San Quintín, Mártir
Año 287
Hijo de senador romano y amigo del Papa San Marcelino, quién lo bautizó.
Su celo por Jesucristo le hacía desear evangelizar y ser mártir. Fue de misionero a Francia con un grupo enviado por el San Cayo y dirigido San Luciano. Quintín fue enviado a Amiens (hoy en Francia), donde ya habían cristianos por la evangelización de San Fermín.
Quintín tenía el don de curar enfermos y sacar demonios por lo que hacía impresionantes milagros y muchos paganos se unían a la fe católica. Esto causó que los sacerdotes paganos se quejaran al gobernador Riciovaro. Este conocía a la familia de San Quintín por lo que le llamó y le preguntó como un hijo de tan famoso senador romano se dedicaba ahora a propagar la fe en un crucificado. Quintín respondió que ese crucificado ha resucitado y es el Señor de cielos y tierra. Por tanto es un honor mucho más grande ser discípulo de Jesucristo que ser hijo de un senador romano. El gobernador arrestó a Quintín encadenándole y haciéndole azotar. Pero por la noche se soltaron las cadenas y, sin saber cómo, Quintín se encontró en la calle. Al día siguiente estaba de nuevo predicando a la gente.
El gobernador, empecinado, lo arrestó otra vez y, después de torturarlo, lo mandó a decapitar.