ABUSO
SEXUAL
Ver también:
Asalto sexual (violación)
Según
estadísticas de Estados Unidos (2002), 1 de
3 mujeres y 1 de 6
hombres en ese país han sido sexualmente abusados antes de la edad de
18 años. El problema es mundial.
Es
incalculable el daño causado por este abuso. La persona abusada sufre
una
profunda herida en su corazón que le será difícil sanar.
¿Como se
ha caído en esta abominación? La causa es la falta de honra y
obediencia a Dios. No por falta de conocimiento de Dios. Esta es la
gran injusticia. San Pablo lo explica claramente en su carta a los
Romanos:
En efecto,
la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e
injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia;
pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios
se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del
mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder
eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables; porque, habiendo
conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias,
antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se
entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos,... Por eso
Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal
que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad
de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez
del Creador, que es bendito por los siglos. Amén. Por eso los entregó
Dios a pasiones infames; pues sus mujeres
invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza...
Romanos 1,18-26
Engreídos
por los avances en la ciencia, los hombres se jactan de sabios, y se
han hecho estúpidos. La infidelidad a Dios a desembocado en la
impureza, en la esclavitud a pasiones infames. Los corazones van tras
relaciones contra la naturaleza. El abuso sexual es una de las
consecuencias.
Dios
ofrece al hombre el perdón misericordioso por medio de Jesucristo.
Pero es necesario reconocer la seriedad del pecado, arrepentirse y
diligentemente combatir el mal a fuerza de bien. Quien tenga problemas
de abuso sexual no debe confiar en sus propios recursos sino buscar
ayuda para entrar en un programa de recuperación. Al mismo tiempo debe
apartarse de ambientes en que pueda estar a solas con posibles
víctimas.
Si no
reconocemos el pecado y nuestra necesidad de Dios, el pecado terminará
arrastrándonos al infierno. Es por eso urgente la llamada de Jesús,
La Divina Misericordia,
a la conversión.