Oficio de Lectura,
6 de
Diciembre,
San Nicolás, Obispo
Que la fuerza del amor supere el pesar por la muerte
De los tratados de
san Agustín, obispo, sobre
el evangelio de san Juan
Tratado 123,
5
Primero pregunta el Señor lo que ya sabía, y no sólo
una vez, sino dos y tres veces: si Pedro le ama, y otras tantas
veces le oye decir que le ama, y otras tantas veces no le recomienda
otra cosa sino que apaciente sus ovejas.
A la triple negación corresponde la triple confesión, para que la
lengua no fuese menos esclava del amor que del temor, y para que no
pareciese que la inminencia de la muerte le obligó a decir más
palabras que la presencia de la vida. Sea servicio del amor el
apacentar la grey del Señor, como fue señal del temor la negación
del Pastor.
Los que apacientan las ovejas de Cristo con la disposición de que
sean suyas y no de Cristo demuestran que se aman a sí mismos y no a
Cristo.
Contra estos tales nos ponen continuamente en guardia estas palabras
de Cristo, como también las del Apóstol, quien se queja de los que
buscan sus propios intereses, no los de Jesucristo.
Pues qué significa: ¿Me amas? Apacienta mis ovejas, sino lo
siguiente: «Si me amas, no pienses en apacentarte a ti mismo, sino a
mis ovejas; apaciéntalas como mías, no como tuyas; busca mi gloria
en ellas, no la tuya; mi propiedad, no la tuya; mis intereses, y no
los tuyos; no te encuentres nunca en compañía de aquellos que
pertenecen a los tiempos peligrosos, puesto que se aman a sí mismos
y aman todas aquellas cosas que se deducen de este mal principio».
Los que apacientan las ovejas de Cristo que no se amen a sí mismos,
para que no las apacienten como propias, sino como de Cristo.
El defecto que más deben de evitar los que apacientan las ovejas de
Cristo consiste en buscar sus intereses propios, y no los de
Jesucristo, y en utilizar para sus propios deseos a aquellos por
quienes Cristo derramó su sangre.
El amor de Cristo debe crecer hasta tal grado de ardor espiritual en
aquel que apacienta sus ovejas, que supere también el natural temor
a la muerte, por el que no queremos morir aun cuando queremos vivir
con Cristo.
Pero, por muy grande que sea el pesar por la muerte, debe ser
superado por la fuerza del amor hacia aquel que, siendo nuestra
vida, quiso padecer hasta la misma muerte por nosotros.
Pues, si en la muerte no hubiera ningún pesar, o éste fuera muy
pequeño, no sería tan grande la gloria de los mártires. Pero, si el
buen Pastor, que dio su vida por sus ovejas, suscitó tantos mártires
suyos de entre sus ovejas, ¿cuánto más deben luchar hasta la muerte,
por la verdad, y hasta derramar la sangre, contra el pecado,
aquellos a quienes Cristo encomendó apacentar sus ovejas, es decir,
el instruirlas y gobernarlas?
Por esta razón, y ante el ejemplo de la pasión de Cristo, ¿quién no
comprende que son los pastores quienes más deben imitarlo, puesto
que muchas de sus ovejas lo han imitado, y que bajo el cayado del
único Pastor, y en un solo rebaño, los mismos pastores son también
ovejas. A todos hizo ovejas suyas, ya que por todos padeció, pues él
mismo, para padecer por todos, se hizo oveja.
Oración
Imploramos, Señor, tu misericordia y te suplicamos que, por la
intercesión de tu obispo san Nicolás, nos protejas en todos los
peligros, para que podamos caminar seguros por la senda de la
salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.