Magnificat a los Dos Corazones
San
Juan Eudes
Proclaman nuestras almas la grandeza del amor de los Corazones de
Jesús y María.
Se regocijan nuestros corazones por la gran obra que han hecho en
nosotros.
Jesús y María nos entregaron sus corazones, para que vivamos siempre
en su amor
y lo demos a conocer al mundo entero.
Gracias infinitas les sean dadas a los Dos Corazones por este don
inefable!
Cosas grandes han hecho en nuestros corazones,
desde el vientre materno nos hicieron suyos.
Del abismo de nuestras miserias nos atrajeron
al reino de su amor y misericordia.
Gracias infinitas les sean dadas a los Dos Corazones por este don
inefable!
Nos
fueron formando, guiando, moldeando
a través de espinas y rosas, cruces y glorias,
dirigiéndonos por el camino de la vida,
y preparandonos para reconocernos en el momento en que
se encontraran nuestros corazones.
Gracias infinitas les sean dadas a los Dos Corazones por este don
inefable!
Con
la fuerza de su amor nos atrajeron hacia si,
grabando en el corazón de uno el llamado sublime al sacerdocio,
grabando en su interior el deseo de ofrecerse como victima de
consolación y reparación al Corazón Eucarístico y traspasado de
Jesús.
Ese mismo amor atrae al otro corazón hacia la vida religiosa,
la hace esposa y madre, y ofrenda de amor oblativo para
sus Dos Corazones traspasados en la Cruz.
Gracias infinitas les sean dadas a los Dos Corazones por este don
inefable!