eN EL CORAZÓN DE LA IGLESIA
Desarrollo de la Devoción a los
Dos Corazones
en los Actos y las Enseñanzas de los Papas de este Siglo
El desarrollo de la
devoción a los Dos Corazones en el magisterio pontificio se puede ver,
de forma paulatina, pero segura. A continuación ofrecemos un breve
esquema.
Papa Clemente XIII
El 6 de febrero de 1765 aprueba oficialmente la Fiesta del Sagrado
Corazón de Jesús para Polonia según la petición de los obispos de
Polonia y de la Archicofradía de Roma.
Papa Pío IX (1846-1878)
El 21 de junio de 1855, el Papa
concedió la aprobación a una Misa y
Oficio en honor al Purísimo Corazón de la Santísima Virgen María
promulgado por la Sagrada Congregación de Ritos. Al siguiente año, 1856,
accediendo a la petición de los obispos de Francia, extendió la Fiesta
del Sagrado Corazón de Jesús a la Iglesia universal. En el 1871,
el Papa le concedió a esta fiesta el rango de Primera Clase,
complaciendo la petición de los obispos del Concilio Vaticano I.
Papa León XIII
(1878-1903)
En el transcurso de su pontificado, consolidó y desarrolló la
enseñanza del Papa Pío IX sobre el culto al Sagrado Corazón. El 28
de junio de 1889, elevó la Fiesta del Sagrado Corazón al rango de
doble de Primera Clase (el
honor más grande).
En 1891, los obispos de Turín y Milán comenzaron un movimiento
en favor de la Consagración de las diócesis de Italia al Inmaculado
Corazón de María. Este proyecto apareció por primera vez, en el
Congreso Mariano de Turín, en 1898, aparentemente por la
iniciativa del mismo Papa, en su carta del 22 de agosto de 1898. Fue
aprobado unánimemente por el Congreso y se le pidió al Santo Padre que
consagrara Italia al Inmaculado Corazón de María. El 12 de
diciembre de 1898, la Sagrada Congregación de Ritos aprobó la
fórmula de consagración propuesta, –no sólo para las diócesis que
la pidieron–, sino para todas aquellas que pidieran permiso en el
futuro.
El 2 de marzo de
1899, el Papa anunció su decisión de consagrar a toda la humanidad
al Sagrado Corazón de Jesús. Publicó la gran encíclica Annum
Sacrum, en la que explica la importancia de esta consagración y
pide que se preparen los fieles haciendo un triduo en la Iglesia
principal de cada pueblo, la cual incluía el rezo de las Letanías del
Sagrado Corazón aprobadas para uso público. A esta consagración de la
humanidad al Sagrado Corazón le siguió el Congreso Mariano en 1900, en
Lyons, en el que se pidió que, después de la consagración de la
humanidad al Sagrado Corazón, debía hacerse la consagración del
universo a la Santísima Virgen, Reina del Universo. Se pidió también
la instauración de la Fiesta de María Reina, y se que se incluyera en
la Letanía de Loreto la invocación, "Reina del Universo,
ruega por nosotros."
San Pío X (1903-1914)
El 22 de agosto de 1906, el Papa pidió que se renovara cada
año, la consagración de la humanidad al Sagrado Corazón, en la
presencia del Santísimo Sacramento, con la fórmula que utilizó León
XIII en 1899, seguida por las Letanías del Sagrado Corazón.
Continuaron las peticiones para la consagración del mundo al Inmaculado
Corazón de María. No se realizó la consagración pero fue aprobada
una fórmula de consagración al Inmaculado Corazón. El 13 de junio
de 1912, fue indulgenciada la devoción de los primeros sábados en
reparación a la Santísima Virgen (esta devoción, no está ligada
al culto del Inmaculado Corazón de María, que en 1925 se revelaría en
Pontevedra a Sor Lucia).
Papa Pío XI
(1922-1939)
Se le conoce como el "Papa del Sagrado Corazón." Entre otras
cosas, escribió tres encíclicas sobre el Sagrado Corazón. En Quas
Primas (11 de diciembre de
1925), el establece para la
Iglesia, la Fiesta de Cristo Rey. Y como el Papa
León XIII había
asociado el Reinado de Cristo con el Sagrado Corazón en Annum Sacrum,
el Papa Pío XI pide que la renovación de la consagración de la
humanidad al Sagrado Corazón se hiciera en el día de Cristo Rey.
En Miserentissimus Redemptor
(8 de mayo de 1928),
Pío XI habla de la necesidad de reparación al Corazón de Jesús, que
fluye de la consagración a este Corazón. Pidió que este acto de
reparación se hiciese en la Fiesta del Sagrado Corazón.
En Caritate Christi Compulsi
(3 de mayo de 1930),
propone la devoción de reparación al Sagrado Corazón como el remedio
extraordinario para las necesidades de la humanidad. El 13 de octubre
de 1930, se aprobó el decreto para el culto a Nuestra Señora de
Fátima, por el obispo de Leiría. El 13 de mayo de 1931, los
obispos de Portugal consagraron al Inmaculado Corazón sus diócesis.
Nuevamente se pidió al Papa que hiciera la consagración de la
humanidad al Inmaculado Corazón.
Papa Pío XII
(1939-1958)
Conocido como el "Papa del Inmaculado Corazón". El 31
de octubre de 1942, consagró el mundo al Inmaculado Corazón de
María. Este acto tiene un paralelismo con la consagración de León
XIII al Sagrado Corazón. Al final del acto de consagración, Pío XII
hace referencia a que esta consagración a María es el medio para el
triunfo del reinado del Sagrado Corazón de Jesús. El 4 de mayo de
1944, aprobó la Misa y Oficio del Inmaculado Corazón de María,
pedida por Sor Lucía, vidente de Fátima, el 12 de diciembre de 1940 en
una carta, por petición de los obispos de Portugal. El 1ro
de noviembre de 1950, definió el dogma de la Asunción de María
promulgando la Constitución "Munificentissimus Deus".
El 11 de octubre de 1954, año Mariano, promulgó la Encíclica Ad
Caeli
Reginam, sobre el reinado
de María, y en ella formalmente une al Inmaculado Corazón con el
reinado de María, así como lo hizo Pío XI con el Sagrado Corazón en Quas
Primas. Esta estableció la Fiesta de María Reina.
Él estaba consciente de la analogía
entre los Dos Corazones y su culto: "¡Qué el triunfo del
Inmaculado Corazón de María traiga el triunfo del Corazón de Jesús y
el Reino de Dios!". En la carta Cum Percepimus del 14
de noviembre de 1954, dijo: "Seguro de cosechar
los frutos abundantes de la vida eterna, debemos acercarnos al Corazón
de Jesús honrando devota y religiosamente a Su Inmaculada Madre y
prestando frecuente homenaje a su Corazón Virginal, donde están los
tesoros de todas las virtudes."
El 15 de mayo de 1956,
publicó su encíclica dedicada al culto del Sagrado Corazón, Haurietis
Aquas, en conmemoración del centenario de la extensión de la
Fiesta del Sagrado Corazón a toda la Iglesia, hecha por Pío IX. Esta
encíclica consolida el culto al Sagrado Corazón de Jesús, llamando la
atención, de manera especial, al Sagrado Corazón como el símbolo del
triple amor de Dios. También delinea la unión entre el Corazón de
Jesús y el Corazón de María.
Papa Juan Pablo II
(1979...)
Pudiéramos llamar al Papa Juan Pablo II el "Papa de los Dos
Corazones." Desde los inicios de su pontificado ha ido llevando
a la Iglesia y al mundo al Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón
de María. Desde su primera encíclica, Redemptor Hominis,
ha desarrollado lo que llamamos la "antropología del
corazón." En su magisterio nos presenta al Corazón de Cristo como
"verdaderamente humano," unido hipostáticamente al Verbo de
Dios, el cual media el amor infinito de Dios para la humanidad. "No
hay ningún sentimiento humano auténtico que el Corazón de Jesús no
experimentó..."
(Homilía en el Hospital Gemelli, 1984).
"El Corazón de Jesucristo es una grande e incesante llamada
de Dios, dirigida a toda la humanidad, a cada corazón humano" (Homilía
en el aeropuerto de Vancouver). El
Papa nos quiere decir que cuando hablamos del Corazón de Jesús nos
estamos refiriendo a todo el misterio de Cristo, el misterio del
Dios-Hombre.
De esta misma manera,
cuando Juan Pablo II se refiere al Corazón de María, se refiere a todo
el misterio mariológico, el misterio de la Madre de Dios: "Vemos
simbolizado en el Corazón de María su amor maternal, su santidad
singular y su papel central en la misión redentora de su Hijo. Es en
referencia a su papel especial en la misión de su Hijo que la devoción
al Corazón de María tiene gran importancia, ya que a través del amor
a su Hijo y a toda la humanidad nos está trayendo hacia Él."
El 13 de mayo de 1984, el Santo
Padre hace la Consagración del mundo y de la Iglesia al Inmaculado
Corazón, acto solemne que fue confirmado más tarde por Sor Lucía Dos
Santos como la consagración que cumplió con la petición de la
Santísima Virgen en sus apariciones de Fátima, en el 1917. En 1987
promulga el año Mariano, el segundo año Mariano de la historia de la
Iglesia; y ese mismo año, el 25 de marzo, escribió la gran encíclica Redemptoris
Mater, dedicada a la Santísima Virgen.
Su insistencia en
consagrar las naciones y los individuos al Inmaculado Corazón de
María, y todos los actos anteriores, nos señalan no solamente su amor
a la Madre de Dios sino también la importancia que Ella tiene en la
vida de la Iglesia y del mundo.
El Corazón de María es el medio para
llegar al Corazón de Jesús y por eso la importancia de la
consagración al Inmaculado Corazón. "Nuestro acto de consagración (al
Inmaculado Corazón de María) se refiere últimamente
al Corazón de su Hijo, porque como Madre de Cristo, ella está
totalmente unida a su misión redentora. Como en las Bodas de Caná,
cuando ella dijo "haced lo que Él os diga", María dirige
todas las cosas a su Hijo, quien responde nuestras oraciones y perdona
nuestros pecados. Así que al dedicar nuestras vidas al Corazón de
María, descubrimos el camino seguro al Sagrado Corazón de Jesús,
símbolo del amor misericordioso del Salvador" (Mensaje
dirigido al Simposio Internacional de la Alianza de los Corazones de
Jesús y María, 1986).