San Timoteo, obispo y mártir. Año 97.
San Timoteo es el patrono de los malestares estomacales. Su
nombre significa: "Tengo un gran respeto a Dios." Nació en
Listra, Licaonie (Asia Menor), de padre griego y madre judía. Se sabe
de él gracias a las tres epístolas del apóstol San Pablo. Desde muy
temprana edad fue instruido en las Sagradas Escrituras. Se cree que su
madre Eunice, su abuela Lois y él mismo abrazaron el cristianismo y
se hicieron bautizar durante la primera visita de San Pablo a Listra.
Cuando Pablo regresó a ese lugar, en su segundo viaje misionero,
los cristianos de allí le dieron maravillosas recomendaciones acerca
de Timoteo. Entonces Pablo le impuso las manos y le confió el
ministerio de la predicación. Así, el apóstol lo escogió como
colaborador, gran amigo y compañero de misiones –que fueron muchas
veces difíciles y confidenciales, y, en adelante lo consideró
siempre como un hijo suyo. En la segunda carta a los Corintios, el
apóstol se refiere a él como: "Timoteo, mi hijo amado" (1
Corintios); y lo llama de la misma manera en las dos cartas que le
escribió a él.
En efecto, los encontramos a ambos juntos en la primavera del año
50 al otoño del año 52: en Éfeso, Jerusalén, Roma, Frigia, Galacia,
Macedonia, Tesalónica y Corinto. Más tarde, San Pablo le escribirá
recordándole lo buena que fue su familia: "... Que esa fe se
conserve en ti, ya que desde tu más tierna edad te hicieron leer y
meditar las Sagradas Escrituras" (1 Tim. 1:5; 4:14).
Ciertamente, la familia de Timoteo experimentó abundantes gracias
de conversión y crecimiento espiritual durante la estadía de Pablo y
Bernabé en su casa. Allí les ocurrió a los dos predicadores que
tras la curación de un hombre tullido, realizada por medio de Pablo,
la gente de aquella región los confundió con dioses disfrazados de
hombres. Entonces quisieron adorarlos y ofrecerles sacrificios.
Por su parte, Pablo, al darse cuenta, les aclaró que eran tan
sólo criaturas igual que ellos. Entonces los judíos incitaron al
pueblo contra Pablo y Bernabé. Apedreándolos, los dejaron casi
muertos, pero los cristianos los condujeron a la casa de Timoteo, en
donde fueron atendidos.
Para el año 53, Pablo envía a Timoteo a las Iglesias de Macedonia
y de Corinto. Trabajaron juntos nuevamente los años siguientes en
Macedonia, en el Peloponeso y en la Tróada. Y cuando Pablo les
escribe a los romanos, desde su prisión, les menciona que lo
acompaña Timoteo, su fiel discípulo.
La primera carta que le escribió S. Pablo a Timoteo fue en el año
65, desde Macedonia; y la segunda, desde Roma, mientras se encontraba
preso, aguardando su ejecución. En una de las cartas del apóstol a
Timoteo, le dice: "Que nadie te desprecie por tu juventud.
Muéstrate en todo como un modelo para los creyentes, por la palabra,
la conducta, la caridad, la pureza y la fe" (2 Tim. 2). En otro
pasaje, el apóstol desciende a detalles prácticos como la
recomendación de que no tome sólo agua sino también un poco de
vino, debido a los continuos malestares estomacales de Timoteo (Cf. 1
Tim. 5:23).
El historiador Eusebio cuenta que S. Pablo nombró a Timoteo primer
obispo de la Iglesia de Éfeso. Allí, Timoteo fue apaleado y
apedreado por el emperador Diocleciano, ya que se oponía a un
festival pagano en honor de Diana. Así pues, recibió la corona del
martirio en el año 97.
Los restos de S. Timoteo se encuentran en la Iglesia de los
Apóstoles en Constantinopla; y, según la tradición, los fieles
reciben grandes favores cuando rezan a sus pies.
Tito fue amigo y discípulo de San Pablo y lo acompañó en muchos
de sus viajes. Su nombre significa: defensor. A diferencia de Timoteo,
cuando se conocieron, Tito ya había abrazado la fe. Tito se
convirtió en secretario del apóstol, y éste, a su vez, puso en Tito
toda su confianza, tanto, que se ha llegado a decir que fue su
discípulo más querido; Pablo lo envió para que procurara que los
creyentes cumplieran lo que les había dicho en sus cartas. Tito
acompañó a Pablo y a Bernabé al Concilio de Jerusalén, en donde S.
Pablo le impidió dejarse circuncidar.
El apóstol de los gentiles –S. Pablo– lo nombró obispo de la
isla de Creta y le dirigió una carta en donde le señala las
cualidades que deben tener los sacerdotes. Según la tradición Tito
murió en Creta, ya de avanzada edad y en calidad de obispo, en el
año 96.