Oficio de Lectura,
5 de
Octubre,
Témporas de acción de
gracias y de petición
Acción de
gracias y petición del pueblo cristiano
De la carta de san
Clemente primero, papa, a los Corintios
En la oración y en las súplicas, pediremos al Artífice
de todas las cosas que guarde, en todo el mundo, el número contado de
sus elegidos, por medio de su Hijo amado, Jesucristo; en él nos llamó de
las tinieblas a la luz, de la ignorancia al conocimiento de su gloria.
Nos llamaste para que nosotros esperáramos siempre,
Señor, en tu nombre, pues él es el principio de toda criatura. Tú
abriste los ojos de nuestro corazón, para que te conocieran a ti, el
solo Altísimo en lo más alto de los cielos, el Santo que habita entre
los santos. A ti, que abates la altivez de los soberbios, que deshaces
los planes de las naciones, que levantas a los humildes y abates a los
orgullosos; a ti, que enriqueces y empobreces; a ti, que das la muerte y
devuelves la vida.
Tú eres el único bienhechor de los espíritus y Dios de
toda carne, que penetras con tu mirada los abismos y escrutas las obras
de los hombres; tú eres ayuda para los que están en peligro, salvador de
los desesperados, criador y guardián de todo espíritu.
Tú multiplicas los pueblos sobre la tierra y, de entre
ellos, escoges a los que te aman, por Jesucristo, tu siervo amado, por
quien nos enseñas, nos santificas y nos honras.
Te rogamos, Señor, que seas nuestra ayuda y nuestra
protección: salva a los oprimidos, compadécete de los humildes, levanta
a los caídos, muestra tu bondad a los necesitados, da la salud a los
enfermos, concede la conversión a los que han abandonado a tu pueblo, da
alimento a los hambrientos, liberta a los prisioneros, endereza a los
que se doblan, afianza a los que desfallecen. Que todos los pueblos te
reconozcan a ti, único Dios, y a Jesucristo, tu Hijo, y vean en nosotros
tu pueblo y las ovejas de tu rebaño.
Por tus obras has manifestado el orden eterno del
mundo, Señor, creador del universo. Tú permaneces inmutable a través de
todas las generaciones: justo en tus juicios, admirable en tu fuerza y
magnificencia, sabio en la creación, providente en sustentar lo creado,
bueno en tus dones visibles y fiel en los que confían en ti, el único
misericordioso y compasivo.
Perdona nuestros pecados, nuestros errores, nuestras
debilidades, nuestras negligencias. No tengas en cuenta los pecados de
tus siervos y de tus siervas, antes purifícanos con el baño de tu verdad
y endereza nuestros pasos por la senda de la santidad de corazón, a fin
de que obremos siempre lo que es bueno y agradable ante tus ojos y ante
los ojos de los que nos gobiernan.
Sí, oh Señor, haz brillar tu rostro sobre nosotros,
concédenos todo bien en la paz, protégenos con tu mano poderosa,
líbranos, con tu brazo excelso, de todo mal y de cuantos nos aborrecen
sin motivo. Danos, Señor, la paz y la concordia, a nosotros y a cuantos
habitan en la tierra, como la diste en otro tiempo a nuestros padres,
cuando te invocaban piadosamente con confianza y rectitud de corazón.
Oración
Padre de bondad, que, con amor y sabiduría, quisiste
someter la tierra al dominio del hombre, para que de ella sacara su
sustento y en ella contemplara tu grandeza tu providencia, te damos
gracias por los dones que de ti hemos recibido y te pedimos nos concedas
emplearlos en alabanza tuya y en bien de nuestros hermanos. Por nuestro
Señor Jesucristo.