Oficio de lectura, 18 de Marzo,
San Cirilo de
Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia
De su Catequesis
(Catequesis 3, 1-3: PG 33, 426-430)
Preparad limpios
los vasos para recibir al Espíritu Santo
Alégrese el cielo, goce la tierra,
por estos que van a ser rociados con el hisopo y purificados con el
hisopo espiritual, por el poder de aquel que en su pasión bebió desde la
cruz por medio de la caña de hisopo. Alégrense las virtudes de los
cielos; y prepárense las almas que van a desposarse con el Esposo.
Una voz grita
en el desierto: «Preparad el camino del Señor».
Comportaos, pues, rectamente, oh
hijos de la justicia, recordando la exhortación de Juan: Allanad sus
senderos: Retirad todos los estorbos e impedimentos para llegar
directamente a la vida eterna. Por la fe sincera, preparad limpios los
vasos de vuestra alma para recibir al Espíritu Santo. Comenzad por lavar
vuestros vestidos con la penitencia, a fin de que os encuentren limpios,
ya que habéis sido llamados al tálamo del Esposo.
El Esposo
llama a todos sin distinción, pues su gracia es liberal y abundante; sus
pregoneros reúnen a todos a grandes voces, pero luego él segrega a
aquellos que no son dignos de entrar a las bodas, figura del bautismo.
Que ninguno de los inscritos
tenga que oír aquella voz: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte
de fiesta?
Ojalá que todos escuchéis
aquellas palabras: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como
has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete
de tu Señor.
Hasta ahora os habéis quedado
fuera de la puerta, pero deseo que todos podáis decir: El rey me
introdujo en su cámara. Me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un
traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se
pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas.
Que vuestra alma se encuentre sin
mancha ni arruga, ni nada por el estilo; no digo antes de recibir la
infusión de la gracia (¿para qué, entonces, habríais sido llamados a la
remisión de los pecados?), pero sí que, cuando la gracia se os infunda,
vuestra conciencia, estando libre de toda falta, concurra al efecto de
la gracia.
El bautismo es algo sumamente
valioso y debéis acercaros a él con la mejor preparación. Que cada uno
coloque ante la presencia de Dios, rodeado de todas las miradas de los
ejércitos celestiales. El Espíritu Santo sellará vuestras almas, pues
habéis sido elegidos para militar al servicio del gran rey.
Preparaos, pues, y disponeos para
ello, no tanto con la blancura inmaculada de vuestra túnica, cuanto con
un espíritu verdaderamente fervoroso.
Oración
Señor, Dios nuestro, que has
permitido a tu Iglesia penetrar con mayor profundidad en los sacramentos
de la salvación, por la predicación de san Cirilo, obispo de Jerusalén,
concédenos, por su intercesión, llegar a conocer de tal modo a tu Hijo
que podamos participar con mayor abundancia de su vida divina.
Por nuestro Señor Jesucristo.