La naturaleza
del matrimonio no es una
opinión de la Iglesia Católica, aunque es cierto que la Iglesia
siempre lo ha defendido y ha profundizado en su valor trascendental.
Pero no se trata solo de religión sino de la sabiduría
humana basada en la razón. Ninguna sociedad en toda la historia ha
dado a las relaciones homosexuales reconocimiento jurídico como
institución matrimonial.
La justicia
exige que las personas homosexuales sean tratadas con dignidad y que
sus derechos humanos sean plenamente respetados. No
deben ser discriminadas. Al mismo tiempo el bien común de la
sociedad, especialmente de los menores, exige que el matrimonio, tal
como es según su naturaleza, sea tutelado y promovido por el estado.
Que no sea manipulado para satisfacer exigencias contrarias a su
naturaleza.
Ni la Iglesia
ni el estado puede negar arbitrariamente el matrimonio a una
persona. La palabra
"arbitrariamente" es clave ya que no
pueden tampoco reconocer derechos que no existen.
Es necesario al mismo tiempo reconocer y proteger la dignidad de la
persona con tendencia homosexual y la naturaleza inalterable del
matrimonio como institución social fundamental.
La naturaleza de las cosas
Las uniones del mismo sexo, aunque fuesen reconocidas por la
ley civil, jamás serán un verdadero matrimonio. Razón: La
naturaleza esencial de las cosas no cambia. Si se pretendiese cambiar ya
no sería la misma cosa. Si un supuesto "pez" tuviese cuatro patas y ladrara no
sería pez por mucho que lo quieran creer algunos.
La propia naturaleza del
matrimonio requiere que este sea entre un hombre y una mujer. La mayoría
de la población podría cegarse y pretender otra cosa, podría también la
mayoría decir que el mundo es cuadrado, pero no por eso cambia la
verdad. El mundo es redondo y el matrimonio es entre hombre y mujer.
Los
antecedentes de la
crisis de identidad del matrimonio
La
sociedad moderna ya no sabe lo que es un matrimonio. Lo confunde con
cualquier relación afectiva por aberrada que esta pueda ser. La crisis de identidad del matrimonio ha sido un fenómeno
progresivo.
-Primero se propagaron las relaciones sexuales fuera del matrimonio
(relaciones prematrimoniales y adulterio).
-Para facilitar ese estilo de vida, se separó la relación sexual de su
dimensión procreativa por medio del uso generalizado de
anticonceptivos.
-Los matrimonios evitaron cada vez mas tener hijos o los posponen
indefinidamente considerándolos como un obstáculo al estilo de vida y
las ambiciones
personales.
-Gradualmente se perdió la conciencia de que la vocación de los casados
es formar una familia.
-El concepto del matrimonio quedó reducido a una relación entre dos que sienten
afecto mutuo, sin necesariamente por eso aceptar
compromisos.
El próximo paso en el desmantelamiento del matrimonio es pretender que
pueden casarse dos hombres o dos mujeres. Los hijos pueden si acaso adquirirse
después, como opciones extras. ¿Que vendrá después? Bajo el imperio del
egoísmo y de rebelión contra Dios, ¿podrán haber razones para prohibir
los "matrimonios" polígamos o incestuosos?
Institución divina
Los obispos de Estados Unidos nos recuerdan algo que debería
ser evidente:
"El matrimonio es una
institución humana y social básica. Aunque es regulada por leyes civiles
y leyes eclesiásticas, no tiene su origen ni en la iglesia ni en el
estado sino en Dios. Por lo tanto, ni la iglesia ni el estado pueden
alterar el significado básico y la estructura del matrimonio"
Al ser instituido por Dios,
el matrimonio es inmutable. Desde el principio Dios los creó hombre y
mujer para que se complementen en el amor mutuo y sean capaces de
procrear una familia. La realidad esencial del matrimonio no puede
cambiar para satisfacer los caprichos humanos.
Juan Pablo II (Enero 30,
03): "Es necesario volver a descubrir la dimensión trascendental que es
intrínseca a la verdad plena sobre el matrimonio y sobre la familia...
Desgraciadamente, a consecuencia del pecado original, lo que es natural
en la relación entre el hombre y la mujer corre el peligro de vivirse en
una forma que no está de acuerdo con el plan y con la voluntad de Dios
y, el distanciamiento de Dios implica de por sí, una deshumanización
proporcional de todas las relaciones familiares"
Mas
que una relación privada
Nuestra sociedad secularizada quiere separar el matrimonio de
su trascendencia para hacerlo algo maleable según intereses personales.
Se percibe el matrimonio meramente como una fuente de ventajas legales
que favorecen cualquier relación afectiva.
El matrimonio verdadero es
mucho mas que una relación privada. Esta relación sería falsa si no
estuviese abierta a la procreación y formación de una familia. La
familia es el ceno irremplazable en el que nacen y se forman los
hijos que constituyen la próxima generación. Solo la unión entre el
hombre y la mujer puede concebir naturalmente a un niño. Además, el niño
necesita, para crecer sanamente, de una familia natural con papa y mama.
Necesita no solo del amor del padre y de la madre sino también del
testimonio del amor recíproco entre ellos. Este amor es por naturaleza
diferente al amor entre dos hombres o dos mujeres. (Sobre este tema
recomiendo la teología de Juan Pablo II sobre el matrimonio y sobre el
cuerpo).
Si se reconoce la
importancia de la crianza de los niños, se entiende que el matrimonio es
una institución fundamental para el bien de la sociedad y que el
gobierno tiene la obligación de proteger su identidad.
Pretender otorgar a las
relaciones del mismo sexo la dignidad de matrimonio es contradecir la
realidad y la misión del matrimonio. Sería un gravísimo daño para los
niños que fuesen puestos bajo la custodia de esas uniones contrarias a
la misma naturaleza y por lo tanto sería nefasto para la sociedad que ya
sufre mucho por los ataques contra la familia.
La verdad sobre el
matrimonio se puede conocer por la razón y está iluminada por la
revelación. Dios ha determinado lo que es el matrimonio y esta verdad es
inmutable.