Presentación de
Jesús en el Templo
Según la Ley de Moisés, el primer hijo
en nacer, el primogénito, le pertenecía a Dios. El
niño debía ser "rescatado" llevándolo al Templo a los 40
días de nacido y pagando por él al Templo con un cordero o,
si fuesen pobres, con un par de
palomas. La liturgia celebra la presentación de
Jesús el 2 de febrero por ser esta fecha 40 días después del 25 de
diciembre.
José y María cumplieron la ley:
(Lc 2, 22-25,
34-35)
“Llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está
escrito en la Ley del Señor. (...) Y he aquí que había en Jerusalén un
hombre llamado Simeón que esperaba la consolación de Israel; y
estaba en él el Espíritu Santo. (...)Simeón les bendijo y dijo a María,
su madre: Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel,
y para ser señal de contradicción- ¡y a ti misma una espada te
traspasará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos
corazones.”
¿Por que el "rescate" con un cordero o paloma?
En algunas de las religiones paganas de aquel tiempo, los
padres mataban a sus hijos primogénitos para ofrecerlos a
los dioses. Dios enseñó a los judíos que esa práctica es una
abominación. En vez de matar al niño debían ofrecer un
cordero por su rescate.
Un sacerdote recibía a los padres a la
puerta del Templo y hacía la oración de presentación.
El dueño de todo se hizo por amor tan pobre que
sus padres no tenían cordero con que rescatarlo. Sin embargo el mismo es
el Cordero de Dios que se ofreció para rescatar a toda la
humanidad.
Según una costumbre católica los niños se presentan este día
en la iglesia al Señor y a la Virgen.