CORAZONES QUE ARDEN DE AMOR
San Ignacio de Loyola
Fiesta: 31 de julio
San Ignacio nació en el año 1491 en el castillo de Loyola. Era muy joven
cuando entró al ejército. De la misma manera que San Francisco de Asís
dedicara su juventud a la carrera militar, mas tarde diría San Ignacio
que “se había dado a las vanidades del mundo”. A la edad de 30 años
siendo ya capitán fue gravemente herido en una guerra contra Francia.
Una bala de cañón le alcanzo una pierna, obligándole a permanecer en
cama por muchos meses. Mientras estaba en convalecencia pidió que le
consiguieran novelas de caballería pero como no habían se le fue dada la
Vida de Cristo y la Historia de los Santos. El notaba que mientras leía
novelas y narraciones mundanas, de inmediato sentía satisfacción pero
después quedaba con un sentimiento de tristeza y vacío. En cambio, al
leer la Vida de Cristo y las Vidas de los Santos, sentía una inmensa
alegría. Él mismo llegó a preguntarse: ¿Por qué no tratar e imitar a
estos santos? Si ellos han logrado este grado de espiritualidad, ¿por
qué no lo voy a lograr yo? ¿por qué no esforzarme por llegar a la
santidad? ¿por qué no tratar de ser como San Francisco o Santo Domingo?
Cuenta San Ignacio que una noche, despierto en su
habitación, vio claramente la imagen de Nuestra Señora con el Niño Jesús
. En el momento de la visión recibió abundante consolación. Sintió
repugnancia de su vida pasada, especialmente por todas las ofensas de la
carne. Supo que todas las imágenes y pensamientos que antes ocupaban su
mente desaparecieron y que desde esa hora no consintió a la mas mínima
sugerencia de la carne, proponiéndose dedicar todo su ser para el Reino
de los cielos y “Todo para la mayor gloria de Dios”.
Terminada su convalecencia se fue en peregrinación al
famoso Santuario de la Virgen de Montserrat. Seriamente se propuso hacer
penitencia por sus pecados, se consagró a la Virgen e hizo una Confesión
General de toda su vida. En el pueblo de Manresa es donde le son
inspirados los Ejercicios Espirituales que tantas conversiones y tanto
bien han hecho a la humanidad entera.
San Ignacio tuvo una intensa experiencia de
conversión, con el gran deseo de iluminar el mundo con la luz del
Evangelio que lo impulsó a fundar la Comunidad Religiosa de la Compañía
de Jesús o Jesuitas.