Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María 

IX Edición

                 abril 2000


eN EL CORAZÓN DE MARÍA

SS Juan Pablo II, en su Carta sobre la Virgen Santísima, Madre del Redentor, nos habla sobre la pala de Jesús a su Madre desde la Cruz.

"Mujer, Ahí tienes a tu madre"

El evangelio de Lucas recoge el momento en el que «alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo, dirigiéndose a Jesús: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» (Lc 11, 27). Estas palabras constituían una alabanza para María como madre de Jesús, según la carne. La Madre de Jesús quizás no era conocida personalmente por esta mujer.

A través de aquellas palabras ha pasado rápidamente por la mente de la muchedumbre, al menos por un instante, el evangelio de la infancia de Jesús. Es el evangelio en que María está presente como la madre que concibe a Jesús en su seno, le da a luz y le amamanta maternalmente: la madre-nodriza, a la que se refiere aquella mujer del pueblo. Gracias a esta maternidad, Jesús —Hijo del Altísimo (cf. Lc 1, 32)— es un verdadero hijo del hombre. Es «carne», como todo hombre: es «el Verbo (que) se hizo carne» (cf. Jn 1, 14). Es carne y sangre de María.

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