Su Santidad Juan Pablo II ha escrito para la Iglesia
universal un itinerario de reflexión para este tiempo penitencial de
Cuaresma, el cual ha titulado: “HAY MAYOR FELICIDAD EN DAR QUE EN
RECIBIR”.
“La Cuaresma, nos dice el Santo Padre, es tiempo
fuerte de oración, ayuno y atención a los necesitados, ofrece a todo
cristiano la oportunidad de prepararse para la Pascua haciendo un serio
discernimiento de la propia vida, confrontándose de manera especial con
la Palabra de Dios, que ilumina el itinerario cotidiano de los
creyentes.”
El Santo Padre nos invita y nos reta en esta Cuaresma
a contrarrestar el espíritu que invade la cultura contemporánea, que se
contrapone a la inclinación del hombre a darse a su prójimo y ensalza la
tendencia a la búsqueda del placer personal y la acumulación de bienes.
El ejemplo de tantos hombres y mujeres que han dejado atrás su seguridad
y su comodidad para darse sin medida a sus hermanos, movidos por una
ardiente caridad que nace del amor a Cristo, ha de ser para todos
nosotros un reto y camino para el encuentro personal con Aquél que nos
ha amado primero “siendo nosotros todavía pecadores” (Rom. 5, 8). “Es
el amor de Dios infundido en nuestros corazones el que tiene que
inspirar y transformar nuestro ser y nuestro obrar”.
“Deseo de corazón
[nos dice el Papa]
que la Cuaresma sea para los creyentes un período
propicio para difundir y testimoniar el Evangelio de la caridad en todo
lugar, ya que la vocación a la caridad representa el corazón de toda
auténtica evangelización”.