El ABORTO Y LA BIBLIA
El
aborto (feticidio) es grave pecado
contra el
5to.
Mandamiento,
Exodo 20,13. La Iglesia así lo ha enseñado
desde el principio>>.
« Mi embrión tus ojos lo veían »
(Sal 139/138,
16)
El aborto y
la Biblia
-P. Frank A. Pavone, Director de Sacerdotes por la Vida (Priests for Life)
La Biblia enseña claramente contra el aborto. Esta enseñanza sale a relucir
de muchos modos y por muchas razones. Algunas personas señalan que la palabra
"aborto" no aparece en la Biblia, y tienen razón. Sin embargo, la
enseñanza sobre el aborto sí aparece. Este mismo es el caso de otras enseñanzas.
La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia, pero las
enseñanzas sobre la Trinidad sí. En cualquier caso, quien quiera negar la enseñanza
de la Biblia con respecto al aborto, la negaría aunque la palabra apareciera en
ella.
Miremos algunas de las razones bíblicas por las cuales el aborto, la
destrucción directa de un niño en el vientre materno es tan terrible.
1) La Biblia enseña que la vida humana es distinta de los otros tipos de
vida, ya que los seres humanos están creados a la imagen misma de Dios.
Las narraciones de la creación del hombre y la mujer que aparecen en el Génesis
(Génesis 1:26-31; 2:4-25) nos dicen lo siguiente: "Y creó Dios al hombre
a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó." (Génesis
1:27). La palabra "crear" se utiliza aquí tres veces enfatizando un
momento culminante dentro del proceso de Dios, haciendo al mundo y todo lo que
éste contiene. Al hombre y a la mujer se les concede "dominio" sobre
todo lo demás en el mundo visible.
Ni siquiera el pecado original quita de los seres humanos la imagen de Dios.
Santiago se refiere a esta imagen, diciendo que debido a ella ni siquiera deberíamos
hablar mal los unos de los otros. "Con ella (la
lengua) bendecimos a Dios Padre, y con ella maldecimos a los hombres hechos a
imagen de Dios...Hermanos, no puede ser así." (Santiago 3:9-11).
¡La imagen de Dios! ¡Esto es lo que significa ser un ser humano! No somos
unas simples células que han sido unidas al azar por unas fuerzas impersonales,
ajenas a nosotros. Más bien, reflejamos auténticamente a un Dios eterno que
nos conocía antes de que fuésemos hechos, y que nos llamó a la existencia.
En los Salmos "¿quién es el hombre para que te acuerdes de él, el
hijo de Adán para que de él cuides?...coronándolo de gloria y grandeza; le
entregaste la obra de tus manos" (Salmo 8:5-7). Es ahí en donde está la
clave. Dios no sólo nos hizo, sino que nos valora. La Biblia nos habla de un
Dios que está locamente enamorado de nosotros, hasta el punto de que se
convirtió en uno de nosotros e incluso murió por nosotros, mientras que
nosotros le seguíamos ofendiendo (ver Romanos 5:6-8). Frente a esto, ¿podemos
decir que los seres humanos son desechables, como un carro, que son más los
problemas que causa que lo que vale? "Dios no hace basura."
Quien cree en la Biblia, tiene que creer que la vida humana es sagrada.
2) La Biblia enseña que los niños son una bendición.
Dios ordenó a nuestros primeros padres: "Sean fecundos y multiplíquense"
(Génesis 1: 28). ¿Por qué? Dios mismo es fecundo. El amor siempre desemboca
en la vida. Cuando la primera madre trajo al mundo al primer niño, exclamó:
"Gracias a Yahveh he podido tener un hijo" (Génesis
4:1). La ayuda del Señor es esencial, ya que El tiene dominio sobre la vida
humana y el origen de ésta. Los padres cooperan con Dios en traer una nueva
vida al mundo. Debido a que todo este proceso está bajo el dominio de Dios, es
un pecado interrumpirlo.
El profeta Amós condena a los amonitas, "Porque ellos al extender sus
dominios abrieron el vientre de las mujeres encintas de Galaad" (Amós
1:13). "Son los hijos regalo del Señor, es el fruto del vientre premio
suyo" (Salmo 127:3).
3) La Biblia enseña que el niño en el vientre es un niño verdaderamente
humano, quien tiene incluso una relación con el Señor.
La frase "quedó embarazada y dio a luz" es utilizada en repetidas
ocasiones (ver Génesis 4:1,17), y el individuo tiene la misma identidad tanto
antes como después del nacimiento. "Pecador desde el seno de mi
madre" expresa el salmista arrepentido en Salmo 51:7. La misma palabra es
utilizada para el niño antes y después de nacido (Brephos, es decir, "niño,"
es utilizada en Lucas 1:41 y en Lucas 18:15).
Dios conoce al niño no nacido. "Me tejiste en el seno de mi madre...mis
huesos no escapaban a tu vista cuando yo era formado en el secreto" (Salmo
139:13,15). Dios, además, ayuda y llama al ni o no nacido. "Me entregaron
a Ti apenas nacido, Tú eres mi Dios desde el seno materno" (Salmo 22:11).
"Hasta que me llamó por su mucho amor el que me había elegido desde el
seno de mi madre" (Gálatas 1:15).
4) La Escritura en repetidas ocasiones condena la matanza de los
inocentes.
Esto fluye de todo lo que, hasta el momento, se ha visto. El dedo mismo de
Dios escribe sobre piedra el mandamiento "No matarás" (Exodo 20:13;
Deuteronomio 5:17) y Cristo lo reafirma (Mateo 19:18 -notar que El primero
menciona este mandamiento). El Libro del Apocalipsis afirma que los asesinos no
pueden entrar en el Reino de los Cielos (Apocalipsis 22: 15).
La matanza de niños es condenada por Dios de manera particular a través de
los profetas. En la tierra que Dios dió a ocupar a su pueblo, las naciones
extranjeras tenían la costumbre de sacrificar en el fuego a algunos de sus niños.
Dios dice a Su pueblo que ellos no deben tomar parte en este pecado. Sin
embargo, sí lo hicieron, según lo narra el Salmo 106: "Sino que se
mezclaron con ellos y los imitaron...Sacrificaron a sus hijos e hijas a los
demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos e hijas, que
sacrificaron a los ídolos de Canaán; la tierra quedó manchada de sangre"
(Salmo 106:35, 37-38).
De hecho, este pecado de sacrificio de ni os es mencionado como una de las
principales razones por las cuales el Reino de Israel fue destruido por los
asirios, y su gente llevada al exilio. "Sacrificaron a sus hijos e hijas
por el fuego...entonces Yahveh se enojó muchísimo y los arrojó lejos de su
presencia" (2 Reyes 17:17-18).
Ni tan siquiera por la "libertad religiosa" puede ser tolerada la
matanza de niños.
5) La Biblia enseña que Dios es un Dios de justicia.
Un acto de justicia es uno de intervención a favor de los indefensos, un
acto de defensa para aquellos que son demasiado débiles para defenderse a sí
mismos. Al predecir al Mesías, el Salmo 72 dice: "Florecerá en sus días
la justicia...pues librará al mendigo que reclame y al pobre que no tiene quién
lo ayude" (Salmo 72:7,12). Jesucristo es nuestra justicia (1 Corintios
1:30) porque El nos rescató del pecado y de la muerte cuando no teníamos a
nadie que nos ayudara (ver Romanos 5:6; Efesios 2:45).
Si Dios hace justicia por Su pueblo, espera que éstos hagan justicia los
unos por los ostros. "Sean compasivos, como es compasivo el Padre de
ustedes" (Lucas 6:36). "Vete tú y haz lo mismo" (Lucas 10:37).
"Entonces, todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con
ellos" (Mateo 7:12). "Que se amen los unos a los ostros" (Juan
15:17).
El aborto es totalmente contrario a estas enseñanzas. Es la justicia
trastornada, invertida, puesta al revés. Es la destrucción de los indefensos
en lugar de ser su rescate. Si el pueblo de Dios no interviene para salvar aquellos
cuyas vidas están siendo atacadas, no están ni agradando ni adorándolo a El.
Dios, a través de Isaías dice: "¿Por qué vienen a profanar mi
templo? Déjense de traerme ofrendas inútiles...¡Ya no soporto más
sacrificios y fiestas!...Cuando rezan con las manos extendidas, aparto mis ojos
para no verlos; aunque multipliquen sus plegarias, no las escucho, porque hay
sangre en sus manos. ¡Lávense y purifíquense!...aprendan a hacer el bien.
Busquen la justicia, den sus derechos al oprimido, hagan justicia al huérfano y
defiendan a la viuda" (Isaías 1:12-17).
En verdad, aquellos que dicen adorar a Dios, y apoyan el aborto, están
cayendo en la misma contradicción que condena el profeta y necesitan escuchar
el mismo mensaje.
6) Jesucristo prestó una especial atención a los pobres, a los
despreciados, y a aquellos a quienes la sociedad consideraba insignificantes.
El derrumbó las falsas barreras que las personas habían establecido entre sí,
y en su lugar, reconoció la igualdad de la dignidad humana en todo individuo, a
pesar de lo que la opinión general pudiera decir. En consecuencia, vemos que
acoge a los niños, a pesar de los esfuerzos de los apóstoles por mantenerlos
alejados (Mateo 19:13-15); a los cobradores de impuestos y a los pecadores, a
pesar de las objeciones de los Escribas (Marcos 2:16); a los ciegos, a pesar de
las advertencias de la multitud (Mateo 20:29-34); a una
mujer extranjera, a pesar de la absoluta sorpresa de los discípulos y de la
mujer misma (Juan 4:9,27); a los Gentiles, a pesar del enfado de los judíos
(Mateo 21:41-46); a los leprosos, a pesar del aislamiento de éstos del resto de
la sociedad (Lucas 17:11-19).
Cuando se trata de la dignidad humana, Cristo borra toda distinción. San
Pablo declara: "Ya no hay diferencia entre quién es judío y quién es
griego, entre quién es esclavo y quién es hombre libre; no se hace diferencia
entre hombre y mujer. Pues todos ustedes son uno sólo en Cristo Jesús" (Gálatas
3:28).
De ese mismo modo, nosotros podemos decir: "No hay ni nacido ni no
nacido." El usar esta distinción como base para la valoración de la vida
y de la protección que uno merece, no tiene sentido y constituye una ofensa
para todo lo que la Escritura enseña. El niño no nacido es el grupo más
rechazado y discriminado de nuestra sociedad. Cristo mismo de seguro ha de tener
un amor especial hacia ellos.
7) La Escritura nos enseña a amar.
San Juan nos dice: "Pues se les enseñó desde el principio que se amen
los unos a los otros. No imitemos a Caín, que mató a su hermano..." (1
Juan 3:11-12). El amor es el contraste directo de la matanza. Quitarle la vida a
otro es romper con el mandamiento del amor. Fallar en ayudar a los que se
encuentran en necesidad y en peligro es también fallar, en amar.
Cristo nos enseña esto, claramente, en la parábola del Buen Samaritano
(Lucas 10:25-37), en la historia del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), y
en muchos ostros lugares.
Ningún otro grupo de personas se encuentra en mayor peligro que los niños y
niñas dentro del vientre materno. "Cuando alguien...viendo a su hermano en
apuros le cierra el corazón, ¿cómo permanecerá el amor de Dios en él?"
(1 Juan 3:17).
8) La vida es victoriosa sobre la muerte.
Este es uno de los temas más básicos de la Escritura. La victoria de la
vida está predicha en la promesa de que la cabeza de la serpiente, a través de
quién entró la muerte al mundo, sería aplastada (ver Génesis 3:15).
Isaías prometió: "Y así destruirá para siempre a la Muerte"
(Isaías 25:8). En la escena del primer asesinato, la tierra "abrió su
boca" para tragarse la sangre de Abel. En la escena de la victoria final de
la vida, es la muerte misma la que será "destruida en esta victoria.
Muerte, ¿dónde está ahora tu triunfo? ¿dónde está, muerte, tu aguijón?...Por
eso demos gracias a Dios, que nos da la victoria por Cristo Jesús nuestro Señor"
(1 Corintios 15:54-57).
El aborto es muerte. Cristo vino a vencer a la muerte, y por lo tanto, al
aborto. "Yo, en cambio, vine para que tengan vida y sean colmados"
(Juan 10:10).
El desenlace final en la batalla a favor de la vida ya ha sido decidido por
la Resurrección de Cristo. De nosotros depende el difundir esa victoria a cada
persona. El movimiento pro-vida se mueve de la victoria que Cristo ganó a
plenitud, a esa victoria del día final. "Ya no existirá ni muerte"
(Apocalipsis 21: 4). "Amén. Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22:20).
Padre Frank Pavone
"Priests for
Life" en español
Jesús, no nacido, comienza la obra de la salvación y santifica a una
madre y a su niño no nacido.
El evento mas impresionante de las Sagradas Escrituras que revela la dignidad
del niño no nacido es el hecho de que Jesucristo mismo se encarnó en el
vientre de María Santísima y vivió como niño no nacido.
Desde el vientre hace el primer milagro de gracia. Ocurre en la visita
de la Virgen Santísima a su prima Santa Isabel. Jesús, no nacido, comunica su
gracia santificadora a Sta. Isabel y a su niño no nacido, San Juan
Bautista.
Lucas 1:41 "Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu
Santo"
Sta. Isabel como respuesta bendice a la Virgen y a Jesús:
Lucas 1:42 "y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
seno"
Sta. Isabel además reconoce que el bebé no nacido que vive en María es su
Señor.
Lucas 1:43-44 "y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno."
La Iglesia, fiel a Jesucristo, siempre ha proclamado que la vida humana es
sagrada desde el momento de la concepción. Es por eso que condena el
aborto como un gravísimo pecado contra el Quinto Mandamiento: "No
Matarás".
Padre Jordi Rivero
Ver también nuestra página sobre el aborto y la vida
humana