los misterios de Jesús. Esto confiere a la devoción al
Corazón de María un fundamento escriturístico de valor incalculable.
Meditar en
el propio corazón es una prerrogativa del sabio, que conserva el
recuerdo de los hechos para actualizar su contenido. El término
meditar, alude a la actividad simbólica con que se ponen juntas las
realidades antiguas y las nuevas para comprenderlas mejor.
San Juan
Eudes intentaba decir con la expresión Corazón de María, “que su
corazón es la fuente y el principio de todas las grandezas, excelencias
y prerrogativas que la adornan, de todas las cualidades eminentes que la
elevan por encima de todas las criaturas, como el ser hija predilecta de
Padre, madre del Hijo, esposa del Espíritu Santo y templo de la
Santísima Trinidad”. Quiere decir también que este Santísimo
Corazón es la fuente de todas las gracias que acompañan estas
cualidades, y además, que este mismo Corazón es la fuente de todas las
virtudes que practicó.” Continúa diciendo este gran santo: “Deseamos
pues honrar en ella no solamente un misterio o una acción, como el
Nacimiento, la Presentación, la Visitación; no solo algunas de sus
prerrogativas, como el ser Madre de Dios, Hija del Padre, Esposa del
Espíritu Santo, Reina del cielo y de la tierra; ni tampoco solo su
dignísima persona, sino que deseamos honrar en ella, ante todo y
principalmente, la fuente y el origen de la santidad y de la dignidad de
todos sus misterios, de todas sus acciones, de todas sus cualidades: su
amor y caridad, ya que estos son la medida del mérito y el
principio de toda santidad.”
Otro texto
muy importante para entender el Corazón de María es: “Y una
espada traspasará tu alma” (Lc, 2:35). En este texto aparece
con insospechada profundidad la asociación interior de María a toda la
obra salvífica de su Hijo. Todo lo que se cumple en el cuerpo paciente
del Hijo se cumple en el corazón y en el alma de la Madre. Es en su
corazón donde ella experimenta y vive todos los misterios de su Hijo en
plenitud, y es con la fuerza que brota de su corazón que ella es capaz
de responder a las mociones del Espíritu Santo.
La devoción
al Inmaculado Corazón de la Virgen se ha visto reforzada por las
apariciones en Fátima; con estas apariciones ha entrado la devoción al
corazón de María en una nueva primavera.
El ángel de
Fátima, en la primera y segunda aparición, afirma: “Los
Sagrados Corazones de Jesús y María tienen sobre vosotros designios de
misericordia” En la tercera aparición une la reparación al
Corazón de Jesús con la reparación al Corazón de María. La Virgen
en la aparición de junio de 1917, declara a Lucia como el apóstol de
la devoción a su Corazón: “Jesús quiere servirse de ti para
hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a
mi Inmaculado Corazón. Prometo la salvación a quien la practique; esas
almas serán amadas por mi como flores puestas por mi para adornar su
trono”. Mas tarde en la aparición de julio de 1917, el
mensaje sobre el corazón de María se enriquece con una serie de
elementos de gran importancia: la visión del infierno, el futuro de
Rusia, los sufrimientos del mundo, de la Iglesia y del Papa, y el
triunfo final del Corazón de María.
Hoy
también, la Virgen María quiere servirse de apóstoles que trabajen
por el triunfo de su Inmaculado Corazón, triunfo que traerá el reinado
del Corazón Eucarístico de Jesús. Bien lo dijo San Maximiliano María
Kolbe: “Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma, ahora y en
el futuro, hasta el final de los tiempos, para la Inmaculada, y a
través de ella, para el Sagrado Corazón de Jesús”.
Los Sagrados
Corazones de Jesús y María son uno desde la Encarnación hasta la
Eternidad, por lo tanto, el culto y la devoción del uno debe siempre
estar unida al otro. Por ello la Iglesia en su sabiduría ha querido que
el día posterior a la Solemnidad del Sagrado Corazón sea el día en
que se celebre el Inmaculado Corazón elevándole a calidad de fiesta
universal.
Aprendamos
de Ella, de la Inmaculada, a meditar todo en el corazón. Con confianza
adentrémonos en su Corazón y dentro de el, amemos más perfectamente
al Señor.