Las apariciones de la Virgen sólo pueden entenderse desde su misión materna. La misión de la Virgen Santísima no termino con su Asunción al cielo,
como nos dice el Concilio Vaticano II, en la Constitución Lumen Gentium (cap. 8, 12): "Esta maternidad espiritual de María perdura sin cesar en la economía
de la gracia,
pues una vez asunta a los cielos, no dejo su oficio salvador, sino que continua alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones
de la eterna salvación.
Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan
y se debaten entre peligros y angustias y luchan
contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz."