"CONSAGRACIÓN DE LA IGLESIA Y EL MUNDO jpii16.jpg (16001 bytes)


AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA"

      HECHA POR S.S. JUAN PABLO II
EN UNIÓN CON LOS OBISPOS DE TODO EL MUNDO
Marzo 25, 1984
Ver también: adaptación para  uso actual

1- "Recurrimos a tu protección Santa Madre de Dios".
Al decir las palabras de esta antífona con la cual la Iglesia de Cristo
ha orado por siglos, nos encontramos hoy ante ti, Madre, en el año de
Jubileo de la Redención.
 
Nos encontramos unidos con todos los Pastores de la Iglesia, en un lazo
particular en el que constituimos el cuerpo y colegio, así como Cristo
quiso que los Apóstoles constituyeran un cuerpo y un colegio con Pedro.
En el lazo de esta unión, nosotros diremos las palabras de esta acta,
en la que nosotros queremos incluir, una vez mas, las esperanzas y
ansiedades de la Iglesia por el mundo moderno.
 
Hace 40 años y 10 años después, tu siervo el Papa Pío XII, encontrando
ante sus ojos las dolorosas experiencias de la familia humana,
encomendó y consagro a tu Inmaculado Corazón el mundo entero,
especialmente los pueblos por los que por razón de su situación tu
tienes un particular amor y solicitud.
 
Este mundo de individuos y naciones, también hoy nosotros lo tenemos
ante nuestros ojos: el mundo del segundo milenio que ya se acerca, el
mundo moderno, nuestro mundo!
 
La Iglesia, consciente de las palabras del Señor: "Vayan y hagan
discípulos de todas las naciones. Y yo estaré con ustedes siempre hasta
el fin de los tiempos" (Mt 28:19-20) ha dado, en el Concilio Vaticano
II, una frescura al conocimiento de su misión en este mundo.
 
Por lo tanto, "Oh Madre de cada individuo y de todos los Pueblos, tu
que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tu que como Madre
conoces las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad,
que aflige al mundo moderno, acepta nuestros clamores, en los que
nosotros movidos por el Espíritu Santo dirigimos directamente a tu
Corazón.
 
Acoge con el amor de Madre y Sierva del Señor, al genero humano, el que confiamos y consagramos a ti, ya que estamos plenamente preocupados por el destino terreno y eterno de cada individuo y de todos los pueblos.  De manera especial te encomendamos y consagramos a esos individuos y naciones que particularmente necesitan ser encomendados y consagrados.
 
Hemos recurrido a tu protección Santa Madre de Dios, no deseches
nuestras peticiones en nuestras necesidades".
 
2- Aquí estamos ante ti, Madre de Cristo, ante tu Inmaculado Corazón,
deseamos, junto con toda la Iglesia unirnos con la consagración que por
amor a nosotros tu Hijo hizo al Padre: "Por ellos, dijo Jesús, me
consagro a mi mismo, para que ellos también sean consagrados en la
verdad". Juan 17:19
 
Deseamos unirnos a nuestro Redentor, en esta Su consagración por el
mundo y toda la raza humana, por la que, en su divino Corazón, tiene el
poder de obtener el perdón y asegurar reparación.
 
El poder de esta consagración dura para siempre y abarca a todos los
individuos y naciones. Sobrepasa todo mal que el espíritu de las
tinieblas es capaz de traer y que ya ha traído en nuestros tiempos al
corazón del hombre y en su historia.
 
Con profundidad, sentimos la necesidad de esta consagración de la
humanidad y el mundo, nuestro mundo moderno, en unión con Cristo mismo.  Ya que la obra redentora de Cristo debe ser compartida en y por el mundo a través de la Iglesia.
 
"Se bendita por encima de todas las criaturas, tu la Sierva del Señor,
quien a plenitud fuiste obediente a la llamada divina.
Bendita eres tu, quien esta completamente unida a la consagración
redentora de tu Hijo. Madre de la Iglesia, ilumina al Pueblo de Dios,
por sus sendas de la fe, la esperanza y el amor. Ayúdanos a vivir en la
verdad de la consagración de Cristo por toda la familia humana del
mundo moderno".
 
3- Encomendándote Oh Madre, al mundo, cada persona y los pueblos,
nosotros también encomendamos a ti esta consagración del mundo,
depositándola en tu corazón maternal:
 
!Oh Corazón Inmaculado! !Ayúdanos a conquistar la amenaza del mal, que con tanta facilidad echa raíces en los corazones de la gente de hoy, y
cuyos efectos inconmensurables ya pesan sobre nuestro mundo moderno y parecen bloquear los caminos que conducen al futuro!
 
brown y star.gif (379 bytes)Del hambre de la guerra, líbranos Señora.
brown y star.gif (379 bytes)De la guerra nuclear, de la incalculable auto-destrucción, de todo tipo de guerra, líbranos Señora.
brown y star.gif (379 bytes)De los pecados contra la vida humana desde su concepción, líbranos Señora.
brown y star.gif (379 bytes)Del odio y de la degradación de la dignidad de los hijos de Dios,
líbranos Señora.
brown y star.gif (379 bytes)De todo tipo de injusticia en la vida de la sociedad, tanto nacional como internacional, líbranos Señora.
brown y star.gif (379 bytes)De la disposición para pisotear los Mandamientos de Dios, líbranos Señora.
brown y star.gif (379 bytes)De los intentos de sofocar en los corazones humanos la misma verdad de Dios, líbranos Señora.
brown y star.gif (379 bytes)De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos Señora.
 
Acepta Oh Madre de Cristo este grito vertido con todos los sufrimientos
de cada ser humano, vertido con los sufrimientos de todas las
sociedades.
 
Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo vencer todo pecado: los
pecados individuales y los pecados del mundo, el pecado en todas sus
manifestaciones.
 
Permite que se revele, otra vez en la historia del mundo, el infinito
poder salvífico de la Redención: el poder del Amor Misericordioso. Que
este poder detenga el mal. Que transforme las conciencias. Que tu
Inmaculado Corazón revele a todos la luz de la esperanza.
 
AMEN
 

Consagración de la Iglesia
y el Mundo al Inmaculado Corazón de María

ADAPTACIÓN PARA USO ACTUAL

 

La gran necesidad que Juan Pablo II percibió para esta consagración sigue actual. Solo en Cristo tenemos esperanza. Sugerimos que la copie para uso frecuente.


Recurrimos a tu protección Santa Madre de Dios en unión con la Iglesia, el Papa y nuestros obispos. Recordamos las palabras del Señor: "Vayan y hagan discípulos de todas las naciones. Y yo estaré con ustedes siempre hasta el fin de los tiempos" (Mt 28, 19-20)

Por lo tanto, Oh Madre de cada individuo y de todos los Pueblos, tu
que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tu que como Madre
conoces las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad,
que aflige al mundo moderno, acepta nuestros clamores, en los que
nosotros movidos por el Espíritu Santo dirigimos directamente a tu
Corazón.

Acoge con el amor de Madre y Sierva del Señor, al genero humano, el que confiamos y consagramos a ti, ya que estamos plenamente preocupados por el destino terreno y eterno de cada individuo y de todos los pueblos. De manera especial te encomendamos y consagramos a esos individuos y naciones que particularmente necesitan ser encomendados y consagrados.

Hemos recurrido a tu protección Santa Madre de Dios, no deseches
nuestras peticiones en nuestras necesidades.

2- Aquí estamos ante ti, Madre de Cristo, ante tu Inmaculado Corazón,
deseamos, junto con toda la Iglesia unirnos con la consagración que por
amor a nosotros tu Hijo hizo al Padre: "Por ellos, dijo Jesús, me
consagro a mi mismo, para que ellos también sean consagrados en la
verdad". Juan 17,19

Deseamos unirnos a nuestro Redentor, en esta Su consagración por el
mundo y toda la raza humana, por la que, en su divino Corazón, tiene el
poder de obtener el perdón y asegurar reparación. Su poder dura para siempre y abarca a todos los individuos y naciones. Sobrepasa todo mal que el espíritu de las tinieblas es capaz de traer y que ya ha traído en nuestros tiempos al corazón del hombre y en su historia.

Se bendita por encima de todas las criaturas, tu la Sierva del Señor,
quien a plenitud fuiste obediente a la llamada divina.
Bendita eres tu, quien esta completamente unida a la consagración
redentora de tu Hijo. Madre de la Iglesia, ilumina al Pueblo de Dios,
por sus sendas de la fe, la esperanza y el amor. Ayúdanos a vivir en la
verdad de la consagración de Cristo por toda la familia humana del
mundo moderno".

3- Encomendándote Oh Madre, al mundo, cada persona y los pueblos,
nosotros también encomendamos a ti esta consagración del mundo,
depositándola en tu corazón maternal:

¡Oh Corazón Inmaculado! ¡Ayúdanos a conquistar la amenaza del mal, que con tanta facilidad echa raíces en los corazones de la gente de hoy, y
cuyos efectos inconmensurables ya pesan sobre nuestro mundo moderno y parecen bloquear los caminos que conducen al futuro!

Del hambre de la guerra, líbranos Señora.
De la guerra nuclear, de la incalculable auto-destrucción, de todo tipo de guerra, líbranos Señora.
De los pecados contra la vida humana desde su concepción, líbranos Señora.
Del odio y de la degradación de la dignidad de los hijos de Dios,
líbranos Señora.
De todo tipo de injusticia en la vida de la sociedad, tanto nacional como internacional, líbranos Señora.
De la disposición para pisotear los Mandamientos de Dios, líbranos Señora.
De los intentos de sofocar en los corazones humanos la misma verdad de Dios, líbranos Señora.
De los pecados contra el Espíritu Santo, líbranos Señora.

Acepta Oh Madre de Cristo este grito vertido con todos los sufrimientos
de cada ser humano, vertido con los sufrimientos de todas las
sociedades.

Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo vencer todo pecado: los
pecados individuales y los pecados del mundo, el pecado en todas sus
manifestaciones.

Permite que se revele, otra vez en la historia del mundo, el infinito
poder salvífico de la Redención: el poder del Amor Misericordioso. Que
este poder detenga el mal. Que transforme las conciencias. Que tu
Inmaculado Corazón revele a todos la luz de la esperanza.

AMEN
 


 

Prayer of Consecration
Inspired en John Paul II


In union with all mankind, in communion with the entire Church, and with our Holy Father, Pope Benedict XVI, we address to you O Father, this supplication especially for our country, through the heart of the Virgin Mary.

Father, send your Holy Spirit, so that each one of us might become an instrument of your peace,
From hunger and war, deliver us! From nuclear war, from incalculable self destruction, from every kind of war, deliver us!
From the sins against the life of man from its very beginning, deliver us!
From discouragement, from hatred and from the degradation of the dignity of the children of God, deliver us!
From every kind of injustice in the life of society, both national and international, deliver us!
From the readiness to trample on the Commandments of God, deliver us!
From the attempt to extinguish the very truth of God in human hearts, deliver us!
From the loss of consciousness of good and evil, deliver us!
From the sins against the Holy Spirit, deliver us!


Mother of Christ and Mother of all peoples, we ask for your protection and your intercession. Pray to your Son for us, to send the Holy Spirit in abundance, the Spirit of Truth who is the source of Life. Welcome the Spirit for us and with us as you did on the feast of Pentecost with the first disciples. Mother you know and share our sufferings and hopes.

Today we entrust our country to you. We pray for you to accompany us on our path. Like John the apostle, we wish to accept you into our homes, to learn from you how to resemble Jesus. We entrust all our people to you, starting with those who are the weakest and who suffer the most: the unborn children, those whose life is menaced, those born in poverty, the young people searching for a sense to their life, the refugees, the unemployed, those tried by sickness, the families who are divided, elderly persons deprived of assistance and all those who are alone and without hope.

May the infinite saving power of Redemption rise up once more in the history of the world, the power of the Merciful Love of the Father! May the Holy Spirit transform consciences! May He heal our memories and purify our hearts. May the Lord always reign among us, He who is Father, Son and Holy Spirit.

AMEN.
 

 

 


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