Fiesta: 19 de marzo
“José, hijo de David, no temas
tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo.” (Mt. 1:20-21). En San
José la Iglesia se regocija, porque es en él que se encuentra el
triunfo de todos los santos.
Al escuchar la palabra enviada por
Dios a través del ángel, hizo lo que le había sido encomendado con
diligente amor y obediencia y no temió tomar a María como esposa.
María es la “bendita entre todas las mujeres”(Lc. 1:42), y
San José es el justo, el bendito entre todos los hombres. San José es
quien acoge por primera vez a la Virgen Santísima. A él se le anuncia
el inefable misterio y vocación de quien va a ser su esposa, María,
Madre del Salvador. San José es el “tercer corazón”
que entra en la Alianza de los Dos Corazones. A la extraordinaria
llamada y misión de ser el depositario de los dos más grandes tesoros
de Dios Padre, responde con un ”sí” lleno de alegría. Con profunda
humildad y singular castidad, ofrece el don esponsal de sí mismo a aquélla
que pertenece exclusivamente para Dios. A San José también le podemos
llamar feliz y bienaventurado porque creyó que las palabras y promesas
que le fueron dichas de parte de Dios se cumplirían en él, como en
Jesús y en María Santísima (cf. Lc.1: 45).
Al Custodio de los Corazones de
Jesús y María, la Iglesia lo proclama gozosamente como: Padre
adoptivo del Hijo de Dios, admirable, fiel y casto esposo de la Virgen
Santísima, Patrono de la Iglesia Universal, Modelo de los trabajadores,
Patrón de la Buena Muerte.
San José, Custodio de los Dos
Corazones... ¡Ruega por nosotros!
San José, Custodio de la
Iglesia... ¡Ruega por nosotros!
San José, Custodio de los
Apóstoles de los Dos Corazones... ¡Ruega por nosotros!