San Estanislao
Obispo y Mártir, 1058-1079
Fiesta: 11 de abril
Ver también:
La
lucha por la fe
Catedral de Cracovia
Breve
Nacido en Szczepanowski (Polonia) hacia el año 1030 hizo sus estudios en
París. Ordenado presbítero, sucedió a Lamberto, obispo de Cracovia, el
año 1071. Fue un buen pastor al frente de su Iglesia, ayudó a los pobres
y visitó a sus clérigos todos los años. El año 1079, fue asesinado por
el rey Boleslao, a quien había increpado por su mala conducta.
Nació cerca
de Cracovia, Polonia, en el año 1030. Sus padres llevaban treinta años de casados
sin lograr tener hijos y consideraron el nacimiento de Estanislao como
un verdadero regalo de Dios. Lo educaron lo más piadosamente que
pudieron.
Estudió en
Polonia y en París, y una vez ordenado sacerdote por el obispo de
Cracovia (que es la segunda ciudad de Polonia), le nombraron párroco de
la catedral. Se distinguió por su gran elocuencia, por el impresionante
ejemplo de vida santa que brindaba a todos con su buen comportamiento, y
por la reforma de costumbres que lograba conseguir con sus predicaciones
y con su dirección espiritual.
El señor
obispo deseaba que Estanislao fuera su sucesor, pero él no aceptaba ser
obispo porque se creía indigno de tan alta dignidad. Sin embargo, al
morir el prelado, el pueblo lo aclamó como el más digno para asumir su
puesto. Ejerció el obispado por siete años, desde el año 1072, hasta el
año de su muerte, 1079.
Era muy
estricto en exigir a cada sacerdote el cumplimento exacto de sus deberes
sacerdotales. Visitaba cada año a todas las parroquias y dedicaba mucho
tiempo a la predicación y a la instrucción del pueblo. Su palacio
episcopal vivía lleno de pobres, porque jamás negaba ayudas a los
necesitados. Tenía una lista de las familias que estaban pasando por
situaciones económicas más penosas, para enviarles sus generosas ayudas.
El rey de
Polonia, Boleslao, era un valiente guerrero pero se dejaba dominar
por sus bajas pasiones. Al principio se entendía muy bien con el
obispo Estanislao, pero luego empezó a cometer faltas muy graves que
escandalizaban y daban muy mal ejemplo al pueblo. El obispo tuvo que
intervenir fuertemente en esta situación. San Estanislao recordaba muy
bien aquel mandato de San Pablo: “Es necesario reprender, aconsejar y
hasta amenazar, con toda paciencia y doctrina, porque llega el tiempo en
que los hombres arrastrados por sus propias pasiones ya no quieren oír
las doctrinas verdaderas, sino las falsedades” (2 Tim 4,2).
Como San Juan Bautista con respecto a Herodes, el valiente Obispo de
Cracovia, levantó la voz, amonestando al poderoso soberano sobre el
deber de respetar los derechos ajenos. En efecto, las crónicas del
tiempo narran que el rey se enamoró de la bella Cristina, esposa de
Miecislao, y sin pensarlo dos veces, la hizo raptar con grave escándalo
para todo el país. Consecuentemente, Estanislao le amenazó con la
excomunión, y después le excomulgó. Entonces el rey Boleslao se
enfureció y ordenó asesinar a Estanislao en Cracovia, en la iglesia de
santa Matilde, durante la celebración de la Santa Misa. Cuentan que el
horrible asesinato lo hubo de cometer el mismo soberano, después que los
guardias a quienes envió, se vieron obligados a retirarse por una fuerza
misteriosa. Desde el mismo día de su martirio, los polacos comenzaron a
venerarlo. San Estanislao fue canonizado el 17 de agosto de 1253, en la
basílica de San Francisco de Asís, y desde entonces se difundió su culto
en toda Europa y América.
Juan Pablo II fue obispo de
Cracovia y como tal, sucesor de San Estanislao.