LA PRACTICA HOMOSEXUAL NO
CONSTITUYE UN DERECHO
Padre Jordi Rivero, 2-IX-02
Vea también:
Homosexualidad.
Ante el
reclamo de ciertos "derechos" por parte de algunos grupos homosexuales
militantes, ofrecemos esta reflexión.
Primer
punto: Jesús murió por todos y nos ordena a amar a todos sin excepción. Las
personas con inclinaciones homosexuales, como todas las personas, merecen ser amadas.
Es lamentable que los homosexuales sean víctimas de burlas, desprecio
y hasta de ataques violentos.
Segundo
punto:
Toda persona tiene derechos.
Las personas con tendencias homosexuales tienen los mismos derechos humanos que deben ser protegidos por la ley y respetados.
Tercer
punto: Cuando se habla de derechos, hay que distinguir entre " persona" y
"comportamiento".
Los
derechos comunes pertenecen a todo ciudadano en virtud de ser persona,
PERO estos derechos no constituyen licencia para un comportamiento (sexual o de otro
tipo) contrario a la moral.
TODOS los
ciudadanos tienen justamente los mismos derechos comunes. La ley debe
proteger a TODOS. Nadie, sin embargo, puede crearse sus propios
derechos contrarios a la moral, sobre todo cuando esta afecta el orden
de la familia y la sociedad.
Es falso
el argumento según el cual la legalización de las uniones homosexuales
sería necesaria para evitar que los convivientes, por el simple hecho
de su convivencia homosexual, pierdan el efectivo reconocimiento de
los derechos comunes que tienen en cuanto personas y ciudadanos. En
realidad, como todos los ciudadanos, también ellos, gracias a su
autonomía privada, pueden siempre recurrir al derecho común para
obtener la tutela de situaciones jurídicas de interés recíproco. Por
el contrario, constituye una grave injusticia sacrificar el bien común
y el derecho de la familia con el fin de obtener bienes que pueden y
deben ser garantizados por vías que no dañen a la generalidad del
cuerpo social.
-uniones homosexuales
Nos
opondríamos a toda ley que viole los derechos comunes de cualquier
persona, sea quien sea. Pero reconocemos el deber del estado de
establecer leyes que protejan la moral pública. Toda persona, sea cual
fuese su inclinación sexual, debe respetar esas leyes. Nadie puede
abrogarse derechos inexistentes.
"Un desorden
moral jamás debe ser considerado como un derecho civil" -Juan Pablo II.
La
moral no depende de la ley civil sino de la ley natural.
La Corte
Suprema de Estados Unidos, en su decisión Bowers v. Hardwick,
afirmó que, desde el punto de vista constitucional,
"no existe un derecho fundamental a la sodomía homosexual".
Mas tarde la Corte Suprema cambió
adaptándose a la corriente de los tiempos. Pero la verdad y la moral
no cambian con la corte. Si una ley permite lo que es inmoral entonces
esa ley es inmoral y no debe acatarse.
Sobre
la libertad: Es cierto
que las personas y grupos tienen libertades pero estas no se pueden
separar de la responsabilidad y respeto por el bien común. No se debe
utilizar la libertad para justificar comportamientos públicos
gravemente inmorales. Nadie tiene libertad, por ejemplo, para andar
desnudo por la calle o para tirar basura en la vía. Desde pequeños
aprendemos que la libertad no es licencia para hacer lo que nos da la
gana. La libertad debe fundamentarse en valores morales constituyentes de la ley
natural para la protección de todos especialmente de los niños y las
familias.
Cuando una
sociedad pierde sus valores morales básicos cae en el error de creer
que todo es admisible y pronto se deteriora. La misma libertad se
convierte en la primera víctima. Se vive entonces a merced de los mas
fuertes.
Los
militantes homosexuales buscan
legalizar un comportamiento público inmoral a quien no tienen derecho. Ya hemos visto, por
ejemplo, como, alegando que el sistema actual les "discrimina", han querido
forzar a los Boy Scouts a tener líderes homosexuales para los niños.
Igualmente quieren forzar una redefinición de la familia para incluir
matrimonios homosexuales.
Respondemos a los argumentos
que buscan justificar la práctica homosexual:
Padre Jordi Rivero
Argumento
# 1 -
"La Biblia es la palabra de Dios pero también es
palabra de humanos. Los autores, aunque inspirados por Dios, en
ocasiones escriben desde su condición humana, frágil y herida.
Necesitamos recordar siempre que Dios es amor y cuando leemos algún
pasaje que no comunica amor debemos preguntarnos si en verdad expresa la
voluntad divina".
Respuesta:
Si bien es cierto que los autores de la Biblia
eran humanos frágiles y heridos, también es cierto que mucho mas frágiles y heridos somos
nosotros que leemos. ¿Como podremos entonces pretender hacer una nueva interpretación de
la Palabra según nuestro parecer?, ¿Como podemos decir que nosotros sabemos lo
que es amor y ellos no?
Si bien los autores de la Biblia eran humanos, creemos que
fueron inspirados por el Espíritu Santo para escribir la Palabra de Dios
de tal manera que no cometieron ningún error en cuanto a la doctrina y
la moral. Por eso es Palabra de Dios.
La Biblia no
es para interpretación privada, Claro que es muy valioso leerla en
privado PERO la interpretamos junto con la Iglesia. La auténtica
interpretación de la Biblia es la facultad del magisterio de la Iglesia. Esta interpretación no
cambia según el deseo del lector sino que es la misma desde sus
orígenes porque el Espíritu Santo no se contradice. Interpretación según el consenso de los Padres y los
Doctores de la Iglesia a través de los siglos. En cuanto a
la homosexualidad no queda duda de la enseñanza de la Iglesia, fielmente
fundamentada en la Palabra de Dios.
Es cierto
que Dios es amor. Pero el hombre necesita de la ayuda divina para
entender lo que es el amor. No es lícito
ajustar la Palabra de Dios a nuestra interpretación de lo que es amor.
Mas bien es al contrario: Entendemos lo que es el amor al recibir la
Palabra de Dios. Para reconciliar la vida con la
revelación divina, lo
que debe cambiar no es la revelación sino nuestra vida.
Argumento #2:
La condenación del Antiguo Testamento a la práctica homosexual ya no es
vigente porque es superada por el mandamiento de Cristo al amor.
Jesucristo jamás condenó la homosexualidad.
Respuesta:
Es cierto que algunas leyes del Antiguo Testamento han sido
superadas a la luz del Nuevo Testamento. Por ejemplo, el A.T. permitía
tener varias mujeres y sentenciar a lapidación por ciertos delitos. Pero no se puede
partir de esto para abolir todas las enseñanzas morales del A.T. Jesús
advirtió que no vino a abolir la ley y los profetas sino a dar
cumplimiento (cf. Mt 5,17). Jesús además advierte que no se debe
traspasar ni uno de estos mandamientos. (cf. Mt. 5,19). Jesús
corrige algunas prácticas del A.T. para elevarlas a la moral que Dios quiso
desde el principio (Cf. Mt 19,8). La prohibición del A.T. contra
la homosexualidad se fundamenta en la ley natural que
es siempre vigente.
Jesús no
habló de la homosexualidad explícitamente.
No era necesario porque todo judío sabía muy bien
que es una práctica gravemente inmoral. Pero el Nuevo Testamento incluye
también las cartas de San Pablo quien evangelizó en un ambiente pagano
donde si existía la homosexualidad. Por el si enseñó explícitamente que
se trata de un grave pecado.
San
Pablo nos advierte:
¿No sabéis acaso que los
injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros,
ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los
homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los
ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios. -I Corintios
6,9-10, Cf.1Tim 1,10.
La condena
de estos comportamientos es universal entre los Padres y Doctores de la
Iglesia desde los primeros siglos. No hay duda (entre los católicos
fieles al magisterio) de su correcta interpretación. No se puede alegar
que son actitudes erradas de San Pablo que se deben superar.
El hecho es
que, a medida que el hombre se aparta de Dios pierde el entendimiento
del significado de la familia y de la sexualidad. Cae en una esclavitud
a las pasiones y en una obsesión que
domina la mente y arrastra al cuerpo a todo tipo de prácticas de
impureza. La fornicación, el adulterio y la homosexualidad se han
llegado a presentar como algo natural y por lo tanto se reclama sobre
estos comportamientos un "derecho". Pero el mandamiento de
Bíblico de poner a muerte las tendencias de la carne es tan cierto hoy
como hace 2000 años.
Está claro que la
advertencia no es solo contra la práctica de homosexualidad sino contra
toda práctica inmoral:
Ahora bien, las
obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje,
idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas,
divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas
semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que
quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. -Gal, 5, 19-21.
Todas estas inmoralidades
son parte del hombre viejo que ha de morir para que viva Cristo en
nuestros corazones. Los
cristianos tenemos luchas y tentaciones como todo hombre, pero no
podemos ceder al pecado. No
podemos justificarnos diciendo "así soy", para seguir cediendo a las
pasiones de la carne.
En Cristo tenemos el
poder para comenzar una vida nueva. El ha vencido al maligno y nos
ha dado poder para vencer. La lucha contra el pecado que quiere
dominarnos por medio de los apetitos de la carne no es fácil. Tan solo
hay que contemplar la cruz para entenderlo. Pero en Cristo si se puede
morir al pecado y hay que hacerlo cueste lo que cueste.
Os exhorto, pues,
hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos
como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto
espiritual. Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien
transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que
podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable,
lo perfecto. -Rm 12, 1-2
No estamos solos en la
lucha. El Señor nos da la gracia por medio de la Iglesia. Por la gracia
de Dios, nuestras mentes pueden ser renovadas y podemos obtener la
fuerza necesaria para vencer a la tentación.
El primer paso es reconocer la verdad: hay que reconocer lo
que es pecado y no justificarlo. Esto es una preciosa gracia. Es por eso
que el confesionario es un lugar privilegiado. Siempre me maravillo de
las gracias que Dios concede a los humildes que aceptan su pecado y
reconocen su necesidad de Dios.
Es por eso que el amor
requiere decir la verdad sobre el pecado. No para condenar sino con la
humildad de quien se reconoce también pecador y por lo tanto necesitado
también de la gracia. Así en la Iglesia todos estamos en proceso de
conversión y debemos apoyarnos con nuestras oraciones, sacrificios y
santa hermandad.
Argumento #3
-"La
sexualidad es un don de Dios, no importa cual sea la orientación. La
orientación sexual es innata. La atracción a personas del mismo sexo y
el deseo de amar y ser amado por personas del mismo sexo son parte de la
condición humana. Si Dios hubiese querido que todos fuéramos exactamente
iguales, nos hubiera hecho así. Sería Dios muy cruel si nos diera un don
tan primordial como es la orientación sexual y luego nos prohibiera
usarlo. La Biblia enseña que Dios vio todo lo creado y lo llamó bueno".
Respuesta:
Sería un error pensar que no importa como se utilizan los dones de Dios.
Está claro en las Sagradas Escrituras que Dios da los dones con un
propósito: la edificación de la Iglesia según sus designios. Por lo
tanto importa mucho la orientación que le damos a los dones. Como vimos
arriba, nuestro destino eterno depende en el uso que hagamos de ellos.
Es cierto
que Dios llamó bueno a todo lo creado. Pero hay que seguir leyendo hasta
encontrarse con lo que ocurrió después: la rebelión del hombre y el
pecado. El hombre utilizó mal el don de Dios.
La condición humana ha sido profundamente dañada por el pecado. Como
consecuencia todos padecemos de tendencias hacia el pecado. Esto es
parte de la concupiscencia que queda aun después del bautismo. Estas
tendencias se manifiestan en maneras diferentes en cada persona, pero
nadie está exento de luchar para dominarlas.
Yahveh dijo a Caín: «¿Por qué andas
irritado, y por qué se ha abatido tu rostro?
¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo? Mas, si no obras bien, a
la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien
tienes que dominar.» -Génesis 4,6-7
Yahveh quería ayudar a
Caín para que alcanzara su favor. Pero vemos en el próximo versículo que
Caín no hizo caso a Dios: "Caín, dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera.»
Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo
mató."
Dios quiere
que alcancemos su favor. Es por eso que nos ha dado a
su Hijo. En El tenemos el poder para orientar nuestras
vidas hacia la voluntad de Dios.
Dios no
quiere que todos seamos exactamente iguales pero si quiere que todos seamos
fieles a su voluntad fundamentada en la ley natural y en las Sagradas
Escrituras. La legítima diversidad no está en usar la libertad para
violar los designios de Dios.
Dios no es cruel porque nos requiera
entrar en una ardua lucha contra el pecado. El pecado no fue el deseo de
Dios sino de los hombres, desde Adán y Eva. Mas bien Dios nos da la
gracia para vencer al pecado. Jesús se entregó por nosotros en la Cruz
para que podamos salir victoriosos. El cristiano no huye ante la batalla
sino que confía en Dios y lucha porque sabe que en Cristo si se puede
cambiar. Si Dios permite que una tendencia carnal siga acosándonos, El
nos dará la gracia para dominarla. Pero si perdemos la fe en el poder
transformador de Cristo seremos vencidos por el mal y trataremos de
justificarlo como algo "normal".
Y por eso,
para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado
un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no
me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de
mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra
perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome
sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo.
-II Corintios 12,7-9
Argumento #4
-La Conciencia. "Es parte fundamental de la fe cristiana el creer que nuestra conciencia
tiene prioridad sobre cualquier tradición, enseñanza o costumbre. Esto
es parte de la enseñanza católica. A menudo las autoridades nos quieren
hacer pensar que tienen plena autoridad sobre nosotros, pero la
autoridad última es Dios."
Respuesta:
La prohibición contra la práctica homosexual
no es por tradición o costumbre, no es tampoco creación de alguna
autoridad eclesiástica. Mas bien es la clara enseñanza de la Revelación
Divina en la Biblia y la Tradición Apostólica. Esta es la verdadera
enseñanza católica tal como ha sido revelada desde el principio. Es la verdad revelada
que no puede cambiarse. (Ver:
homosexualidad)
En cuanto a
la conciencia, esta no es en si misma la fuente de la verdad. La
conciencia necesita ser lavada de toda contaminación.
Para los
limpios todo es limpio; mas para los contaminados e incrédulos nada hay
limpio, pues su mente y conciencia están contaminadas. Profesan conocer
a Dios, mas con sus obras le niegan; son abominables y rebeldes e
incapaces de toda obra buena. Mas tú enseña lo que es conforme a la sana
doctrina. -Tito 1,15-2,1
¡cuánto más
la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo
sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia
para rendir culto a Dios vivo! Hebreos 9,14
La
conciencia debe ser formada a la luz de la revelación divina. Solo así
podrá guiarnos por el verdadero camino del amor. La conciencia puede
estar contaminada y en necesidad de ser lavada en la fuente de la
verdad. No se puede apelar a la conciencia para actuar en contra de la
revelación de Dios.
Mas no todos
tienen este conocimiento. Pues algunos, acostumbrados hasta ahora al
ídolo, comen la carne como sacrificada a los ídolos, y su conciencia,
que es débil, se
mancha. -I Corintios 8,7
Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo
justificado. Mi juez es el Señor. -I Corintios 4,4
Sobre conciencia vea>>>
Conclusión
Los que sufren por tendencias homosexuales están llamados a
vencer la tentación como ha de hacerlo todo cristiano sea cual fuera su
lucha contra el pecado. Los cristianos debemos ayudarnos para
mantenernos fieles al Señor.
Quien justifique lo que Dios reprueba no nos está haciendo ningún bien.
Al contrario, nos hace un grave daño moral.
Si tienes
esta lucha. Acepta la verdad y confía en Dios que te ama infinitamente.
El no te abandonará. Pon todo tu corazón en conocerle, amarle y
servirle. Adéntrate en la vida de la Iglesia y verás como la gracia te
fortalece y se abre un nuevo horizonte en tu vida.
-Padre Jordi
Rivero