Cántico de las Criaturas, (Biblia: Daniel 3,
57-88, 56)
y comentario de S.S. Juan Pablo II
El cántico de Ananías, Azarías y Misael,
condenados a morir en un horno ardiente por el rey de Babilonia a
causa de su fe:
Criaturas
todas del Señor,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Angeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos,
bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón,
bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael,
bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo
con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso
y ensalzado por los siglos.
De la reflexión
del Papa
sobre el cántico de Daniel 3, 57-88, 56.
En medio de la condena recibida por manos del rey,
los tres «no dudan en cantar, en alegrarse, en alabar...Las
pesadillas se deshacen como la niebla ante el sol, los miedos se
disuelven, el sufrimiento es cancelado cuando todo el ser humano se
convierte en alabanza y confianza, expectativa y esperanza...Esta
es la fuerza de la oración cuando es pura, intensa, cuando está llena
de abandono en Dios, providente y redentor».
"El Cántico que acabamos de escuchar, entonado por
tres jóvenes que van a sufrir el martirio a causa de su fe, es una
solemne alabanza al Señor por todas las maravillas del universo. Su fe
suscita la intervención del Señor, que los protege de la muerte."
"El himno describe una especie de procesión cósmica, en el que todas
las criaturas bendicen al Señor. El hombre debe añadir a este
concierto de alabanza su voz alegre y confiada, acompañada de una vida
coherente y fiel."
Juan Pablo II, 10-VII-2002