SANTA FINA O
SERAFINA
Mártir
Fiesta 12 de marzo (no está en el calendario actual)
Murió en Geminiano (Toscana, Italia) el 12 de marzo de 1253.
(No
confunda el nombre de esta santa con el apodo "Fina" que suele darse a
las damas llamadas "Josefina". Este nombre es el femenino de José)
El antiguo pueblo de San Geminiano, en Toscana,
conserva con especial veneración la memoria de Santa Fina, una joven
cuya causa de
canonización se fundó en la perfecta resignación con que aceptó el
sufrimiento corporal.
Nació de
padres que habían caído en la pobreza. La niña era bonita y tenía una
inclinación hacia la caridad. A pesar de su pobreza, guardaba la mitad
de su escaso alimento para darlo a aquellos mas pobres que ella. Vivía
con la mayor humildad cosiendo, hilando durante el día, pero ocupando
el tiempo de descanso en la oración.
Parece que
su padre murió cuando era ella aun joven y por esa época fue atacada
por una serie de males. Su cabeza, manos, ojos, pies y órganos
internos se afectaron; sobrevino la parálisis, perdió su belleza. Como
crucificada, a imitación de Cristo, permaneció en la misma postura por
seis años sobre un tablón, sin moverse. Sólo su madre vivía con
ella pero casi siempre estaba ausente, trabajando o pidiendo limosna
para comer. A pesar de sus terribles sufrimientos, Fina nunca se
quejó; permanecía serena y con sus ojos fijos en el crucifijo repetía:
"No son mis llagas las que me hieren, ¡Oh Cristo!, sino las tuyas".
Un nuevo
golpe cayó sobre ella. Su madre murió repentinamente y Fina quedó
totalmente sola en la miseria. Con excepción de su fiel amiga Beldia,
nadie mas la veía y únicamente dependía de las limosnas de los pobres
vecinos, los cuales muy poco se acercaban a ella a causa de sus llagas
repugnantes.
Los
insectos se posaban en las llagas sobre su rostro. No los podía
espantar porque sus manos estaban inmóviles. A través de tantas
calamidades, Santa Fina recibía a quien le visitara con alegría y
agradecimiento. Se consideraba la mas dichosa de las criaturas.
Experimentaba éxtasis.
Fina había
oído hablar de San Gregorio Magno y
de sus sufrimientos, y tenía especial veneración por el. Solía orar
para que el, que había sido probado tanto por las enfermedades,
intercediera a Dios a fin de que ella tuviera paciencia en su
aflicción. Ocho días antes de su muerte, cundo yacía sola como de
costumbre, San Gregorio se le apareció y le dijo: "querida niña, en mi
festividad Dios te dará descanso". Así sucedió: el 12 de marzo de 1253
murió y los vecinos declararon que su cadáver estaba sonriente. Al
levantar su cuerpo del tablón sobre el que había permanecido tanto
tiempo, la madera podrida se encontró cubierta de violetas blancas.
Toda la ciudad asistió al entierro y se afirma que se realizaron
muchos milagros por su intercesión. Uno de ellos: Estando ya
muerta, levantó su mano y, ciñendo el brazo lesionado de su amiga
Beldia, lo sanó.
Los
campesinos de San Geminiano aun llaman "flores de Santa Fina" a las
violetas blancas que florecen aproximadamente por la estación en la
que se celebra su festividad.
Fuente:
Vida de los Santos, Butler.