TIEMPO DE CUARESMA
Lecturas de la liturgia de las horas
JUEVES SANTO
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Hebreos 4, 14-5, 10
Jesucristo, sumo sacerdote
SEGUNDA LECTURA
De la Homilía de
Melitón de Sardes, Obispo, sobre la Pascua
(Núms. 65-71: SCh 123, 94-100)
El Cordero inmaculado nos sacó de la muerte a la vida
Muchas predicciones nos dejaron los profetas en torno al misterio de la
Pascua, que es Cristo; a Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Él vino desde los cielos a la tierra a causa de los sufrimientos humanos;
se revistió de la naturaleza humana en el vientre virginal y apareció
como hombre; hizo suyas las pasiones y sufrimientos humanos con su
cuerpo, sujeto al dolor, y destruyó las pasiones de la carne, de modo
que quien por su espíritu no podía morir acabó con la muerte homicida.
Se vio arrastrado como un cordero y degollado como una oveja, y así nos
redimió de idolatrar al mundo, como en otro tiempo libró a los
israelitas de Egipto, y nos salvó de la mano del Faraón; y marcó
nuestras almas con su propio Espíritu, y los miembros de nuestro cuerpo
con su sangre.
Éste es el que cubrió a la muerte de confusión y dejó sumido al demonio
en el llanto, como Moisés al Faraón. Éste es que derrotó a la
iniquidad y a la injusticia, como Moisés castigó a Egipto con la
esterilidad.
Éste es que nos sacó de la servidumbre a la libertad, de las tinieblas a
la luz, de la muerte a la vida, de la tiranía al recinto
eterno, e hizo de nosotros un sacerdocio nuevo y un pueblo elegido y
eterno. Él es la Pascua de nuestra salvación.
Éste es el que tuvo que sufrir mucho y en muchas ocasiones: el mismo
que fue asesinado en Abel y atado de pies y manos en Isaac, el mismo que
peregrinó en Jacob y fue vendido en José, expuesto en Moisés y
sacrificado en el cordero, perseguido en David y deshonrado en los
profetas.
Éste es el que se encarnó en la Virgen, fue colgado del madero y fue
sepultado en tierra, y el que, resucitado de entre los muertos, subió al
cielo.
Éste es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el mismo que nació
de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño,
empujado a la muerte, inmolado al atardecer y sepultado por la noche;
aquel que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en la tierra;
el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el hombre
surgiera desde lo más hondo del sepulcro.
Oración
Nuestra salvación, Señor, es quererte y amarte; danos la abundancia
de tus dones y, así como por la muerte de tu Hijo esperamos alcanzar
lo que nuestra fe nos promete, por su gloriosa resurrección
concédenos obtener lo que nuestro corazón desea. Por nuestro Señor.
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Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y
María