Santa Marta
Etim.: Marta: "señora; jefe de hogar".
Fiesta: 29 de julio
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también:
Dichosos los que pudieron hospedar al Señor en su propia casa
Marta es hermana de
María y de
Lázaro y vivía
en Betania, pequeña población distante unos cuatro kilómetros de
Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos.
Jesús Nuestro Señor vivía en
Galilea pero cuando visitaba Jerusalén acostumbraba hospedarse en la
casa de estos tres discípulos
en Betania, que, tal vez, habían cambiado
también su morada de Galilea por la de Judea. Marta se esforzó en
servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con sus oraciones impetró
la resurrección de su hermano.
San Juan nos dice que "Jesús amaba a
Marta y a su hermana María y Lázaro" (Jn 11:5).
Marta y María, Giovanni de Milán |
Lucas añade:
"Yendo ellos de camino, entró en
un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.
Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies
del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba
atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor,
¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile,
pues, que me ayude.» -Lucas 10:38-40
No podemos estar seguros de la
motivación de Marta al hacer su petición al Señor pero todo parece
indicar que se quejaba contra su hermana. Nuestro Señor aprecia el
servicio de Marta, pero al mismo tiempo sabía que era imperfecto.
Muchas veces nuestro servicio, aunque sea con buena intención, esta
mezclado con el afán de sobresalir, la compulsión por ser
protagonistas, la competencia para sentirnos que somos los mejores.
Es entonces que salen las comparaciones. ¿Por que la otra no hace
nada y soy la que trabajo?
El Señor corrige a Marta, penetra en
su corazón afanado y dividido y establece prioridades:
«Marta, Marta, te preocupas y te
agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de
una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será
quitada.» -Lucas 10: 41-42
Esa única cosa de la que hay necesidad es de poner todo el corazón en amar a Dios,
atender a Jesús que nos habla, que quiere levantarnos de nuestra miseria.
Toda vida activa debe surgir de la contemplación. La vida activa sin
contemplación lleva al alma a dispersarse perder de vista el fin. La vida contemplativa
se concentra en Dios y se une a El por la adoración y el amor. La vida contemplativa es
una especie de noviciado del cielo, pues la contemplación es la ocupación de los
bienaventurados del paraíso. Por ello, Cristo alabó la elección de María y afirmó:
"sólo una cosa es necesaria". Eso significa que la salvación eterna debe ser
nuestra única preocupación.
Si contemplamos como van las cosas en cualquier Iglesias podremos ver muchas
actividades, programas, ideas... Es relativamente fácil hacer cosas por Jesús, pero
cuanto nos cuesta estar en silencio ante su Presencia. En seguida pensamos en cosas que
hacer. No comprendemos que lo primero y mas importante es atenderlo a El
directamente por medio de la oración.
Jesús encontró más digna de alabanza la actitud contemplativa de María. Cuanto
quisiera El Señor que todos, como María, nos sentáramos ante el para escucharle.
Ella se consagraba a la única cosa realmente importante, que es la atención del alma en
Dios. También el Padre nos pide que, ante todo, escuchemos a Su Hijo (Mt 17-5).
Entonces, ¿no es necesario trabajar? Claro que sí lo es. Pero para que el
trabajo de fruto debe hacerse después de haber orado. El servicio de Marta es
necesario, pero debe estar subordinado al tiempo del Señor. Hay que saber el
momento de dejar las cosas, por importantes que parezcan, y sentarse a escuchar al Señor.
Esto requiere aceptar que somos criaturas limitadas. No podemos hacerlo todo.
No podemos siquiera hacer nada bien sin el Señor
San Agustín escribe: "Marta, tú no has escogido el
mal; pero María ha escogido mejor que tú". San Basilio y San Gregorio Magno
consideran a la hermana María modelo evangélico de las almas contemplativas y su
santidad no está en duda, sin embargo, es curioso que, de los tres hermanos, solo Marta
aparece en el santoral universal.
La resurrección de Lázaro
El capítulo 11 de San Juan narra el gran milagro de la resurrección de Lázaro.
En aquella ocasión vuelve a hablarse de Marta. Lázaro se agravó de muerte
mientras Jesús estaba lejos. Las dos hermanas le enviaron un empleado con este sencillo
mensaje: "Señor aquel que tú amas, está enfermo". En un mensaje
de confianza en que Jesús va actuar a su favor.
Pero Jesús, que estaba al otro lado del Jordán, continuó su trabajo sin moverse de
donde estaba. A los apóstoles les dice: "Esta enfermedad será para gloria de
Dios". Y luego les añade: "Lázaro nuestro amigo ha muerto. Y me alegro de que
esto haya sucedido sin que yo hubiera estado allí, porque ahora vais a creer".
A los cuatro días de muerto Lázaro, dispuso Jesús dirigirse hacia Betania, la casa
estaba llena de amigos y conocidos que habían llegado a dar el pésame a las dos
hermanas. Tan pronto Marta supo que Jesús venía, salió a su encuentro y le dijo:
"Oh Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano; pero aún ahora yo
sé que cuánto pidas a Dios te lo concederá"
Jesús le dice: "Tu hermano resucitará".
Marta le contesta: "Ya sé que resucitará el último día en la resurrección de
los muertos".
Jesús añadió: "Yo soy la resurrección y la vida. Todo el que cree en mí,
aunque haya muerto vivirá. ¿Crees esto?"
Marta respondió: "Sí Señor, yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el
que tenía que venir al mundo."
Jesús dijo: "¿Dónde lo han colocado?". Y viendo llorar a Marta y a sus
acompañantes, Jesús también empezó a llorar. Y las gentes comentaban: "Mirad
cómo lo amaba".
Y fue al sepulcro que era una cueva con una piedra en la entrada. Dijo Jesús:
"Quiten la piedra". Le responde Marta: "Señor ya huele mal porque hace
cuatro días que está enterrado". Le dice Jesús: "¿No te he dicho que si
crees verás la gloria de Dios?". Quitaron la piedra y Jesús dijo en voz alta:
"Lázaro ven afuera". Y el muerto salió, llevando el sudario y las vendas de
sus manos.
El Banquete
Marta aparece también en un banquete en el que participa también Lázaro, poco
después de su resurrección: también esta vez aparece Marta como la mujer ocupada en el
servicio, pero puede ser que para entonces ya lo sabía someter al Señor con mas amor,
sin quejarse ni compararse.
De los años siguientes de la santa no tenemos ningún dato históricamente seguro,
aunque según la leyenda de la Provenza, Marta fue con su hermana a Francia
y evangelizó Tarascón. Ahí se dice que encontraron, en 1187, sus pretendidas reliquias,
que todavía se veneran en su santuario.
Los primeros en dedicar una celebración litúrgica a santa Marta fueron los
franciscanos en 1262, el 29 de julio, es decir, ocho días después de la fiesta de santa
María Magdalena, impropiamente identificada con su hermana María.
S. Marta es la patrona de los hoteleros, porque sabía atender muy bien.
Bibliografía: Salesman, P. Eliécer,
Vidas de los Santos # 3 Sgarbossa, Mario y Luigi Giovannini -
Un Santo Para Cada Día
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