Uniones del mismo sexo: Hablan los estudios científicos
Los datos son eclipsados por exageraciones de algunos gobiernos
MADRID, 13 noviembre 2004 (ZENIT.org)
Sigue adelante la batalla por los «matrimonios» del mismo sexo. En
Estados Unidos, en las elecciones del 2 de noviembre, 11 estados
apoyaron de forma aplastante enmiendas a sus constituciones estatales
respectivas para definir el matrimonio como la unión entre un hombre y
una mujer. Y en Canadá, los pros y los contras del matrimonio del mismo
sexo se están discutiendo en el Tribunal Supremo.
En España, el gobierno socialista ha anunciado el proyecto de ley que
legalizará los matrimonios del mismo sexo y permitirá la adopción por
parte de parejas homosexuales, según informaron las agencia de noticias
el 1 de octubre. La ley convertiría a España en el tercer país que
legaliza los matrimonios del mismo sexo, tras Holanda y Bélgica.
Exageraciones
Una característica propia del debate en España sobre el matrimonio del
mismo sexo ha sido la manipulación de los datos y el uso de estadísticas
falsas para justificar la legislación. Muchos, incluyendo las cifras
oficiales del gobierno, afirman que los homosexuales constituyen el 10%
de la población. La agencia de noticias EFE, junto con otros medios, ha
afirmado repetidamente que España tiene cerca de 4 millones de
homosexuales.
Sin embargo, los datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de
Estadística, cuentan otra historia. Según un reportaje publicado el 5 de
agosto en el periódico La Razón, de las aproximadamente 11 millones de
unidades familiares de España, sólo 10.400 están formadas por parejas
homosexuales, un mero 0,09% del total.
Los datos de Canadá también señalan un bajo porcentaje de homosexuales.
Según la Encuesta Canadiense sobre Salud Comunitaria de 2003, llevada a
cabo por Statistics Canada, cerca del 1% de la población se identifica a
sí misma como homosexual, informó el 16 de junio el periódico Globe and
Mail. Otro 0,7% de la población se considera a sí misma bisexual.
La población total de Canadá en enero era de 31,7 millones. Para
calcular el número de homosexuales, «Statistics Canada» entrevistó a más
de 83.000 hombres y mujeres entre los 18 y los 59 años.
Comentando el informe y las presiones por legalizar el matrimonio del
mismo sexo, Derek Rogusky, vicepresidente de política familiar de «Focus
on the Family Canada», afirmaba: «Creo que cuando hablamos de cambiar
algo tan fundamental para nuestra sociedad, como pienso que es el
matrimonio, sólo por razón de un puñado tan pequeño de individuos, nos
deberíamos parar y tomar un tiempo para a pensarlo».
El número de homosexuales fue también tratado en un libro publicado en
el 2004 en Estados Unidos. En «Outrage» (Atropello), su autor Peter
Sprigg, director de investigación del Centro de Estudios para el
Matrimonio y la Familia del Family Research Council, observaba que se
sigue citando comúnmente la cifra del 10% como estadística.
Sin embargo, esta afirmación no está respaldada por ningún estudio
científico, afirmaba. De hecho, un escrito legal de una coalición de
organizaciones homosexuales en un caso del 2003 admitía que el
porcentaje de personas que se declaran homosexuales o bisexuales va del
2,8% en los hombres al 1,4% en las mujeres. Este escrito fue presentado
en el Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso de Lawrence contra
Texas.
La fuente usada en el escrito fue la National Health and Social Life
Survey. Indagando más en los datos de la encuesta, Sprigg encontró que
sólo el 0,9% de los hombres, y el 0,4% de las mujeres, contestaron que
sólo habían tenido parejas del mismo sexo desde los 18 años. Además, el
censo del año 2000 reveló que los hogares del mismo sexo sumaban sólo el
0,99% del número total de hogares formados por parejas.
Sprigg explicó que el mito del 10% surgió en parte por la investigación
llevada a cabo por Alfred Kinsey, que ha sido desacreditado desde
entonces por sus burdos métodos estadísticos. El mismo Kinsey ha quedado
en entredicho al decir que consideraba que sólo un 4% de los varones
blancos era exclusivamente homosexual.
Estudios sobre adopciones desacreditados
Otro tema propuesto en España tiene relación con la cuestión de la
adopción por parejas del mismo sexo. Un reportaje de Reuters del 1 de
octubre citaba a la vicepresidenta del país, María Teresa Fernández de
la Vega, diciendo: «Ya hay miles de niños en España que viven con padres
homosexuales... más de 50 estudios están de acuerdo en que no hay
diferencias entre los niños que crecen en hogares con padres
homosexuales».
No se daba más información sobre los estudios a los que se refería. Pero
un informe publicado en Estados Unidos en el 2001 por el Marriage Law
Project y por el Ethics and Public Policy Center evaluó 49 estudios
sobre paternidad homosexual. Robert Lerner y Althea Nagai, ambos
expertos en el campo del análisis cuantitativo, en «No Basis: What the
Studies Don’t Tell Us About Same-Sex Parenting» (Sin Base: Lo que los
Estudios no nos cuentan sobre la Paternidad del Mismo Sexo), observaban
que los estudios suelen usarse para «probar» que un niño no se ve
afectado negativamente cuando es criado por dos padres del mismo sexo.
Sin embargo, los autores concluyen que esta «prueba» no existe y que
«los estudios sobre los que se basan tales afirmaciones son todos
gravemente deficientes». Entre las deficiencias están hipótesis
confusas, carencia o inadecuada comparación de grupos, medios de medida
inválidos, muestras no tomadas al azar, muestras demasiado pequeñas para
dar resultados significativos, y carencia de análisis o análisis
inadecuados. Por ejemplo, 21 estudios carecen totalmente de un grupo
heterosexual de control.
Más recientemente, el 27 de febrero, el Institute for Marriage and
Public Policy, con sede en Washington, publicaba un texto político
titulado: «Do Mothers and Fathers Matter? The Social Science Evidence on
Marriage and Child Well-Being» (¿Qué pasa con los Padres y las Madres?
Las Evidencias Sociológicas sobre el Matrimonio y el Bienestar del
Niño). Preparado por Maggie Gallagher y Joshua Baker el escrito observa:
«Aunque los eruditos siguen en desacuerdo sobre qué ventajas tiene el
matrimonio y los mecanismos por los que se consiguen, el peso de la
evidencia sociológica apoya abrumadoramente la idea de que la estructura
familiar sí importa y que la estructura familiar que protege más el
bienestar del niño es la familia casada, intacta y biológica».
Sin embargo, el escrito hace notar que los defensores de la adopción por
parte de homosexuales siguen afirmando que las parejas del mismo sexo
serán buenos padres. Un ejemplo es el artículo del 2003 escrito por Mary
Bonauto, consejera para los demandantes en el litigio por el matrimonio
en Massachussets. «Expertos en la educación de niños de la Academia
Estadounidense de Pediatría, de la Asociación Psiquiátrica
Estadounidense, y de la Asociación Psicológica Estadounidense insisten
en que el amor y el compromiso de los dos padres es lo más decisivo para
los niños – no el sexo o la orientación sexual de los padres», escribía.
Sin embargo, apuntan Gallagher y Baker, al menos tres revisiones
científicas han señalado serias limitaciones científicas en la
literatura sociológica sobre paternidad homosexual. Una de ellas ha sido
el testimonio de Steven Nock, sociólogo de la Universidad de Virginia,
al que se le solicitó que evaluara algunos cientos de estudios como
testigo experto del fiscal general de Canadá.
Nock observó: «A través de este análisis presento las conclusiones de
que 1) todos los artículos que he revisado contenían al menos un defecto
fatal en el diseño o ejecución; y 2) ni uno solo de estos estudios fue
llevado a cabo según los estándares aceptados de investigación
científica».
Gallagher y Baker añadían que la gran mayoría de los estudios utilizados
para defender la paternidad del mismo sexo comparan las madres solteras
lesbianas con las madres solteras heterosexuales. De esta manera, en
ambos casos, las familias carecen de padre. Por lo mismo, no pueden ser
utilizados para contradecir la gran cantidad de estudios que muestran
que la mejor opción para los niños es una familia con un padre y una
madre casados.
Juan Pablo II, el 4 de septiembre, en una alocución al nuevo embajador
de Canadá ante la Santa Sede, observaba que los intentos por redefinir
el matrimonio incluyendo a las parejas homosexuales «contradicen la
recta razón» y crean «una comprensión falsa de la naturaleza del
matrimonio».
Palabras que se han vuelto absolutamente ciertas en el actual debate en
España.
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