Recopilado por SCTJM Podría decirse que en toda discusión de situaciones donde la vida y dignidad de seres humanos se ve amenazada —las que constituyen en sentido amplio el campo de estudio de la bioética— encontramos como una constante la manipulación del lenguaje: palabras o frases característicamente ambiguas que contienen variaciones semánticas artificialmente creadas. Es decir, un lenguaje de medias tintas, enmascarado, muy lejano y ajeno a aquella frase del Evangelio: «que tu sí sea sí, que tu no sea no» (Mt 5,37). Esto —que en sentido amplio podríamos llamar una estrategia (mediante la cual la cultura de muerte busca imponerse)— tiene como objetivos evidentes introducir confusión o engaño en la discusión, de modo intencional. Por ejemplo, encontramos neologismos como ―preembrión o ―interrupción del embarazo y ―regulación de la menstruación para referirse a un aborto.
La abundancia de términos favorece la confusión. Por ello, es preferible no usar esa terminología y simplemente describir la situación concreta a la que nos estamos refiriendo. Con esta estrategia se ganan más adeptos para las posturas anti-vida. Pero en el fondo —algo que es bastante más grave y peligroso— lo que se va generando mediante el uso de términos ambiguos que el límite entre lo aceptable y lo inaceptable se vaya haciendo borroso, llevando así a un cambio de mentalidad, a un nuevo modo de pensar al aproximarse a la vida humana y a la vida en general, cargado de indiferencia e irrespeto hacia la misma. *Ejemplos de manipulación de lenguaje
Ese es precisamente el argumento usado en varios países para afirmar que la ―píldora del día siguiente, llamada también ―anticoncepción oral de emergencia, dado que impide la implantación del embrión en el endometrio uterino, es precisamente un método anticonceptivo y no un aborto, porque ―actúa antes del inicio del embarazo. Volver a la página principal...
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