Santa María Magdalena
22 de julio
-SCTJM.
María: "Preferida de
Dios"
Magdalena: Se deriva de Magdala, población situada sobre la orilla occidental del mar de
Galilea, al norte de la ciudad de Tiberíades, o de expresión del
Talmud que significa "rizar pelo de mujer", en referencia a
las adúlteras.
«La historia de María de Magdala recuerda a todos
una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la
experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle
ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose
en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte
que el pecado y la muerte». -Benedicto XVI, 23 Julio, 2006
Ver también:
Respuesta los mitos
del Código Da Vinci sobre M. Magdalena
Ardía
en deseos de Cristo, a quien pensaba que se lo habían llevado, San
Gregorio Magno
Formó parte de los discípulos de Cristo, estuvo
presente en el momento de su muerte y, en la madrugada del día de
Pascua, tuvo el privilegio de ser la primera en ver al Redentor
resucitado de entre los muertos (Mc 16, 9)Fue sobre todo durante el
siglo XII cuando su culto se difundió en la Iglesia occidental.
La historia de María Magdalena es una de
las más conmovedoras del Evangelio y también de las más enigmáticas. Se debate si la mujer que relatan
varios pasajes del Evangelio es una o tres mujeres:
1- La pecadora que unge los pies del Señor. (Lc., VII, 37-50).
2- María Magdalena, la posesa liberada por Jesús, que se
integró a las mujeres que le asistían (Lc. VIII; Jn XX, 10-18) hasta la
crucifixión y resurrección.
3- María de Betania, la hermana de Lázaro y Marta. (Lc., X,
38-42).
La liturgia romana, siguiendo la
tradición de los Padres Latinos (incluyendo a Gregorio
Magno) identifican los tres pasajes del Evangelio como referentes a la
misma mujer: María Magdalena. La liturgia griega, siguiendo a los
Padres griegos, sin embargo, las
reconocen como tres mujeres distintas. La cuestión sigue abierta.
El santoral litúrgico actual celebra a
una sola: María Magdalena utilizando las referencias a su encuentro con
Jesús resucitado.
La Pecadora que unge los pies del
Señor en Galilea
San Lucas hace notar que era una "pecadora
pública" pero no especifica que haya sido una prostituta.
Cristo cenaba en la casa de un fariseo
donde la pecadora se presentó y al momento se arrojó al suelo frente
al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos.
Después le ungió con el perfume que llevaba en un vaso de alabastro.
El fariseo interpretó el silencio y la quietud de Cristo como
aprobación del pecado y murmuró en su corazón. Jesús le recriminó
por sus pensamientos. Primero le preguntó en forma de parábola cuál
de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a quien
se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. Y
descubriendo el sentido de la parábola, le dijo directamente:
"¿Ves a esta mujer? Al entrar en tu
casa, no me diste agua para lavarme los pies, pero ella me los ha lavado
con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me
diste el beso de paz; en cambio ella no ha cesado de besarme los pies. Tú
no me ungiste la cabeza y ella me ha ungido los pies. Por ello, te digo
que se le han perdonado muchos pecados, pues ha amado mucho. En cambio,
aquél a quien se perdona menos, ama menos". Y volviéndose a la
mujer, le dijo: "Perdonados te son tus pecados. Tu fe te ha
salvado. Vete en paz". (Lc. 7)
La discípula de Jesús, liberada de siete demonios
En el capítulo siguiente, San Lucas,
habla de los viajes de Cristo por Galilea, dice que le acompañaban los
apóstoles "y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades:
María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete
demonios" (Lucas 8:2).
Lucas no especifica ni niega que sea la misma pecadora que unge a Jesús,
pero ciertamente se trata de una pecadora y es la misma persona que en Marcos 16:9
es testigo de la resurrección.
La hermana de Marta y Lázaro, residentes de
Betania
Más adelante Lucas narra que, en "cierta
población", el Señor fue recibido por Marta y su hermana María.
Probablemente las dos hermanas se habían ido a vivir a Betania con su
hermano Lázaro, a quien el Señor había resucitado a petición de
ellas. Dada la mala reputación que tenía María en Galilea no sería
extraño que los tres hermanos se mudaran a Betania (Judea).
Marta se ocupaba con afán de atender al
Señor y le pide que dijese a
su hermana que le ayudase, pues María estaba a los pies de Cristo para escuchar cuanto decía. El Señor respondió:
"Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas y sólo hay una
necesaria. María ha escogido la mejor parte y no le será quitada"
(Lc. 10:41).
Segunda unción con perfume
San Juan en el cap. 12 (cf.
Mat., XXVI; Mc, XIV) identifica claramente a María de Betania como la
mujer que, en la víspera de la entrada triunfal de Jesús en
Jerusalén, le ungió los pies y los enjugó con sus cabellos, de manera que "la casa
se llenó del olor del perfume". Esto ocurrió cuando Jesús
cenaba
con la familia de Lázaro en Betania. San Juan nos dice que Jesús los
amaba.
¿Es María de Betania también la
protagonista de la primera unción ocurrida en Galilea?. Creemos que sí
porque un capítulo antes de que ocurra la unción en Betania, es decir en Jn11,2,
San Juan se refiere ya a esta María como "aquella que ungió los
pies del Señor" (he aleipsasa).
Si es así, María la pecadora se había convertido en
contemplativa a los pies del Señor, escogiendo la mejor parte. San Juan
pone de relieve el poder transformador de Jesucristo sobre las almas. La
que era posesa ahora es contemplativa. Una profunda enseñanza sobre la misión de Jesucristo quien ha
venido a perdonar y salvar a los pecadores.
Tampoco faltaron criticas en la segunda
unción. Judas se escandalizó, no por
generosidad con los pobres, sino por avaricia, y aun los otros discípulos
interpretaron la conducta de María como un exceso. Pero el Señor
reivindicó esta unción como había hecho la anterior:
"¡Dejadla en paz! ¿Por qué la
molestáis? Buena obra es la que ha hecho conmigo. Porque a los pobres
siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre.
Esta mujer ha hecho lo que ha podido, adelantándose a ungir mi cuerpo
para la sepultura. En verdad os digo que dondequiera que se predique
este evangelio sobre la faz de la tierra, se dirá lo que ella ha hecho
por mí". (Mt.26)
San Juan Crisóstomo comenta: "Y así
ha sucedido en verdad. Por dondequiera que vayáis oiréis alabar a esta
mujer . . . Los habitantes de Persia, de la India, . . . de Europa,
celebran lo que ella hizo con Cristo
Al pié de la Cruz
En la hora del Calvario, mientras casi
todos abandonan a Jesús, allí estaba María Magdalena. ¡Cuanto
se lo agradecería Jesús y la Virgen María! "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y
María
Magdalena". Juan 19:25
Entre las que siguieron a Jesús en
Galilea ahora siguen a Jesús al Calvario
"Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas estaban
María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de
Zebedeo". Mateo 27:55-56
Sentada en el sepulcro
Después que José de Arimatea entierra a Jesús y
se fue, María Magdalena quiso quedarse. "Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al
sepulcro". -Mateo 27:61
Es coherente pensar que quién tuvo el amor y la
valentía de exponerse para lavarle al Señor los pies con su cabello
fuese capaz de estar con el en la cruz y después permanecer
amorosamente ante su cuerpo yacente.
Da testimonio de Cristo Resucitado
María Magdalena, con la otra María fueron las
primeras en ir al sepulcro el domingo de Resurrección: "Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana,
María Magdalena y la otra María fueron a ver el
sepulcro" (Mateo 28:1) Iban con los perfumes para
embalsamarlo... Descubrieron así que alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del
Señor.
"Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a
María Magdalena, de la que había echado siete demonios".
(Marcos 16:9)
María Magdalena, la pecadora convertida
en contemplativa, fue la primera que vio, saludó y reconoció a Cristo
resucitado.
Jesús la llamó: "¡María!" Y
ella, al volverse, exclamó: "¡Maestro!" Y Jesús añadió:
"No me toques, porque todavía no he subido a mi Padre. Pero ve a
decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios" (Jn 20:17)
El hijo de Dios quiso enseñarnos el
alcance de su amor y de su poder redentor santificando a una pecadora,
adentrándola en su infinita misericordia y enviándola a anunciar la
resurrección a los Apóstoles.
María Magdalena es gran ejemplo para
todos. No se dejó paralizar ni por sus pecados del pasado ni por las
opiniones humanas. Creyó de todo corazón en las promesas del Señor y
alcanzó la meta. Aquella de quién Jesús dijo que se adelantó
para "ungir su cuerpo para la sepultura", no puede ahora ungir
Su
cadáver porque ha Resucitado. Aquella de quién dijo que "dondequiera que
se predique el evangelio se dirá lo que ha hecho por mi" no podía
ahora ser excluida del Evangelio porque es la primera persona testigo de
su principal evento: La Resurrección del Señor. A la que mucho amó mucho
se le perdonó y mucho continuó amando hasta llegar a participar en la
gloria del Señor.
Tradiciones sobre la vida posterior de
María Magdalena
La tradición oriental afirma que, después
de Pentecostés, María Magdalena fue a vivir a Efeso con la Virgen María
y San Juan y que murió ahí. A mediados del siglo VIII, San Wilibaldo
visitó en Efeso el santuario de María Magdalena. En el 886
fueron llevadas sus reliquias a Constantinopla.
Según la
tradición francesa muy difundida
en occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la
Provenza, Francia y pasó los últimos treinta años de su vida en los Alpes Marítimos,
en la caverna de La Sainte Baume. Poco antes de su muerte, fue
trasladada milagrosamente a la capilla de San Maximino, donde recibió
los últimos sacramentos y fue enterrada
por el santo.
La primera mención del viaje de María
Magdalena a la Provenza data del siglo XI, a propósito de las
pretendidas reliquias de la santa que se hallaban en la abadía de Vézelay,
en Borgoña. Pero la leyenda no tomó su forma definitiva sino hasta el
siglo XIII, en la Provenza. A partir de 1279, empezó a afirmarse que
las reliquias de Santa María Magdalena se hallaban en Vézelay, en el
convento dominicano de Saint-Maximin. Todavía en la actualidad es muy
popular la peregrinación a dicho convento y a la Sainte Baume. Pero las
investigaciones modernas, especialmente las que llevó a cabo Mons.
Duchesne, han demostrado que no se pueden considerar como auténticos ni
las reliquias, ni el viaje de los amigos del Señor a Marsella. Así
pues, a pesar de los clamores de la tradición local francesa, hay que
confesar que se trata de una fábula. Volvamos pues al
Evangelio.
La pecadora fue perdonada por Jesús. Se
cumplió en ella el Salmo 51 "Un corazón humillado y arrepentido,
Dios nunca lo desprecia".
María Magdalena es la mujer que fue fiel
a Jesús hasta el final y que El escogió para ser testigo de la
Resurrección ante los apóstoles.
Santa María Magdalena, ruega por
nosotros.
Bibliografía
Butler; Vida de los Santos.
Pope, Hugh; Catholic Encyclopedia, Vol IX. 1910
Sálesman, Vida de los Santos
Respuesta a los
mitos del "Código Da Vinci" sobre M. Magdalena
El problema
fundamental de los que quieren ver una relación sexual entre Jesús y
María M. es que no pueden entender que exista un amor mas allá de los
confines del sexo. Al no aceptar el amor divino tampoco pueden aceptar
la vocación humana a ese amor.
Mito
#1
Jesús se casó con María Magdalena
Dice para colmo la novela que esto está "documentado históricamente".
Al respecto comentan Mark Shea y
Edward Sri Cita en "El engaño Da Vinci" (Ed. Palabra, 2006):
Entre las miles de páginas escritas por los primeros cristianos no
aparece un solo texto que hable de que Jesús estuviera casado con María
Magdalena. Ni en los Evangelios del Nuevo Testamento, ni en las cartas
de san Pablo, ni en los Padres de la Iglesia. ¡Ni tampoco en los
evangelios gnósticos!
Todas las pruebas apuntan en otra dirección: que Jesús no se casó nunca.
Por ejemplo, si Jesús hubiera tenido una esposa, ciertamente, los
evangelios tuvieron muchas oportunidades para hablarnos de ello. Aunque
mencionan frecuentemente a sus parientes (su padre, su madre, sus
primos), nunca nos hablan de una esposa. Esto resulta muy raro si
realmente Jesús hubiera estado casado.
Además, el Nuevo Testamento nunca menciona a María Magdalena como
"esposa de Jesús". Las mujeres en los evangelios se asocian a menudo con
hombres importantes que están junto a ellas si, de hecho, existen esos
hombres en sus vidas. Lo llamativo es que el nombre de María Magdalena
se suele unir a los de otras mujeres cuyas vidas están relacionadas con
hombres conocidos, como "María (la Madre) de Jesús" y "María, mujer de
Cleofás" (Juan 19, 25) y "Juana, la mujer de Cusa" (Lucas 8,3). Pero lo
que destaca en María Magdalena es que, cada vez que se menciona su
nombre, se suele identificar con su lugar de nacimiento, Magdala, pero
nunca con un hombre. (...) Este pequeño detalle lo dice todo. Indica que
María Magdalena no estuvo casada, y mucho menos casada con Jesucristo.
Mito #2
La Iglesia ha demonizado a María Magdalena, identificándola como
una prostituta para evitar que se acepte su liderazgo en el cristianismo
primitivo.
En realidad la Iglesia enseña la verdad del Evangelio que nos viene de
los Apóstoles. Los mismos Evangelios presentan la verdad también sobre
Pedro, quien negó a Jesús tres veces y sin embargo Jesús lo escogió como
cabeza visible de la Iglesia y lo ratificó como tal después de su
traición. Los demás Apóstoles abandonaron a Jesús. El Evangelio también
nos enseña que Pablo fue homicida. La enseñanza es clara: Todos somos
pecadores. Jesús vino a salvar a los pecadores que se arrepienten y les
da el poder para nacer de nuevo, de manera que son llamados a participar
en su Reino.
La Iglesia ha venerado a María
Magdalena como una gran santa. La que era pecadora tiene un admirable
arrepentimiento, muestra su gran amor a Jesús y se convierte en una gran
discípula. Ella es además el primer testigo de la resurrección. Es
por lo tanto un ejemplo del poder liberador de Cristo para transformar
desde el corazón a quienes se abren a su redención. A María Magdalena la
conocemos precisamente gracias a que la Iglesia escribió sobre ella en
los Evangelios. Las fuentes de Dan Brown aparecieron siglos después y no
son históricas.
Mito
#3
El partido de María Magdalena
Según la novela, existió una pugna entre el "partido de la
Magdalena" y el partido vencedor que sigue a Pedro, el cual sería el
cristianismo actual, creyente en la divinidad de Cristo.
Del supuesto partido de Magdalena no existe ninguna evidencia. Brown lo
deduce interpolando textos escritos mas de un siglo después de los
Evangelios. Además, la novela se contradice ya que si el
partido vencedor es de Pedro, entonces la fe en la divinidad de Jesús no
fue inventada por Constantino (siglo IV) como alega.
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