Niñez
Su Santidad Juan
Pablo II nació el 18 de Mayo de 1920 en Wadowice, una pequeña
ciudad a 50 km. de Cracovia. El 20 de Junio del mismo año fue
bautizado con
el nombre de
Karol Josef Wojtyla, en la Iglesia de Santa María (formalmente
llamada: Iglesia de la Presentación de la Santísima Virgen
María). Su
padre, (también llamado Karol) era oficial subalterno del
ejército polaco; su madre, Emilia Kaczorowska, había sido
maestra de escuela y costurera. El pequeño Karol era el segundo
hijo de este matrimonio; su hermano Edmund era 15 años mayor que
él. Curiosamente, “Lolek” (apodo que recibiera de su madre y más
tarde de sus compañeros de clase), el niño que 58 años después
habría de ser elegido Papa, nace en la calle “Iglesia” número 7.
Muy cerca de su sencillo hogar, se encuentra la parroquia de
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
En el tiempo en que nace Su Santidad, Wadowice tenía una
población de aproximadamente 8,000 habitantes. Sin embargo,
cultural e intelectualmente, era una ciudad sofisticada. La
pequeña metrópolis tenía reputación por la sobresaliente
educación de sus niños y jóvenes. Contaba con numerosas
parroquias, dos conventos, dos monasterios, tres bibliotecas
públicas, y dos teatros. Cabe destacar que el teatro popular en
Wadowice, durante la juventud de Juan Pablo II, fue reconocido
nacionalmente por sus excepcionales producciones (en gran parte
por la contribución del joven “Lolek”).” En su juventud Karol
Wojtyla formó parte de un grupo dramático llamado “Teatro
Rapsódico,” dirigido por su amigo e instructor teatral,
Kotlarczyk.
La vida del Santo Padre fue marcada por el sufrimiento desde
temprana edad. A los nueve años sufre la pérdida de su madre,
quien falleció el 13 de Abril de 1929. Su padre asume la crianza
de sus dos hijos, siendo un hombre en quien se conjugaban la
rigidez militar y una profunda vida espiritual. El mismo año en
que muere su madre, en el mes de mayo, Karol recibe su Primera
Comunión; desde ese día comenzó a asistir a la Santa Misa a
diario con su papá, costumbre que nunca abandonó a lo largo de
su vida. El Papa Juan Pablo II no ha dejado de recibir la
Sagrada Eucaristía desde el día en que el Señor visitó su
corazón por primera vez en este Sacramento. Del mismo modo, el
día de su Primera Comunión le fue impuesto el escapulario, y
desde entonces siempre ha llevado consigo este sacramental, como
signo de su amor filial a la Santísima Virgen María.
La fe en el hogar Wojtyla estaba sellada y centrada en el
corazón, en la vivencia de la doctrina católica. Ya siendo Papa,
Juan Pablo II escribiría acerca de su padre, que “su sólo
ejemplo era suficiente para inculcar disciplina, y un fuerte
sentido de responsabilidad.” Pero lo que más tocaba el pequeño
corazón de “Lolek” era ver a su padre de rodillas, en oración.
En 1931 ambos se van en una peregrinación a Czestochowa, con el
fin de visitar la imagen de la patrona de Polonia: “la Madonna
Negra.”
Un año después, el 4 de diciembre de 1932, muere su hermano
Edmund, a causa de una epidemia de escarlatina en el hospital
donde ejercía como médico. Su epitafio le describe como “víctima
de su profesión, el cual sacrificó su juventud al servicio de la
humanidad.” Este triste evento fue un terrible golpe para Karol.
El Santo Padre ha dicho que la muerte de su madre dejó una
profunda huella de dolor en su corazón, pero la de su hermano
fue quizás más dolorosa debido a las dramáticas circunstancias
en que aconteció, y en vista de su mayor madurez de entonces.
Un autor reciente nos dice que “la fortaleza y la grandeza de
Juan Pablo II se nutren, inevitablemente, de su continuo
contacto con el sufrimiento y sobre todo de su modo de aceptarlo
y crecer en él.”
Adolescencia
En
1935, a los 15 años, Karol ingresó en la “Cofradía Mariana,” una
asociación de jóvenes católicos. Tan sólo seis meses después fue
elegido presidente de la Cofradía de Wadowice y reelegido al año
siguiente.
Precisamente en el ́35, comenzaron a esparcirse actitudes
anti-semíticas por toda Europa, incluyendo Polonia. Jerzy
Kluger, amigo del Santo Padre en aquél entonces, recuerda que
Lolek trataba incansablemente de razonar con las personas,
haciéndoles ver que el anti-semitismo era anti-cristiano. Para
él, la seriedad de esta situación se hizo muy clara cuando su
amiga judía, Ginka Beer, le anunció que ella y su familia
emigrarían a Palestina. Tanto Karol como su padre trataron de
persuadirla para que permaneciera en Polonia, afirmándole que no
todos los polacos eran anti-Semitas. Afortunadamente, no la
pudieron convencer., y vieron a su amiga partir. De haber
esperado, probablemente hubiese encontrado su nombre en la lista
de deportados de Auschwitz.
En su juventud, el futuro pontífice fue un alumno sobresaliente
en todos sus estudios. En 1938, presentó los exámenes para
obtener el diploma del instituto de segunda enseñanza. Recibió
las máximas calificaciones en polaco, latín, griego, alemán,
historia, filosofía, educación física, y problemas de la Polonia
contemporánea. En sus horas libres estudiaba para obtener un
diploma en arte dramático. En su último año de secundaria, Karol
recibió el Sacramento de la Confirmación, el 3 de Mayo de 1938.
El Arzobispo de Cracovia, Adam Stefan Sapieha visitó en ese año
la escuela Secundaria de Marcin Wadowita. Karol, siendo el mejor
alumno de su clase, fue escogido para darle las palabras de
bienvenida. El arzobispo Sapieha, quedó profundamente
impresionado con Karol. Al conocerle, preguntó al Padre Zacher
si aquél joven no tendría vocación sacerdotal. Éste no sería el
último encuentro de Karol Wojtyla con el arzobispo, el cual,
junto a la figura de su padre, se convertiría en una gran
influencia sobre el sacerdote y futuro pontífice que forjarían
el Señor y la Virgen.
Todos los graduados tenían que cumplir con la obligación de
servir en un batallón de trabajo del ejército. Karol fue
destinado a la construcción de carreteras, en las montañas al
sur de Wadowice. Fue una experiencia de arduo trabajo físico. En
el verano de éste año en que terminó la secundaria, él y su
padre se fueron a vivir a Cracovia, en el sótano de la casa de
su tío materno.
En el otoño, “Lolek” comenzaría sus estudios en la Universidad
Jaguelloniana. Fundada en 1386, se trataba de la institución
escolar más altamente respetada en Polonia, con los mayores
standards académicos. El joven universitario pronto se adaptó a
Cracovia; en el espacio de un mes ya conocía bien la ciudad y se
había adaptado a la atmósfera universitaria. Se asoció a un
grupo de arte dramático, a varios círculos literarios, y a una
sociedad dedicada a la devoción a la Santísima Virgen María. Los
primeros viernes asistía a la Santa Misa en la Catedral de
Wawel, sede del arzobispo de Cracovia.
Pronto contaba con muchas amistades, debido a su jovialidad y a
su afable personalidad. Sin embargo, sus compañeros de clase le
recuerdan siempre por su pureza; nunca formó parte de la vida
social en los bares, o en fiestas. A pesar de tener esta
rectitud interior y exterior, tampoco sus amigos detectaban en
él una actitud de juicio. Karol simplemente era movido por otras
“pasiones,” intelectuales y a la vez “románticas.” Aunque la
mayoría del tiempo en la universidad se encontraba rodeado de
amigos, también se percibía en él un cierto aire de soledad, de
“bohemio.” Además de su fuerte inclinación teatral, Karol sentía
un gran amor por la poesía, escribió en éste género literario
durante más de cuarenta años, desde sus tiempos de estudiante
hasta su elevación al papado, en 1978.
El 1 de Septiembre de 1939, Lolek se encontraba en la Catedral
de Wawel asistiendo al Padre Figlewicz en la Santa Misa. Eran
ellos los únicos presentes, pues en ese día se había dado una
advertencia de defensa civil a todos los ciudadanos, los cuales
permanecieron en sus casas. De repente la Iglesia comenzó a
temblar: los aviones Nazis volaban bajo, abriendo fuego sobre la
ciudad de Cracovia. Una vez terminada la Misa, Lolek salió
diligentemente hacia la casa de sus amigos, la familia
Kydrynski. Julius Kydrynski atestigua que Lolek permanecía con
mucha calma en medio del pánico, su fortaleza irradiaba de tal
forma que infundía calma en los que le veían. Los polacos
corrían a proteger a sus seres queridos en medio del ruido y el
tiroteo de los aviones, mientras que al mismo tiempo, entraban
en la ciudad 2,500 tanques de guerra alemanes.
Las tropas alemanas atacaban desde el Oeste, y por ello, los
ciudadanos de Cracovia comenzaron a evacuar la ciudad yéndose
hacia el este; ajenos al hecho de que Rusia planeaba atacarles
por ese flanco. Familias enteras huían a pie, cargando con sus
más preciadas posesiones, y algunos animales.
Habiendo ayudado a los Kydryndkis, Lolek se apresuró al
encuentro de su padre, y junto a él se incorporó a la evacuación
masiva. Caminaron todos unas cien millas hacia el este… Sin
embargo, al llegar, se encontraron con la “Milicia Roja” de
Rusia. Sintiendo el peso de la opresión en sus corazones,
tuvieron que caminar de regreso hacia su pequeño sótano, donde
sólo les quedaba esperar.
Los alemanes y los rusos se dividieron Polonia, apropiándose del
oeste y del este, respectivamente. Designaron una zona central
de “Gobierno General,” en la que se encontraba Cracovia.
Wadowice pasó a ser parte de Alemania, como también lo sería la
pequeña ciudad de Oswiecim, en alemán llamada Auschwitz.
Honrando su tratado de defensa con Polonia, Inglaterra declaró
guerra a los alemanes, pero era demasiado tarde, la invasión
había sido una estrategia perfecta. La Segunda Guerra Mundial
había comenzado, y sólo hasta el momento de la invasión alemana
de Francia, se convirtió en una guerra activa y no sólo “de
palabras.”
La situación en el país preocupaba al joven Wojtyla. Se impuso a
todos los polacos entre 18 y 60 años de edad, la “obligación de
trabajo público” (forzoso). Los judíos, a partir de los 12 años,
serían escogidos para desempeñar los trabajos más crueles y
penosos. La catedral de Wawel fue cerrada después de que el
arzobispo Sapieha celebrara en ella la última Misa el 29 de
octubre de 1939. La mayoría de las iglesias en Polonia fueron
clausuradas, y tanto sacerdotes como religiosos eran deportados
a los campos de concentración. Durante la ocupación nazi,
Polonia sufrió la pérdida de 1,932 sacerdotes, 850 monjes y 289
religiosas. Las festividades de la Iglesia fueron anuladas y se
prohibió que se rezara en público a la Virgen Negra de
Czestochowa.
Los alemanes no tenían como fin la simple ocupación de Polonia,
sino más bien destruirla por completo. Comenzaron este proceso
movilizando 1.2 millones de polacos y 300,000 judíos hacia la
“zona de gobierno general.” De tal forma, la destrucción de
éstas vidas se llevaría a cabo de una forma rápida. Los Rusos
tenían otro objetivo: en un espacio de dos años desplazaron
forzosamente a más de 1.5 millones de polacos, a campos de
concentración en Siberia.
La Universidad Jaguelloniana fue cerrada permanentemente. Las
autoridades alemanas habían convocado a los profesores de la
misma a una conferencia, y todos los que acudieron (un total de
186 personas), fueron detenidos y deportados a un campo de
concentración de Sachsenhausen-Oranienburg, en Alemania. Karol,
junto con un grupo de jóvenes, se vieron obligados a organizar
una Universidad clandestina. El teatro polaco también fue
estrictamente prohibido, por lo tanto, las obras que él y sus
amigos organizaban también fueron llevadas a cabo en secreto. En
numerosas ocasiones el apartamento de los Kydrynskis sirvió de
escenario para producciones dramáticas, con las cuales
literalmente se jugaban la vida. Durante ese tiempo el futuro
Papa escribió numerosos poemas, tres obras dramáticas, y tradujo
la obra de Sófocles: Edipo Rey, del griego al polaco.
Las autoridades Nazis se fueron deshaciendo de los líderes
religiosos, intelectuales y políticos del país. Todos los
ciudadanos polacos debían de llevar consigo una tarjeta
“Ausweiss,” la cual se les otorgaba a aquéllos quienes
desempeñaban trabajos aprobados por los alemanes. Karol Sr.,
tenía más de 60 años y su pensión militar fue suspendida. Lolek
y sus amigos comenzaron a trabajar en una cantera en Zarzowek,
donde se producía sosa cáustica, un ingrediente para explosivos.
Su empleo consistía en cargar piedra caliza calcinada, y otras
veces trabajaba en las líneas ferroviarias. La experiencia
adquirida en este lugar influyó muchísimo en la filosofía social
y política del futuro Papa. Su vida era sumamente dura, y en
medio de la extenuación física el sufrimiento llamó a la puerta
de su corazón una vez más…
En la tarde del 18 de febrero de 1941, al entrar en el sótano
con medicamentos y la cena para esa noche, Karol encuentra a su
padre muerto. Había fallecido de un ataque al corazón a los 62
años de edad. A la mañana siguiente, Karol se muda con la
familia Kydrynski, incapaz de soportar la soledad y la ausencia
de su papá en la calle Tyniecka. María Kydrynska recuerda que
Lolek la abrazó llorando, y en medio de su dolor pronunció éstas
palabras: ̈No estuve con mi padre al momento de su muerte.̈. El
22 de febrero fueron enterrados sus restos en el cementerio
militar de Cracovia. El joven Wojtyla comenzó a visitar el
cementerio todos los días al salir de su trabajo en la cantera.
Un compañero suyo, quien es ahora sacerdote, el Padre Malinski,
comenta que la situación de su amigo era tanto preocupante, pues
su aflicción era sobrecogedora. Pero hubo alguien que le ayudó a
“recuperar el equilibrio,” y que le encaminó hacia el
sacerdocio: Jan Leopold Tyranowski.
Tyranowski era un sastre a quien Karol conoció la tarde de un
sábado, en el año 1940, en la iglesia parroquial de los padres
salesianos de San Estanislao Kostka. Lolek se encontraba allí
para participar de un grupo de oración de jóvenes llamado “el
Rosario Viviente.” El joven Wojtyla encontró en Tyranowski un
mentor religioso que le guiaría en el camino de un profundo
misticismo, siguiendo la espiritualidad de San Juan de la Cruz y
de Santa Teresa de Ávila. Muchas veces oraban, caminando juntos
hacia la cantera donde trabajaba Lolek. Fue una amistad que no
duraría más que siete años, pues en marzo de 1947, Tyranowski
murió de una grave infección. Sufrió dolores terribles y hubo
que amputarle un brazo, lo cual le causó sordera, tres días
antes de su muerte. En 1949, Karol, siendo ya sacerdote, diría
acerca de este gran amigo suyo, que había sido un hombre que
“había probado que no sólo se puede saber de Dios, sino que se
puede vivir a través de Dios.”
Durante su estancia con los Kydrynskis, Karol pudo cambiar de
empleo, pasando a la fábrica de Borek Falecki, en la cual las
condiciones de trabajo eran mucho mejores. En el verano de 1941
también recibe la grata sorpresa de tener muy cerca a su amigo y
mentor teatral, Karol Kotlarczyk, quien huye de Wadowice a
Cracovia junto con su esposa.
El “sacerdocio secreto” de Karol Wojtyla
Ez.34:11.23-24: “Yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por
él; Yo suscitaré para ponérselo al frente, un solo pastor que lo
apacentará”
Recién cumplidos los veintidós años, Karol pudo participar de
una peregrinación a Czestochowa junto a otros once jóvenes. Los
alemanes sólo permitían peregrinos en grupos muy reducidos. A
escondidas de los nazis, todos ellos hicieron un juramento ante
la imagen de la Santísima Virgen: “Nosotros, la juventud
académica polaca, en inflexible defensa del Espíritu Santo, con
fe en un mañana mejor, declaramos nuestro juramento en la
Montaña Luminosa, llenos de admiración ante el juicio de la
Providencia.”
En septiembre de ese mismo año, Karol le pide a su amigo
Kotlarczyk que no le asigne más papeles en las representaciones
teatrales, explicándole que quería hacerse sacerdote e ingresar
en un seminario secreto. Dicho seminario comenzó a funcionar
bajo el arzobispo Sapieha, en octubre del mismo año. Se corrían
altos riesgos, pues ser detenido como seminarista secreto,
automáticamente significaba ser deportado a un campo de
concentración.
Los estudiantes del seminario se levantaban cada mañana a las
seis, tenían una hora de oración, y a continuación la
celebración de la Santa Misa a las siete. Seguidamente
desayunaban y tenían clase desde las 8:15 de la mañana hasta el
mediodía. En la tarde tenían tiempo de adoración ante el
Santísimo Sacramento, y a las 6:30 recibían una conferencia
espiritual, impartida por el padre Smolénski o el arzobispo
Sapieha. Más tarde cenaban y tenían un tiempo de oración
nuevamente a las 8:15. Se confesaban una vez por semana y
participaban regularmente de retiros espirituales. Karol Wojtyla
se destacaba por sus cualidades intelectuales y por su piedad.
La vida en el seminario transcurría ocultamente, pero en el
orden de Dios, hasta que en Enero de 1945, los alemanes se
vieron forzados a abandonar la ciudad de Cracovia bajo el ataque
de Rusia. Con esta nueva ocupación los seminaristas tuvieron la
oportunidad de retomar el antiguo seminario cerca del Castillo
de Wawel. Sin embargo, pronto descubrieron que los nuevos
ocupantes rusos llevarían a cabo brutales persecuciones contra
los católicos. Polonia, al final de la Segunda Guerra mundial,
no vio una restauración de la libertad, sino que más bien pasó a
ser víctima del totalitarianismo comunista de Stalin.
La Universidad Jaguelloniana resurgió, y consecuentemente, Karol
pudo completar su tercer año de teología, comenzando su cuarto y
último año en el otoño de 1945. En todos sus escritos escolares,
el jóven Wojtyla escribía: “a Jesús por María,” o “Jesús, María
y José.” Su devoción y admiración por san Juan de la Cruz
incrementó, y a raíz de ello, comenzó a estudiar la lengua
española para así poder leer los escritos originales del gran
místico Carmelita. De hecho, Karol discernía seriamente si debía
de entrar a un monasterio carmelita de Czerna. Presentó su
inquietud vocacional al arzobispo Sapieha, el cual le contestó:
“Primero haz de terminar lo que has comenzado,” al escuchar
estas palabras, Karol no insistió más en la idea.
Poco tiempo después de la guerra, Karol conoció la historia
sacrificial del sacerdote Maximiliano María Kolbe, en Auschwitz.
El mártir franciscano que había dado la vida por un compañero de
prisión, se convirtió en su modelo sacerdotal: aquél que vivió
su condición sacramental como un “alter Christus” (otro Cristo).
Éste ideal les fue inculcado a todos en el seminario, a través
del conocimiento de la vida del mártir, y del rezo de las
letanías de Nuestro Señor Jesucristo, Sacerdote y Víctima. Estas
letanías les ayudaban a entender que el morir a uno mismo, es la
cruz de la vocación cristiana vivida seriamente, y en especial,
la cruz de la vocación del sacerdote.
En febrero de 1946, el arzobispo Sapieha es nombrado Cardenal
por el Papa Pío XII. De regreso a Cracovia, desea enviar a sus
mejores sacerdotes a Roma, y decide que Karol debería comenzar
su doctorado en teología en el “Angelicum,” Sapieha acelera su
ordenación con éste propósito, y también, debido a la
persecución y riesgos políticos en Polonia.
El 1ro de noviembre de 1946, Karol Wojtyla es ordenado sacerdote
por el cardenal Sapieha en la capilla privada del mismo. Recibió
una distinción especial, permitiéndosele celebrar su primera
misa en la cripta de San Leonardo, en la Catedral de Wawel. Dado
que era el día de Todos los Santos, pudo celebrar tres misas
“mudas,” por el alma de su madre, de su padre y de su hermano, a
las cuales asistieron todos los miembros del Teatro Rapsódico.
El 15 de noviembre Karol se despide de sus seres queridos y se
traslada a Roma, ciudad de la cual se enamoró completamente. A
petición del Cardenal Sapieha, tanto él como su amigo sacerdote
y acompañante Starowiesky, comenzaron a vivir en el Colegio
Belga. Tuvo la oportunidad y la gracia particular de conocer a
Su Santidad Pío XII en una audiencia privada concedida a los
estudiantes del colegio. Durante estos años de estudio estuvo
bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, uno de
los principales teólogos del siglo. El mismo, le tutelaba así
como lo hubiera hecho Tyranowski años antes. Presentó la tesis
de su doctorado en 1948, titulada: “La fe según San Juan de la
Cruz.”
Ese mismo año regresa a Polonia, pasando a ser vicario de
diversas parroquias en Cracovia, y capellán de los
universitarios hasta el año 1951. Continuó estudiando teología y
filosofía en la Universidad Católica de Lublin, presentando otra
tesis en 1953: “Valoración de la posibilidad de fundar una ética
católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler,” Más
tarde fue profesor de Teología Moral y Ética Social en el
seminario mayor de Cracovia y en la facultad de teología de
Lublin. También accedió a enseñar en los seminarios de Katowice
y Czestochowa, y daba conferencias en San Florián y en el
convento de las Hermanas Ursulinas en Cracovia. Debido a la
multitud de responsabilidades, se veía obligado a viajar a
diario, llevando una vida muy agitada. En la actualidad
conocemos la fecundísima vida apostólica del Santo Padre, y
desde este punto de vista podemos contemplar cómo el Señor iba
preparando el corazón y los eventos en la vida de Karol Wojtyla,
para que llegara a ser el gran Pontífice que tuvimos.
Ordenación Episcopal
En
1958, Pío XII le nombra Obispo titular de Ombia y Obispo
Auxiliar de Cracovia; recibe su ordenación episcopal el 28 de
septiembre de 1958 en la Catedral de Wawel, de manos del
Arzobispo Eugeniusz Baziak. El nuevo Obispo Polaco escoge como
lema oficial las palabras latinas: Totus Tuus, declarando de
éste modo, su gran amor y entrega total a la Santísima Virgen
María.
Pocos días después de su ordenación, muere el Papa Pío XII. Le
sucede Juan XXIII, el cual revela sus planes de llevar a cabo la
celebración del Concilio Vaticano II, el 25 de enero de 1959. A
finales de mayo, la Comisión Ante-preparatoria Pontificia invita
al Obispo Wojtyla a participar de éste evento. Su colaboración
en el Concilio fue importantísima, especialmente en la
elaboración de la constitución dogmática Gaudium et Spes.
También fue significativo su aporte en la constitución dogmática
Lumen Gentium. Al día siguiente de finalizar las sesiones del
Concilio, el Obispo Wojtyla emprende una peregrinación a Tierra
Santa.
El 30 de marzo de 1964, el Papa Pablo VI, nombra a Karol Józef
Wojtyla Arzobispo Metropolitano de Cracovia, a la edad de
cuarenta y tres años. El 20 de abril de 1967, tuvo una audiencia
privada con el Papa y dos meses después fue nombrado Cardenal,
el día 26 de junio.
La situación en Polonia durante éste tiempo era crítica, debido
al marxismo y a las grandes crisis sociales y económicas, pero
nada de eso pudo parar al nuevo Cardenal. A raíz de su
nombramiento, inicia la creación de un sistema de educación
religiosa para los niños fuera de las escuelas. También formó
una rama de pastoral para los sordomudos y los ciegos, y
organizó el “Movimiento Sacrosanto,” con el fin de difundir y
promover la música sacra. Acto seguido, origina la Academia
Teológica Pontificia y el Instituto de la Familia, en Cracovia.
Otro de sus grandes ministerios apostólicos fue “S.O.S. Cardenal
Wojtyla,” un programa para ayudar a las madres solteras que
deseaban abortar.
En mayo de 1978 visita una vez más al Papa Pablo VI; sería su
último encuentro con el pontífice, el cual muere tres meses
después. El 12 de agosto, viaja a Roma junto al Cardenal
Wyszynski para asistir al entierro y eligir a su sucesor. El 25
de agosto da inicio el cónclave, saliendo electo el cardenal
Albino Luciani, quien tomó el nombre de Juan Pablo I. Wojtyla
fue uno de los cardenales que el nuevo pontífice recibió de
inmediato en una audiencia privada. Tan sólo días después
fallece el recién electo Papa, el 28 de septiembre del mismo
año.
Abemus Papam!
El 3 de octubre, viaja una vez más a Roma con el Cardenal
Wyszynski…. pero esta vez no regresaría a Polonia tan
rápidamente. Asistió al entierro de Juan Pablo I, participó de
numerosas Misas solemnes, e incluso tuvo la oportunidad de hacer
excursiones a la campiña romana. El 13 de octubre se une una vez
más al cónclave, en el Palacio Apostólico, junto a la Capilla
Sixtina. Tres días después, a las 6:44 de la tarde, la humareda
blanca anunciaba la elección del nuevo Papa. El Cardenal Wojtyla
tomaba el nombre de Juan Pablo II, convirtiéndose en el papa
número 264 de la Iglesia Católica.
Las siguientes estadísticas, son tomadas de la página de
Internet del vaticano, el 31 de mayo del año 2003:
Desde el comienzo de su pontificado, el 16 de octubre de 1978,
el Papa Juan Pablo II ha realizado 99 viajes pastorales fuera de
Italia, y 142 por el interior de este país. Además, como Obispo
de Roma ha visitado 301 de las 334 parroquias romanas.
Desde 1978 hasta su muerte, el Santo Padre ha presidio 15
Asambleas del Sínodo de los Obispos: 6 ordinarias (1980, 1983,
1987, 1990, 1994, 2001), 1 general extraordinaria (1985), y 8
especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 [2] y 1999).
Ningún otro Papa se ha encontrado con tantas personas como Juan
Pablo II: en cifras, más de 16.700.00 peregrinos han participado
en las más de 1000 Audiencias Generales que se celebran los
miércoles. Ese número no incluye las otras audiencias especiales
y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos
durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles
que el Papa ha encontrado durante las visitas pastorales
efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar
también las numerosas personalidades de gobierno con las que se
ha entrevistado durante las 38 visitas oficiales y las 690
audiencias o encuentros con jefes de Estado y 226 audiencias y
encuentros con Primeros Ministros.
Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas
Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ
celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de
jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia
se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las
familias, inaugurados por él en 1994.
Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró
el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él
en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó
después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la
carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a
los fieles el camino del tiempo futuro.
Con el Año de la Redención, el Año Mariano (1987), el Ano de la
Familia (1994) y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación
espiritual de la Iglesia. Realizó numerosas canonizaciones y
beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad
de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro
tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que
proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482
santos, incluyendo a San Pío, Beata Teresa Benedita de la Cruz,
Edith Stein, Santa Faustina, San José María Escrivá de Balaguer,
para nombrar algunos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús
Doctora de la Iglesia. Amplió notablemente el Colegio
cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno "in pectore", cuyo
nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios.
Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.
Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales
ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general
extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995,
1997, 1998 (2) y 1999). Entre sus documentos principales se
incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11
Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas. Promulgó el
Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación,
autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II.
Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de
las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.
Algunos eventos de su Pontífice sobre la importancia de la
Familia y la Santísima Virgen Maria incluyen:
Junio 7, 1980, al final de celebrar la misa del 1600th
aniversario del primer Concilio de Constantinopla y del 1550th
aniversario del Concilio de Efesus, el Papa da una Bendición
Apostólica en la Basílica de San Pedro; en la tarde, durante las
vísperas, en la Basílica de Santa Maria Mayor, Juan Pablo II
anuncia el Acto de Encomiendo al Inmaculado Corazón de Maria.
Noviembre 22, 1981, Exhortación Pastoral Familiaris Consortio –
la familia y su parte en el Mundo Moderno, publicado Diciembre
15, 1981.
Mayo 12, 1982, Visita pastoral a Portugal un ano después del
atentado contra su vida en la Plaza de San Pedro, marcando la
visita pastoral numero 11 de su pontífice. El próximo día ante
la estatua de Nuestra Señora de Fátima, Juan Pablo II recita el
Acto de Consagración y Encomiendo del mundo al Inmaculado
Corazón de Maria.
Octubre 16, 1983, en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II junto
con los cardenales y obispos que participaron en el Sínodo de
Obispos, repiten el Acto de Encomiendacion y Consagración del
mundo al Inmaculado Corazón de Maria, que ya había sido
proclamado en Fátima el 13 de mayo 1982.
Marzo 25, 1984, el Jubileo de Familias, ante la estatua de
Nuestra Señora de Fátima en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II
en unión espiritual con todos los Obispos del mundo repite el
Acto de Encomiendacion de toda la humanidad y personas a Maria
Santísima. También, la Exhortación Apostólica Redemptionis donum
– a todos los hombres y mujeres religiosas en su consagración en
la luz del misterio de redención publicado 29 de marzo 1984.
Agosto 15, 1989 – Exhortación Apostólica -Redemptoris Custos-
sobre la persona y misión de San José en la Vida de Cristo y la
Iglesia.
En el día 22 de febrero del 1987, el da la instrucción - Donum
vitae- de la Congregación para la Doctrina, publicado el día 2
de marzo del 1987 – sobre el respecto de la vida humana su
origen y sobre la dignidad de la procreación y salio la Carta
Encíclica Redemptoris Mater – sobre la Santísima Virgen Maria en
la Vida de la Iglesia Peregrina, en el mismo ano Mariano.
En 1994 declaro, el Año de la Familia; en febrero 2, la Carta a
las Familias – para el Año Internacional de la Familia, el
escribe “una persona va hacia delante de la familia para
realizar en una nueva unidad de familia su vocación particular
en la vida.”
Su devoción y amor hacía la Virgen María era evidente en los
muchos viajes que hizo a diferentes santuarios Marianos, sus
audiencias, sus escritos, todas las consagraciones a María
durante su pontificado. El 16 de octubre de 2002 ,él entrega a
la Iglesia la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae sobre el
Santo Rosario, e introdujo los misterios luminosos del Santo
Rosario y proclamo el Año del Rosario de octubre 2002 a octubre
del 2003. Su escudo papal también nos habla de su amor y total
entrega a la Madre de Dios. El escudo del Papa Juan Pablo II
quiere ser sobre todo un homenaje al misterio central del
cristianismo, el misterio de la redención. Por ello presenta una
cruz, si bien de forma distinta de los modelos acostumbrados en
heráldica. La razón de que el brazo vertical de dicha cruz esté
algo desplazado hacia la izquierda queda patente al ver el tema
que figura en la parte derecha: una M mayúscula, grande y
majestuosa, que recuerda la presencia de María al pie de la cruz
y su participación excepcional en la redención. La fuerte
devoción del Pontífice a la Santísima Virgen se manifiesta así y
estaba ya expresada en el lema del cardenal Wojtyla: «Totus
tuus». No se debe olvidar que precisamente en el territorio de
la provincia eclesiástica de Cracovia está enclavado el
celebérrimo Czestochowa, donde desde hace siglos el pueblo
polaco centra su devoción a la Virgen.
El Siervo de Dios también publicó cinco libros como doctor
privado: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de
1994);"Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi
ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996); "Tríptico romano -
Meditaciones", libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos!
¡Vamos!” (Mayo de 2004) y “Memoria e identidad”
(febrero de 2005).
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 9:37pm,
mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava
de Pascua y domingo de la Divina Misericordia.
Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se
celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres
millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II,
haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la
basílica de San Pedro.
Resuenan en nuestros corazones estas palabras del Siervo de
Dios: “Me voy, pero no me voy. Me voy, pero no me ausento, pues,
aunque me voy, de corazón me quedo.” (Juan Pablo II – en Méjico)
Beatificado el 1 de Mayo, 2011 (Domingo de la Divina Misericordia)
Oración a Nta. Señora de Kalwaria por SS Juan Pablo II (Julio
2002)
“Dirige, oh Señora de las gracias, tu mirada a este pueblo que
desde hace siglos permanece fiel a ti y a tu hijo. Dirige la
mirada a esta nación, que siempre ha puesto su esperanza en tu
amor de Madre. Dirige a nosotros la mirada, de esos tus ojos
misericordiosos, y obténnos lo que tus hijos más necesitan. Abre
el corazón de los ricos a las necesidades de los pobres y de los
que sufren. Haz que los desempleados encuentren trabajo. Ayuda a
los que se han quedado en la calle a encontrar una vivienda.
Dona a las familias el amor que les permite superar todas las
dificultades. Indica a los jóvenes el camino y las perspectivas
para el futuro. Envuelve a los niños con el manto de tu
protección, para que no sufran. Anima a las comunidades
religiosas con la gracia de la fe, la esperanza y la caridad.
Haz que los sacerdotes sigan las huellas de tu Hijo dando cada
día la vida por las ovejas. Obtén para los obispos la luz del
Espíritu Santo, para que guíen a la Iglesia en estas tierras
hacia el Reino de tu Hijo por un camino único y recto.
Madre Santísima, nuestra Señora de Kalwaria, obtén también para
mí las fuerzas del cuerpo y del espíritu, para que pueda cumplir
hasta el fin la misión que me ha encomendado el Resucitado. En
ti pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a ti
encomiendo el destino de la Iglesia, a ti entrego mi nación; en
tí confío y te declaro una vez más: Totus Tuus, María! Totus
Tuus! Amén”.