El corazón de Juan Pablo II |
el amor
humano en el plan divino
Audiencia General
28 de
noviembre de 1984
1. El conjunto de las
catequesis que componen este volúmen y que concluyo con este
capítulo, puede figurar bajo el título «El amor humano en el plan
divino» o, con mayor precisión, «La redención del cuerpo y la
sacramentalidad del matrimonio». Todas ellas se dividen en dos
partes.
La primera parte está dedicada al análisis de las palabras de Cristo
que resultan apropiadas para abrir el tema presente. Dichas palabras
se han analizado ampliamente en la globalidad del texto evangélico;
y, después de la reflexión de varios años, se han convenido en poner
de relieve los tres textos que se estudian en dicha primera parte de
la catequesis.
Ocupa el primer el texto en que Cristo se refiere «al principio» en
la conversación con los fariseos sobre la unidad e indisolubilidad
del matrimonio (cf. Mt 19, 8; Mc 10, 6-9). Luego, están las palabras
pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña sobre la «concupiscencia»
en cuanto «adulterio cometido con el corazón» (cf. Mt 5, 28). Y, en
fin, vienen las palabras transmitidas por todos los sinópticos en
las que Cristo hace referencia a la resurrección de los cuerpos en
el «otro mundo» (cf. Mt 22, 30; Mc 12, 25; Lc 20, 35).
La segunda parte de la catequesis está dedicada al análisis del
sacramento a partir de la Carta a los Efesios (Ef 22-23) que nos
leva al «principio» bíblico del matrimonio expresado en estas
palabras del libro del Génesis: «...dejará el hombre a su padre y a
su madre; y se adherirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola
carne» (Gén 2, 24).
Las catequesis de la primera y segunda parte emplean repetidamente
el término «teología del cuerpo». En cierto sentido éste es un
término «de trabajo». La introducción del término y concepto de «teología
del cuerpo» era necesaria para fundamentar el tema de «La redención
del cuerpo y la sacramentalidad del matrimonio» sobre una base más
amplia. En efecto, es menester hacer notar enseguida que el término
«teología del cuerpo» rebasa ampliamente el contenido de las
reflexiones que se han hecho. Estas reflexiones no abarcan muchos
aspectos que por su objeto pertenecen a la teología del cuerpo (como,
por ejemplo, el problema del sufrimiento y la muerte, tan acusado en
el mensaje bíblico). Hay que decirlo claramente. Asímismo es
necesario reconocer, de modo explícito, que las reflexiones sobre el
tema de «La redención del cuerpo y la sacramentalidad del matrimonio»
pueden hacerse correctamente partiendo del momento en que la luz de
la Revelación afecta a la realidad del cuerpo humano (o sea, sobre
la base de la «teología del cuerpo»). Esto se ve confirmado, por lo
demás, en las palabras del libro del Génesis «vendrán a ser los dos
una sola carne», palabras que originaria y semánticamente están en
la base de nuestro tema.
2. La reflexiones sobre el sacramento del matrimonio se han
desarrollado teniendo en cuenta las dos dimensiones esenciales en
este sacramento (al igual que en todos los demás), es decir, la
dimensión de la alianza y de la gracia, y la dimensión del signo.
A través de estas dos dimensiones nos hemos fijado continuamente en
las reflexiones sobre la teología del cuerpo, unidas a través de las
palabras-clave de Cristo. A estas reflexiones hemos llegado también
emprendiendo, al final de este ciclo de catequesis, el estudio de la
Encíclica «Humanæ vitæ».
La doctrina contenida en este documento de la enseñanza
contemporánea de la Iglesia, está en relación orgánica con la
sacramentalidad del matrimonio, asimismo, con toda la problemática
bíblica de la teología del cuerpo, centrada en las «palabras-clave»
de Cristo. En cierto sentido puede decirse que todas las reflexiones
sobre la «redención del cuerpo y de la sacramentalidad del
matrimonio» constituyen un amplio comentario a la doctrina contenida
en la misma Encíclica Humanæ vitæ.
Tal comentario parece bastante necesario. Efectivamente, al dar
respuesta a algunos interrogantes de hoy, en el ámbito de la moral
conyugal y familiar, la Encíclica ha suscitado, al mismo tiempo,
otros interrogantes, como sabemos, de naturaleza bio-médica, pero
también (o mejor, sobre todo) son interrogantes de naturaleza
teológica, pertenecen al ámbito de la antropología y la teología que
hemos denominado «teología del cuerpo».
Se han hecho las reflexiones afrontando los interrogantes surgidos
en relación con la Encíclica «Humanæ vitæ». La reacción que ha
producido la Encíclica confirma la importancia y dificultad de tales
interrogantes. Los han puesto de relieve también aclaraciones
posteriores del mismo Pablo VI, donde indicaba la posibilidad de
profundizar en la exposición de la verdad cristiana en este sector.
Lo reafirmó también la Exhortación «Familiaris consortio», fruto,
del Sínodo de los Obispos de 1980, «De muneribus familiæ christianæ».
Este documento contiene un llamamiento dirigido en especial a los
teólogos, a elaborar de modo más completo los aspectos bíblicos y
personalistas de la doctrina contenida en la «Humanæ vitæ».
Asumir los interrogantes planeados por la Encíclica quiere decir
formularlos y buscarles respuesta al mismo tiempo. La doctrina
contenida en la «Familiaris consortio» pide que tanto la formulación
de los interrogantes como la búsqueda de una respuesta adecuada, se
concentren sobre los aspectos bíblicos y personalistas. Dicha
doctrina indica asímismo, la dirección del desarrollo y, por tanto,
también la dirección de su completamiento y profundización
progresivos.
3. En el análisis de los aspectos bíblicos habla del modo de
enraizar en la revelación la doctrina proclamada por la Iglesia
contemporánea. Esto es importante para el desarrollo de la teología.
El desarrollo, o sea, el progreso de la teología, se realiza de
hecho acudiendo continuamente al estudio del depósito revelado.
El enraizamiento de la doctrina proclamada por la Iglesia en toda la
Tradición y en la misma Revelación divina está abierto siempre a los
interrogantes planteados por el hombre y sirve incluso de los
instrumentos más conformes con la ciencia moderna y la cultura de
hoy. Parece que en este sector el acentuado desarrollo de la
antropología filosófica (especialmente de la antropología se halla
en la base de la ética) se encuentra muy cerca con los interrogantes
suscitados por la Encíclica «Humanæ vitæ» respecto de la teología, y
sobre todo de la ética teológica.
El análisis de los aspectos personales de la doctrina de la Iglesia,
contenida en la Encíclica de Pablo VI, pone en evidencia una llamada
decidida a medir el progreso del hombre con el baremo de la
«persona», o sea, de lo que es un bien del hombre en cuanto hombre y
que corresponde a su dignidad esencial.
El examen de los aspectos personalistas lleva a la convicción de que
la Encíclica presenta como problema fundamental el punto de vista
del desarrollo auténtico del hombre; en efecto, en términos
generales, dicho desarrollo se mide con el baremo de la ética y no
sólo de la «técnica».
4. Las catequesis dedicadas a la Encíclica «Humanæ vitæ» constituye
sólo una parte, la final, de las que han tratado de la redención del
cuerpo y la sacramentalidad del matrimonio.
Si llamo más la atención concretamente sobre estas últimas
catequesis, lo hago no sólo porque el tema tratado en ella está
unido más íntimamente a nuestra contemporaneidad, sino sobre todo
porque de él nacen los interrogantes que impregnan en cierto sentido
el conjunto de nuestras reflexiones. Por consiguiente, esta parte
final no ha sido añadida artificialmente al conjunto, sino que le
está unida orgánica y homogéneamente. En cierto sentido, la parte
colocada al final en la disposición global, se encuentra a la vez en
el comienzo de este conjunto. Esto es importante desde el punto de
vista de la estructura y del método.
Igualmente el momento histórico parece tener su significación; de
hecho, estas catequesis se iniciaron en el tiempo de los
preparativos del Sínodo de los Obispos de 1980 sobre el tema del
matrimonio y la familia («De munieribus familiæ christianæ»), y se
concluyen después de la publicación de la publicación de la
Exhortación «Familiaris consortio» que es fruto del trabajo de este
Sínodo. De todos es sabido que el Sínodo de 1980 hizo referencia
también a la Encíclica «Humanæ vitæ», y reafirmó plenamente su
doctrina.
De todos modos, el momento más importante parece ser el esencial que,
en el conjunto de las reflexiones realizadas: puede precisarse de la
manera siguiente: para afrontar los interrogantes que suscita la
Encíclica «Humanæ vitæ» sobre todo en teología, para formular dichos
interrogantes y buscarles respuesta, es necesario encontrar el
ámbito bíblico teológico a que nos referimos cuando hablamos de «redención
del cuerpo y sacramentalidad del matrimonio». En este ámbito se
encuentran las respuestas a los interrogantes perennes de la
conciencia de hombres y mujeres, y también a los difíciles
interrogantes de nuestro mundo contemporáneo respecto del matrimonio
y la procreación.
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es obra de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María
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