“La Iglesia católica
quiere contribuir a la paz en Tierra Santa”
Respuestas de S.S.Benedicto XVI a los periodistas en
el vuelo a Jordania
Mayo 8, 2009
www.zenit.org
--Padre Lombardi:
Santidad, le
agradecemos mucho que nos dé también esta vez una ocasión de un
encuentro con usted al inicio de un viaje tan importante y
comprometido. Entre otras cosas, nos da también la oportunidad
de augurarle un buen viaje y de decirle que colaboraremos en
difundir los mensajes que usted intentará darnos. Como es
habitual, las preguntas que ahora planteo son el resultado de
una recogida de preguntas entre los colegas aquí presentes. Las
planteo yo por motivos de facilidad logística, pero en realidad
son fruto del trabajo común.
--Pregunta:
Santidad, este viaje sucede en un periodo muy delicado para
Oriente Medio: hay fuertes tensiones -con ocasión de la crisis
de Gaza, se había incluso pensado en que usted renunciaría a
realizarlo. Al mismo tiempo, pocos días después de su viaje, los
principales responsables políticos de Israel y de la Autoridad
palestina se encontrarán con el presidente Obama. ¿Piensa usted
que podrá dar una contribución al proceso de paz que ahora
parece encallado?
--Benedicto XVI:
¡Buenos días! Quisiera ante todo agradeceros el trabajo que
hacéis y desearnos a todos un buen viaje, una buena
peregrinación, un buen retorno. Respecto a la pregunta,
ciertamente intento contribuir a la paz no como individuo, sino
en nombre de la Iglesia católica, de la Santa Sede. Nosotros no
somos un poder político, sino una fuerza espiritual y esta
fuerza espiritual es una realidad que puede contribuir al
progreso del proceso de paz. Veo tres niveles: como creyentes,
estamos convencidos de que la oración es una verdadera fuerza.
Abre el mundo a Dios: estamos convencidos de que Dios escucha y
de que puede actuar en la historia. Pienso que si millones de
personas, de creyentes, rezan, es realmente una fuerza que
influye y puede contribuir a ir adelante con la paz. Segundo
punto: intentamos ayudar en la formación de las conciencias. La
conciencia es la capacidad del hombre de percibir la verdad,
pero esta capacidad está a menudo obstaculizada por intereses
particulares. Y liberar de estos intereses, abrir más a la
verdad, a los verdaderos valores es una gran tarea: es un deber
de la Iglesia ayudar a conocer los verdaderos criterios, los
verdaderos valores, y liberarnos de intereses particulares. Y
así, tercer punto, interpelamos también -¡precisamente es así!-
a la razón: precisamente porque no somos parte política, podemos
quizás más fácilmente, también a la luz de la fe, ver los
verdaderos criterios, ayudar a entender lo que contribuye a la
paz y hablar a la razón, apoyar las posturas realmente
razonables. Y esto lo hemos hecho ya y queremos hacerlo ahora y
en el futuro.
--Gracias, Santidad, segunda pregunta. Usted, como teólogo, ha
reflexionado en particular sobre la raíz única que une a
cristianos y judíos. ¿Cómo es posible que, a pesar de los
esfuerzos de diálogo, se produzcan a menudo ocasiones de
malentendidos? ¿Cómo ve el futuro del diálogo entre las dos
comunidades?
--Benedicto XVI:
Lo importante es que en realidad tenemos la misma raíz, los
mismos Libros del Antiguo Testamento que son -tanto para los
judíos como para nosotros- Libro de la Revelación. Pero
naturalmente, tras dos mil años de historias distintas, es más,
separadas, no hay que sorprenderse por el hecho de que se den
malentedidos, porque se han formado tradiciones de
interpretación, de lenguaje, de pensamiento muy distintas, por
así decirlo, un "cosmos semántico" muy distinto, de modo que las
mismas palabras en ambas partes significan cosas distintas; y
con este uso de palabras que, en el curso de la historia han
conformado significados diversos, nacen obviamente
malentendidos. Debemos hacer de todo para aprender uno el
lenguaje del otro, y me parece que hacemos grandes progresos.
Hoy tenemos la posibilidad de que los jóvenes, los futuros
profesores de teología, puedan estudiar en Jerusalén, en la
Universidad hebrea, y los judíos tienen contacto académico con
nosotros: así se da un encuentro de estos "cosmos semánticos"
distintos. Aprendemos mutuamente y avanzamos por el camino del
verdadero diálogo, aprendemos uno del otro y estoy seguro y
convencido de que hacemos progresos. Y esto ayudará también a la
paz, es más, al amor recíproco.
--Santidad, este viaje tiene dos dimensiones esenciales de
diálogo interreligioso, con el islam y con el judaísmo. ¿Son dos
direcciones completamente separadas entre ellas, o habrá también
un mensaje común que tenga que ver con las tres religiones que
hacen referencia a Abraham?
--Benedicto XVI:
Ciertamente existe también un mensaje común y será ocasión de
presentarlo y, a pesar de la diferencia de orígenes, tenemos
raíces comunes, porque, como ya he dicho, el cristianismo nace
del Antiguo Testamento y la escritura del Nuevo Testamento sin
el Antiguo no existiría, porque se refiere permanentemente a la
Escritura, es decir, al Antiguo Testamento; pero también el
Islam ha nacido en un ambiente donde estaba presente tanto el
judaísmo como las diversas ramas del cristianismo,
judeo-cristianismo, cristianismo-antioqueno bizantino, y todas
estas circunstancias se reflejan en la tradición coránica. De
modo que tenemos mucho en común desde los orígenes, en la fe en
el único Dios. Por ello es importante por una parte mantener un
diálogo a dos partes -con los judíos y con el Islam - y luego
también un diálogo trilateral. Yo mismo he sido cofundador de
una fundación para el diálogo entre las tres religiones donde
personalidades como el metropolita Damaskinos y el gran rabino
de Francia René Samuel Sirat, etc. estaban juntos, y esta
fundación hizo también una edición de los libros de las tres
religiones: el Corán, el Nuevo Testamento y el Antiguo
Testamento. Por tanto el diálogo trilateral debe seguir
adelante, es importantísimo para la paz y también -digamos- para
vivir bien la propia religión.
--Una última
pregunta.
Santidad, usted ha aludido a menudo al problema de la
disminución de los cristianos en Oriente Medio y también en
particular en Tierra Santa. Es un fenómeno con diferentes
razones de carácter político, económico y social. ¿Qué se puede
hacer concretamente para ayudar a la presencia cristiana en la
región. ¿Qué contribución espera dar con su viaje? ¿Hay
esperanza para estos cristianos en el futuro? ¿Tendrá un mensaje
particular también para los cristianos de Gaza que vendrán a
encontrarle en Belén?
--Benedicto XVI:
Ciertamente hay esperanzas, porque ahora es un momento, como
usted ha dicho, difícil, pero también un momento de esperanza,
de un nuevo comienzo, de un nuevo impulso en el camino hacia la
paz y queremos alentar a los cristianos en Tierra Santa y en
todo el Oriente Medio a quedarse, a dar su contribución en los
países de sus orígenes: son un componente importante de la vida
de estas regiones. En concreto la Iglesia, además de palabras de
aliento, a la oración común, tiene además escuelas y hospitales.
En este sentido tenemos la presencia de realidades muy
concretas. Nuestras escuelas forman a una generación que tendrá
la posibilidad de estar presente en la vida pública. Estamos
creando la Universidad católica en Jordania, me parece ésta una
grande perspectiva donde los jóvenes -tanto musulmanes como
cristianos- se encuentran, aprenden juntos, donde se forma una
élite cristiana que está preparada precisamente para trabajar
por la paz. Pero generalmente nuestras escuelas son una
oportunidad muy importante para abrir un futuro a los cristianos
y los hospitales muestran nuestra presencia. Además hay muchas
asociaciones cristianas que ayudan de diversos modos a los
cristianos y con ayudas concretas les animan a que se queden,
así espero que realmente los cristianos puedan encontrar el
valor, la humildad, la paciencia de quedarse en estos países, de
ofrecerles su contribución al futuro de estos países.
--Padre Lombardi:
Gracias, Santidad, con estas respuestas nos ha ayudado a
ambientar nuestro viaje desde un punto de vista espiritual,
desde un punto de vista cultural, y renuevo los augurios,
también de parte de todos los colegas que están en este vuelo, y
también de otros que están volando hacia Tierra Santa en estos
momentos, precisamente para participar y ayudar también desde un
punto de vista informativo al buen resultado de esta misión suya
tan comprometida. Buen viaje a usted y a todos sus colaboradores
y buen trabajo también a los colegas.
[Transcripción de Radio Vaticano, traducción de Inma Álvarez]
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