El "Derecho a Morir" y el "Matar por Misericordia"
Por el Dr. Luis E. Raez
Partidarios de la eutanasia concientes de que el pueblo americano no
está dispuesto a empezar a matar a sus propios ciudadanos inventaron
el término de "suicidio asistido" hace algún tiempo como un
eufemismo que trata de esconder la verdadera intención de ellos que
es: legalizar la eutanasia en Estados Unidos. Eutanasia es matar al
paciente con o sin su consentimiento, mientras Suicidio
Asistido es darle las medicinas o herramientas para que se mate
(ejemplo el Dr. Kevorkian).
Es así como en los últimos años las batallas por la legalización del
Suicidio Asistido van en incremento. Se votó en Washington, California
y Oregon, lamentablemente con la aprobación legal del mismo en Oregon
en una total contradicción del ejercicio natural de la medicina, en el
cual se dispensan medicinas para salvar vidas y no para matar
personas.
Esto último reconocido recientemente por el Fiscal General de Estados
Unidos Mr. J.Ashcroftt quien pidió se pusiera un alto a estas
prácticas no sólo por ser inmorales sino por ir contra las leyes
federales que regulan el uso de narcóticos para aliviar el dolor de
pacientes enfermos. El hecho que el pueblo de Oregon halla votado en
favor del Suicidio Asistido no legitimiza esta inmoralidad y sólo
revela la ignorancia y confusión del mismo, debido a la fuerte
propaganda a favor. De convertirse el Suicidio Asistido en legal en
Estados Unidos se abren totalmente las puertas a la eutanasia ya que
la mayoría de candidatos para estas prácticas serían pacientes
crónicamente enfermos como gente con enfermedad de Alzhaimer y otras
demencias seniles (se calcula que hay más de 3 millones de americanos
viviendo en hogares de ancianos), así como pacientes con cáncer y SIDA
terminales.
Todos estos pacientes con muy poca lucidez mental para tomar
decisiones tan trascendentales y muchos de ellos profundamente
deprimidos por la situación difícil que atraviesan. En una cultura de
muerte como la que vivimos comunmente la verdad y la objetividad
tienen muchos problemas en ser expresados como debe ser ya que la
cultura y la publicidad están muchas veces al servicio de grupos de
poder e interés como los partidarios de la eutanasia.
Un buen ejemplo de ello son las propagandas en favor del Suicidio
Asistido promocionando los mal llamados "Derecho a Morir" y "el Matar
por Misericorida". El "derecho" a morir simplemente no existe ya que
uno no elige morir, así como uno no elige nacer, o uno no elige
respirar. La muerte es parte natural de la vida del ser humano, yo
comprendo que en una cultura como la que vivimos donde uno está
acostumbrado a hablar de "sus derechos" y donde se "inventan" tantos
otros derechos, algunos lectores se sientan incómodos con mi
afirmación.
El suicidio es ilegal en Estados Unidos y tiene razón de serlo, la
mayoría de suicidas son personas con problemas mentales. "Matar por
misericordia" de otro lado es otra aberración ya que sólo Dios da la
vida y sólo Él la puede quitar. Los veterinarios comunmente "matan por
misericordia" animales enfermos que ya no son útiles para el hombre,
pero aquí hablamos de seres humanos.
La dignidad de la persona humana es tan alta y trascendental por ser
el hombre creado por Dios y reconciliado por el Señor Jesús, que no
hay nada que a la persona le pueda pasar o sufrir por lo que "valga
menos", sea "menos digna" o "pierda su dignidad". Numerosos documentos
de la Iglesia han comentado el tema como: Declaración sobre la
eutanasia (1980), publicada por la Congregación para la doctrina de la
fe, el documento del Consejo pontificio "Cor unum" Cuestiones éticas
relativas a los enfermos graves y a los moribundos (1981), la
encíclica Evangelium vitae (1995) del Papa Juan Pablo II y la Carta de
los agentes sanitarios, elaborada por el Consejo pontificio para la
pastoral de la salud (1995).
Recientemente en diciembre del 2000 la Academia Pontificia
por la Vida publicó un documento sobre la dignidad de la persona
moribunda, en el cual se explica cómo la visión subjetiva de los que
contemplamos el dolor y no entendemos el valor del sufrimiento humano,
hace que caigamos en la desesperanza de considerarlo intolerable
optando por la muerte como única salida en un rechazo de la idea misma
de sufrimiento, cada vez más difundida en nuestra sociedad donde
domina el bienestar y el hedonismo. También en el nombre de la
autonomía, la persona que tiene responsabilidad sobre su cuerpo y su
vida, traiciona su esencia fundamental cuando atenta contra su vida.
La autonomía personal tiene como primer presupuesto el hecho de estar
vivos y exige la responsabilidad del individuo, que es libre para
hacer el bien según la verdad; y que sólo llegará a afirmarse a sí
mismo, reconociendo que ha recibido como don su vida, de la que, por
consiguiente, no es "amo absoluto"; en definitiva, suprimir la vida
significa destruir las raíces mismas de la libertad y de la autonomía
de la persona. El Papa Juan Pablo II en su mensaje a los enfermos en
México en 1999 dijo: "El dolor es un misterio, muchas veces
inescrutable para la razón.
Forma parte del misterio de la persona humana, que sólo se esclarece
en Jesucristo, que es quien revela al hombre su propia identidad. Sólo
desde Él podremos encontrar el sentido a todo lo humano. El
sufrimiento -como he escrito en la Carta Apostólica Salvifici doloris-
"no puede ser transformado y cambiado con una gracia exterior sino
interior [...] Pero este proceso interior no se desarrolla siempre de
igual manera [...] Cristo no responde directamente ni en abstracto a
esta pregunta humana sobre el sentido del sufrimiento. El hombre
percibe su respuesta salvífica a medida que él mismo se convierte en
partícipe de los sufrimientos de Cristo".
El Dr. Luis E. Raez es Profesor Asistente de Medicina Clínica en la
División de Hematología Clínica y Oncología Médica, Departamento de
Medicina del Sylvester Comprehensive Cancer Center en la Escuela de
Medicina de la Universidad de Miami.