Llamado Damasceno por ser de Damasco, capital de Siria. Defendió la práctica de la veneración de imágenes contra los iconoclastas.
Llamado "Orador de Oro" por su elocuencia. Gran poeta de la Iglesia del Este.
Nació de familia acomodada, su padre era ministro en Damasco, pero Juan renunció a esa vida, repartió sus posesiones entre los pobres y entro en el monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén. Se dedicó al estudio y a escribir. Quería hacer llegar los profundos tesoros de la fe a todo el mundo.
Cuando León el Isaurico, emperador de Constantinopla, prohibió el culto a las imágenes, haciéndose eco de los iconoclastas que acusaban a los católicos de adorar imágenes, San Juan Damasceno se hizo portavoz de la ortodoxia enseñando la doctrina católica. No adoramos imágenes sino que las veneramos.