Consagración
Mariana escrita por la Venerable Conchita de Armida
Febrero 28,1917 México,D.F.
ver también:
Venerable Conchita de Armida
consagraciones a los
corazones de Jesús y María.
¡Madre del alma, celestial María! Con toda la ternura y el amor y el
deseo de mi corazón te elijo desde hoy como Reina, Señora y Madre de
esta
casa, con todo lo que contiene, hijos, criados, animales y cosas, y
cada pieza con toda la que la llena. Toma las llaves que te entrego
como a la ama y Señora, y concédeme la dicha de ser tu esclava y tu
hija muy amante, que sólo quiere ser tuya y obedecerte con todo el
corazón y el alma.
Concédeme, que nada haga sin consultártelo, que obre en todas las
ocasiones como tu obrarías, con esa perfección de miras e
intenciones sobrenaturalizándolo todo, y con una vida de amor más
del cielo que de la tierra.
Así quiero santificar mis actos.
Tú, desde hoy, serás para siempre la Señora, la dueña y la Madre con
nuevo título de las obras y de mis hijos, siendo yo una pobrecita,
pero obediente hija, que te de gloria imitándote.
Quiero estar siempre en segundo término, Madre mía, porque tu eres
la primera en mí y en cuanto me rodee.
Desde ahora hasta mi muerte, quiero vivir bajo el manto de mi dulce
Madre, y ya no estaré sola ni huérfana, sino bajo tu dirección y tus
miradas, María, inmolándome en tu honor.
Te amo, y te haré amar con todas mis fuerzas, y mi vida. En todas
las piezas está ya colocada tu imagen sacrosanta para que las
bendigas, ahuyentes del enemigo y que no permitas en ellas ninguna
murmuración ni ofensa a Dios.
Impregna toda su atmósfera de pureza, Virgen Inmaculada, para que
nos respire más que blancura, candor, inocencia, pudor, cruz, amor.
Acepta por adelantado las penas y alegrías que en estos cuartos tengamos.
¡Oh mi bendita y amada Madre! Que desaparezca yo con todos mis
defectos, y que parezcas tú en mí, con tu dulzura, tu caridad,
abnegación, paciencia, humildad, y con todas tus demás virtudes.
¡Oh mi Reina, somos tus vasallos!! Oh mi Madre, mi amada Madre,
somos tus hijos!
Amén.