La
Devoción al Corazón de jesus y la Eucaristía
Ver también:
Reino del Corazón Eucarístico, Madre Adela Galindo
La devoción al Sagrado Corazón siempre ha estado
íntimamente ligada a la Eucarística. La Misa es la expresión plena del
amor de Su Corazón por Su Padre y por nosotros. La Liturgia
Eucarística hace presente sin cesar el clamor de Cristo desde la cruz:
"Este es mi cuerpo y esta es mi sangre entregada por ustedes."
El Sagrado Corazón
es símbolo de la vida interior de Jesús en su
totalidad.
Nos recuerda Su invitación a que vayamos a El y nos adentremos
en Su ofrecimiento diario al
Padre por nosotros en la Santa Misa. En la Eucaristía vamos a Jesús, a
Su Corazón manso y humilde.
Jesús nos dice: "Venid
a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi
yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras
almas" -Mateo 11,28
Los símbolos son importantes ya que nos
recuerdan verdades fundamentales y promesas
hechas que debemos cumplir. No es casualidad que al disminuir la devoción al Sagrado Corazón ha
disminuido también la fe y devoción a la
Eucaristía.
Milagro Eucarístico
Jesús mismo ha querido vincular la Eucaristía y la devoción a Su
Corazón de muchas maneras. Una de estas es el
Milagro
Eucarístico de Lanciano. Los científicos han estudiado este
milagro Eucarístico minuciosamente y descubierto que esa Hostia es
verdaderamente Carne y Sangre de un corazón humano que al pasar de los
siglos se mantiene intacta.
Un retorno al Corazón de
Jesús
Nada es mas urgente o mas importante que entrarnos en el
Corazón de Jesús. Este es el objeto de la Eucaristía y de la devoción
al Corazón de Jesús. El futuro de la humanidad depende de Jesús y de
almas que entren en su corazón siendo en El humildes y mansas.
Imitemos a
los
Santos.
San Pedro Canisio, uno de los primeros
jesuitas devotos al Corazón de Jesús y doctor de la
Iglesia, se sintió impulsado a buscar a Cristo en el Santísimo
Sacramento y a agradecerle a Cristo presente
por la gracia que había recibido de Su Sagrado Corazón.
Ver
también nuestra sección sobre los Dos
Corazones.