Beato
Santiago Alberione
1884-1971
Fuente:
Vatican.va
Fundador de la "Familia
Paulina":
Sociedad
de San Pablo y un total de diez instituciones.
Espiritualidad: La conformación plena con Cristo: acoger
todo el Cristo Camino y Verdad y Vida en toda la persona, mente,
voluntad, corazón, fuerzas físicas. Predicar el Evangelio a
todos los pueblos en el espíritu de San Pablo, utilizando los
nuevos medios de comunicación. Por eso se le llama "familia
Paulina" Su espiritualidad está codificada en el librito Donec
formetur Christus in vobis (1932).
El padre alberione es de familia
campesina y profundamente cristiana. Nació en San Lorenzo di
Fossano (Cúneo, Italia) el 4 de abril de 1884, y recibió el
bautismo al día siguiente. Era el cuarto de seis hijos.
El primer año de la escuela elemental, al preguntarle la maestra
qué hará cuando sea mayor, respondió: “Quiero ser cura”.
Perseveró aun en la niñez.
A los 16 años, Santiago es admitido en el seminario de Alba y se
encuentra con su guía espiritual de los próximos 46 años: el
canónigo Francisco Chiesa.
Habiéndose sentido interpelado por la encíclica de León XIII
“Tametsi futura”, Santiago vive la experiencia determinante de
su vida la noche del 31 de diciembre de 1900, en el umbral del
siglo XX. El joven seminarista reza cuatro horas seguidas ante
el Smo. Sacramento. Una “luz especial” le vino de la Hostia, y
desde aquel momento se siente “profundamente obligado a
prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del
nuevo siglo”: “obligado a servir a la Iglesia” con los nuevos
medios que el ingenio humano presentaba.
El 29 de junio de 1907 es ordenado sacerdote. Sigue una breve
pero decisiva experiencia pastoral en Narzole (Cúneo), como
vicepárroco. Allí encuentra al jovencito José Giaccardo, que
para él será lo que fue Timoteo para el apóstol Pablo. Y también
allí, el P. Alberione madura la comprensión de lo que puede
hacer la mujer implicada en el apostolado.
En el seminario de Alba desempeña el cargo de Padre espiritual
de los seminaristas mayores y menores, y da clases de varias
asignaturas. Se presta para la predicación, catequesis y
conferencias en diversas parroquias de la diócesis. Dedica
asimismo mucho tiempo al estudio sobre la situación de la
sociedad civil y eclesial de su tiempo y sobre las nuevas
necesidades que se entrevén.
Comprende que el Señor le guía a una misión nueva: predicar el
Evangelio a todos los pueblos, en el espíritu del apóstol Pablo,
utilizando los medios modernos de comunicación. Atestiguan tal
orientación dos libros suyos: Apuntes de teología pastoral
(1912) y La mujer asociada al celo sacerdotal (1911-1915).
Dicha misión, para tener carisma y continuidad, debe ser asumida
por personas consagradas, pues “las obras de Dios se hacen con
los hombres de Dios”. Y así, el 20 de agosto de 1914,
mientras en Roma muere el papa Pío X, en Alba el P. Alberione da
inicio a la “Familia Paulina” con la fundación de la Pía
Sociedad de San Pablo. El comienzo es pobrísimo, de acuerdo
con la pedagogía divina: “empezar siempre desde un pesebre”.
La familia humana —en la que el P. Alberione se inspira— está
compuesta de hermanos y hermanas. La primera mujer que sigue al
P. Alberione es una muchacha veinteañera de Castagnito (Cúneo):
Teresa Merlo. Con su aporte, Alberione da comienzo a la
congregación de las Hijas de San Pablo (1915). Lentamente
la “Familia” se desarrolla, las vocaciones masculinas y
femeninas aumentan, el apostolado se delinea y toma forma.
En diciembre de 1918 se produce una primera partida de “hijas”
hacia Susa (Turín): empieza una intrépida historia de fe y de
iniciativas, que engendra incluso un estilo característico,
denominado “a la paulina”. Este camino parece interrumpirse en
1923, cuando el P. Alberione enferma gravemente y el diagnóstico
de los médicos no deja esperanzas. Pero el Fundador reemprende
milagrosamente el camino: “San Pablo me curó”, comentará
después. Por entonces aparece en las capillas paulinas la frase
que, en sueño o en revelación, el divino Maestro dirige al
Fundador: “No temáis - Yo estoy con vosotros - Desde aquí
quiero iluminar - Caminad en continua conversión”.
Al año siguiente viene a la vida la segunda congregación
femenina: las Pías Discípulas del Divino Maestro, para el
apostolado eucarístico, sacerdotal, litúrgico. A guiarlas en la
nueva vocación, el P. Alberione llama a la joven Hna. Ma.
Escolástica Rivata, que morirá a los noventa años en olor de
santidad.
El P. Alberione promueve la impresión de ediciones populares de
los Libros Sagrados y otras publicaciones. En 1912 ya había
aparecido la revista Vida Pastoral destinada a los párrocos; en
1921 sale El Domingo, hojita semanal para la animación de la
liturgia dominical; en 1931 nace Familia Cristiana. Muchas otras
siguen.
En octubre de 1938 el P.
Alberione funda la tercera congregación femenina: las
Hermanas de Jesús Buen Pastor o “Pastorcitas”, destinadas al
apostolado pastoral directo en auxilio de los Pastores.
La fundación de la cuarta congregación femenina, el Instituto
Regina Apostolorum para las vocaciones (Hermanas “Apostolinas”),
y de los Institutos de vida secular consagrada: San Gabriel
Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote y Santa
Familia. Un total de diez instituciones (incluidos los
Cooperadores Paulinos),
El P. Alberione observa el Concilio Vaticano II y mientras sufre
por la muerte de sus primeros colaboradores, Timoteo Giaccardo y
Tecla Merlo. Sufre también por las comunidades en países con
dificultades y por su salud, una escoliosis que le atormentaba
noche y día.
En audiencia concedida a la Familia Paulina el 28 de junio de
1969, el Papa Pablo VI dijo:
“Miradlo: humilde, silencioso, incansable, siempre alerta,
siempre ensimismado en sus pensamientos, que van de la oración a
la acción, siempre atento a escrutar los “signos de los
tiempos”, es decir, las formas más geniales de llegar a las
almas... Nuestro P. Alberione ha dado a la Iglesia nuevos
instrumentos para expresarse, nuevos medios para vigorizar y
ampliar su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la
validez y de la posibilidad de su misión en el mundo moderno y
con los medios modernos. Deje, querido P. Alberione, que el Papa
goce de esta prolongada, fiel e incansable fatiga y de los
frutos por ella producidos para gloria de Dios y bien de la
Iglesia”.
El mismo Pablo VI visita al Padre
Alberione en su lecho de muerte y le imparte la bendición. Muere
a los 87 años, el 26 de noviembre de 1971.
El 25 de junio de 1996, el papa Juan Pablo II firmó el Decreto
con el que se reconocen las virtudes heroicas del futuro Beato.
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