El Cobre es la ciudad cabecera del término municipal por su propio nombre en la provincia de Oriente, Cuba. Su nombre le proviene del hecho de que en 1544 Núñez Lobo, uno de los pobladores de Santiago de Cuba, informará al ayuntamiento de aquella capital que a dieciséis kilómetros existía una montaña plena de mineral de cobre. Desde entonces se denominó Cobre a todo el territorio aquel. Los minerales descubiertos no pudieron ser calificados por falta de técnicos o conocedores, hasta que algunos años después un fundidor de nacionalidad alemana llamado Tezel, arribado a Santiago de Cuba procedente de Tierra Firme, aseveró la excelencia de aquel mineral y se comprometió a emprender la fundición a base de un contrato con el ayuntamiento que se estipuló en 1550. La saca o extracción del apreciado metal comenzó en 1558 por grupos de trabajadores que se establecieron en bohíos o cabañas sobre los mismos terrenos en que ahora se levanta el pueblo del Cobre. A fines del siglo XVI varios habitantes de Santiago de Cuba se refugiaron en el Cobre huyéndole a las invasiones de los piratas y a los terremotos de la capital, entonces volvió el interés por la antigua fundición abandonada.

El Cobre se llamó Villa de Santiago del Prado, Real de Minas de Santiago y al hacerse célebre su santuario oficialmente quedó como Villa de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, devoción cubanísima que se acentuó con la aparición de la Celestial Señora a Juan Indio, Juan Blanco y Juan Wilson.

Otros datos históricos

Quienes visitan el Santuario mariano de El Cobre constatan cómo se transforma por las acciones constructivas la imagen de las instalaciones que allí se encuentran.

El Santuario recibe una restauración general que lo beneficiará en su estética y funcionalidad, la hospedería mejora sus servicios y se acondicionan sus locales interiores para una mejor estancia en el lugar y se crean nuevas áreas para facilitar la atención pastoral, la funcionalidad y la acogida.

En la actualidad se trabaja en el camarín y la planta inferior donde se localiza la Capilla de los Milagros, lugar en el cual día a día los peregrinos encienden sus velas y dejan sus recuerdos a la Madre de la Caridad.

En ese recinto posterior de la planta baja del Santuario y Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, se encuentra el altar de mármol y plata que una vez adornó el altar mayor de lo que fuera el Santuario de la Virgen destruido por la acción de la minería en 1906 y ubicado en el cerro de Cardenillo al sur del poblado de El Cobre.

La necesidad de reparar cada espacio del Santuario requiere de una atención especial, por eso se han retirado para su conservación y cuidado los exvotos presentados a la Virgen y el altar de plata. Después de su restauración volverá a lucir de forma más adecuada.

Este altar de plata fue utilizado provisionalmente para la inauguración del santuario el 8 de septiembre de 1927 y en su expositor fue colocada la imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Más tarde sería remplazado por el hermoso altar mayor de mármol procedente de Pietrasanta, localidad y comuna de la Versilia en la costa norte de la Toscana, en Italia. Pietrasanta, se encuentra en las estribaciones de los Alpes Apuranos y a pocos kilómetros de Florencia; es la capital histórica de la Versilia, y centro internacional de elaboración del mármol y el bronce. Acoge numerosas galerías de arte, muestras temporales y posee un centro histórico con numerosos monumentos.

Posteriormente el altar de plata y mármol fue situado en la Capilla de los Milagros de manera espontánea al intercambiarse las piezas que lo componen, hecho que determinó que el altar por mucho tiempo no brindara su verdadera composición.

Al ser desmontado se pudo constatar la verdadera colocación de sus partes integrantes.

La obra está formada por tres piezas de mármol que forman la mesa del altar. En su parte frontal se destacan escenas del traslado de la Virgen hacia la villa de Real de Minas de Santiago del Prado, nombre primitivo de El Cobre. El anagrama de la Virgen María se localiza en su centro.

Sobre la base pétrea se encuentra el sagrario, los adornos florales laterales y el expositor, todo de plata, complementándose con seis piezas florales de plata que se colocan a manera de floreros en tres niveles sucesivos.

El Santuario de la Virgen de la Caridad trasmite la historia individual y comunitaria de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, es a su vez un bien de la Iglesia y de la comunidad cristiana, constituyendo en si mismo expresión de la memoria histórica del pueblo cubano.

Es por ello, que la Iglesia a lo largo de la historia ha sido cuidadosa en la conservación, cuidado y custodia del patrimonio histórico y artístico en simbiosis con el culto, la catequesis, la cultura y la caridad.

HISTORIA DEL HALLAZGO DE NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL COBRE

Nuestra Señora de la Caridad y de los Remedios , conocida también con la advocación de Nuestra Señora del Cobre, por el nombre de la Villa en que es venerada " El Cobre" esta dista cuatro leguas de la Ciudad de Santiago, cuenta tres mil quinientos habitantes. Su término es montañoso y muy abundante en minas de metal que da su nombre a la Villa y al ayuntamiento, y lo riegan los ríos Cauto, Casabe, Caimanes y algunos brazos afluentes del Yarayabo.

FELIZ HALLAZGO

En cierta mañana de 1607, o según otros de 1608, dos hermanos indígenas, llamados Juan y Rodrigo de Hoyos, y el criollo Juan Moreno, que frisaba en los diez años, fueron enviados por el administrador de la estancia o hato de Varajagua a buscar sal en las orillas de la bahía de Nipe. Llegados a la orilla, encontraron el mar agítadísimo a causa del fuerte viento que soplaba acompañado de copiosa lluvia. Como les era imposible ejecutar la tarea, se refugiaron en el bohío llamado Cayo Francés, donde permanecieron tres días, al cabo de los cuales, serenado el tiempo, pudieron embarcarse en débil canoa y dirigirse a las salinas de la costa. Serían como las cinco de la mañana, cuando alcanzaron a descubrir entre las brumas de la aurora un bulto que, flotando entre las aguas, venía hacia ellos. Creyeron al pronto que era una nave acuática que a ellos volaba; pero se vieron agradablemente sorprendidos al reconocer que era una devota imagen de la Virgen María. Venía esta sobre una pequeña tabla en la cuál leíase la siguiente inscripción : Yo soy la Virgen de la Caridad.

La altura de la imagen es cómo de quince pulgadas. Su rostro redondo, de color blanco. En el brazo izquierdo tiene a su divino Niño, pequeñito, sosteniendo en una mano la esfera, símbolo del mundo, y la otra levantada, en actitud de dar la bendición. Todo su aspecto inspira respeto y veneración. Tomaron los felices tripulantes aquella preciosa joya, cuál inestimable don enviado del cielo, y notaron en ella que ni la orla del vestido de la Señora se había mojado. Enajenados de gozo, recogieron de prisa tres tercios de sal, y regresaron a cayo Francés, donde colocaron la imagen en una barbacoa, mientras se prepa-raba el modo de conducirla al hato de Varajagua.

No tardaron en hacer el traslado; pues noticiosos los dependientes y trabajadores de la visita que les venía, dispusieron un modesto altar y rebosando de alegría salieron a recibirla. El mayoral de hato despachó un mensajero que diera cuenta de lo ocurrido al Administrador Real de Minas del Cobre, D. Francisco Sánchez de Moya. Ordenó este que se le fabricase, desde luego, ermita, y envió una lámpara de cobre para que ardiese constantemente una luz delante de la imagen.