Oficio de lectura, 28 de
abril,
San Pedro Chanel,
Presbítero y mártir.
También hoy:
San Luis Maria Grignon de Montfort, presbítero
y
Santa Gianna Molla
La sangre de los mártires es
semilla de cristianos
Elogio de san Pedro
Chanel, presbítero y mártir.
Pedro, nada más abrazar la vida religiosa en la
Compañía de María, pidió ser enviado a las misiones de Oceanía y
desembarcó en la isla Futuna, en el océano Pacífico, en la que aún
no había sido anunciado el nombre de Cristo. El hermano lego que le
asistía contaba su vida misionera con estas palabras:
«Después de sus trabajos misionales, bajo un
sol abrasador y pasando hambre, volvía a casa sudoroso y rendido de
cansancio, pero con gran alegría y entereza de ánimo, como si
viniera de un lugar de recreo, y esto no una vez, sino casi todos
los días.
No solía negar nada a los indígenas, ni
siquiera a los que le perseguían, excusándolos siempre y
acogiéndolos, por rudos e incómodos que fueran. Era de una dulzura
de trato sin par y con todos».
No es extraño que los indígenas le llamaran
«hombre de gran corazón». El decía muchas veces al hermano:
En esta misión tan difícil es preciso que
seamos santos».
Lentamente fue predicando el Evangelio de
Cristo, pero con escaso fruto, prosiguiendo con admirable constancia
su labor misionera y humanitaria, confiado siempre en la frase de
Cristo: Uno siembra
y otro siega, y
pidiendo siempre la ayuda de la Virgen, de la que fue
extraordinario devoto.
Su predicación de la verdad cristiana implicaba
la abolición del culto a los espíritus, fomentado por los notables
de la isla en beneficio propio. Por ello le asesinaron cruelmente,
con la esperanza de acabar con las semillas de la religión
cristiana.
La víspera de su martirio había dicho el
mártir:
«No importa que yo muera; la religión de Cristo
está ya tan arraigada en esta isla que no se extinguirá con mi
muerte».
La sangre del mártir fue fructífera. Pocos años
después de su muerte se convirtieron los habitantes de aquella isla
y de otras de Oceanía, donde florecen ahora pujantes Iglesias
cristianas, que veneran a Pedro Chanel como su protomártir.
Oración
Señor, tú que has concedido la palma del
martirio a san Pedro Chanel cuando trabajaba por extender tu
Iglesia, concédenos a nosotros que, en medio de las alegrías
pascuales, celebremos de tal modo el misterio de Cristo muerto y
resucitado, que seamos verdaderamente testigos de una vida nueva.
Por nuestro Señor Jesucristo.