Recopilado por SCTJM

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SI LA MUJER TIENE DERECHO SOBRE SU CUERPO, INTERRUMPIR EL EMBARAZO ¿NO ES UN PROBLEMA?

En principio, aunque no de modo absoluto, es verdadero afirmar que la mujer tiene derecho sobre su propio cuerpo. Pero, ¡cuidado!, sobre el de ella y no sobre el de otro individuo, como lo es la criatura que lleva en su seno. Después de la fecundación, en la intimidad del útero materno está desarrollándose un nuevo ser humano que tiene derecho a ser protegido por la ley y, obviamente, por su propia madre. La privacidad del vientre no autoriza a que se mate dentro de él, del mismo modo que la intimidad de una vivienda no da derecho a sus propietarios a cometer un asesinato dentro de los límites de sus muros.

Dice San Pablo sobre el derecho mutuo que existe entre los esposos: "La mujer no tiene potestad sobre su cuerpo, sino el marido; e igualmente, el marido no tiene potestad sobre su cuerpo, sino la mujer". (1 Cor. 7, 4)

 ¿POR QUÉ LA LEY OBLIGA A DAR A LUZ A UN HIJO O NO DESEADO?

Admitir el derecho a destruir un hijo sólo porque se convirtió en “no deseado”, equivaldría a legalizar el asesinato para solucionar todas las situaciones indeseadas en la sociedad. Más bien los especialistas deberían abocarse a estudiar los motivos por los cuales, lamentablemente, una gestación se volvió indeseable y a proponer salidas, como por ejemplo la adopción de estos niños por parte de familias responsables. Una mujer embarazada es madre. Su hijo ya existe y una vez engendrado no puede librarse de él matándolo tan sólo porque no lo desea.

 ¿NO ES ABSURDO OBLIGAR A UNA MUJER A LLEVAR A TÉRMINO UN EMBARAZO EN EL CASO DE UNA VIOLACIÓN O INCESTO?

Es radicalmente injusto vengar en la criatura sin culpa alguna el crimen del padre y constituye una monstruosidad mucho más grave que la misma violación. Alentar los abortos -por lo demás- es una falsa solución. El combate a la inmoralidad pública y el fortalecimiento de la institución familiar es lo que contribuirá eficazmente a evitar la propagación de las violaciones y los incestos.

LOS HIJOS DE MADRES ADOLESCENTES, ¿NO QUEDAN ESPECIALMENTE SUJETOS A LA POBREZA, AL RESENTIMIENTO Y AL ODIO? UNA NIÑA NO SABRÁ EDUCAR A SUS HIJOS, ¿NO ES MEJOR ABORTARLOS?

Las madres adolescentes que ni siquiera cuenten con el apoyo o la colaboración de su familia, pueden entregar sus hijos a padres adoptivos dedicados. Los hechos demuestran que es mayor el número de matrimonios deseosos de adoptar que el de niños de madres adolescentes, lo que facilitaría encontrar una solución al problema. En los EE.UU. más de dos millones de pedidos de adopción quedan cada año sin atender. Esta cifra debe ser duplicada o triplicada porque estas parejas adoptarían dos o tres niños si se los otorgaran. Y, de acuerdo al Comité Nacional de Adopción, hasta hace algunos años atrás, solo sesenta y cinco mil criaturas se encontraban anualmente disponibles para ser adoptadas.

Por lo tanto, es evidente que los niños nacidos de madres adolescentes tendrían grandes posibilidades de ser bien cuidados y educados. Algunos líderes de movimientos abortistas critican el sistema de adopción, afirmando que el mismo desconoce los derechos de la madre sobre sus hijos biológicos. Aquí debemos aclarar que todo derecho sobre un ser humano implica necesariamente reciprocidad: el niño también tiene derecho a ser bien atendido por la madre. Y no solamente después del nacimiento, sino a partir de su concepción. Los abortistas, que niegan ese derecho a los no nacidos, defienden hipócritamente los derechos de las madres contra el sistema de adopción que contribuye a eliminar los abortos.

¿EL ABORTO NO CONSTITUYE UN MEDIO EFICAZ PARA EVITAR LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA ESPECIALMENTE EN PAÍSES SUBDESARROLLADOS QUE NO PUEDEN ALIMENTAR A TODA LA POBLACIÓN?

En ningún caso una práctica criminal como el aborto debe ser aceptada para solucionar reales o imaginarios problemas de la sociedad contemporánea. De todas maneras, no hay la menor base científica para sustentar que el aumento dela población mundial puede llevar a una crisis alimenticia de proporciones catastróficas, al punto de "obligar" al hombre a recurrir al exterminio de sus semejantes para sobrevivir.

 ¿NO MÁS BRUTAL DEJAR QUE NAZCA UNA CRIATURA DEFORMADA O INFECTADA POR UN VIRUS COMO EL SIDA, QUE ABORTARLA?

Los abortistas, que sin ningún escrúpulo relegan a los nonatos a la condición de desechos, súbitamente sienten pena y piedad por esas criaturas. Sin embargo, cosa singular, ¡las aman tanto que desean matarlas!
Más aún, existiría el derecho de interrumpir la vida después del parto, cuando la criatura nacida estuviera en una situación de grave adversidad o de irreparables malformaciones. Esta actitud es evidentemente absurda porque los individuos minusválidos merecen la misma protección que todos los hombres, antes y después del nacimiento. Por otra parte, el someterse al aborto no librará ni inmunizará a la madre respecto al HIV. Proponer la legalización del aborto para estos casos manifiesta no sólo un desconocimiento científico, sino sobre todo una profunda falta de fe en la Providencia Divina.

¿NO SERÍA MEJOR PROMOVER LOS MÉTODOS ARTIFICIALES DE CONTROL DE LA NATALIDAD, INCLUSIVE ENTRE LOS ADOLESCENTES, PARA EVITAR LA PROLIFERACIÓN DEL ABORTO? LOS ANTICONCEPTIVOS RESOLVERÍAN DE RAÍZ EL DRAMA DEL ABORTO, ELIMINANDO DE UNA VEZ POR TODAS EL PROBLEMA DE LOS EMBARAZOS NO DESEADOS.

La mentalidad anticonceptiva destruye en su raíz el deseo de tener hijos. Es la razón por la cual, cuando los métodos anticonceptivos fallan, las personas frecuentemente recurren al aborto como "solución" para ese "accidente". Las barreras morales ya estaban abatidas por la cultura anticonceptiva. Tanto es así que, quien no practica la anticoncepción, en general rechaza con más fuerza al aborto.

En la Encíclica "Evangelium Vitae #23", El B. Juan Pablo II enseña:

“Se afirma con frecuencia que la anticoncepción, segura y asequible a todos, es el remedio más eficaz contra el aborto. Se acusa además a la Iglesia Católica de favorecer de hecho el aborto al continuar obstinadamente enseñando la ilicitud moral de la anticoncepción. La objeción, mirándolo bien, se revela en realidad falaz. En efecto, puede ser que muchos recurran a los anticonceptivos incluso para evitar después la tentación del aborto. Pero los contravalores inherentes a la ´mentalidad anticonceptiva´ -bien diversa del ejercicio responsable de la paternidad y maternidad, respetando el significado pleno del acto conyugal son tales que hacen precisamente más fuerte esa tentación, ante la eventual concepción de una vida no deseada. De hecho la cultura abortista está particularmente desarrollada justo en los ambientes que rechazan la enseñanza de la Iglesia sobre la anticoncepción”.

CUÁNDO SE ENCUENTRA EN PELIGRO LA VIDA DE LA MADRE, ¿NO CONVIENE INTERRUMPIR EL EMBARAZO?

El fin no justifica los medios. El homicidio voluntario del bebé por nacer teniendo en vista alcanzar presumiblemente un buen resultado (la salud o vida de la madre) nunca puede justificarse. Un médico que atiende a una mujer embarazada tiene, en realidad, dos pacientes. No hay nada de “terapéutico” (del griego therapeia, "tratamiento", "cura") en el acto de matar voluntariamente a uno de los dos.

La práctica del aborto en tales circunstancias, por lo demás, está expresamente prohibida por la moral católica: "No es lícito provocar el aborto, ni siquiera para salvar la vida de la madre o el honor de una joven víctima de violación".

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