
El
vínculo entre la Eucaristía y María
Entrevista con el padre Jesús Castellano Cervera
ROMA, 6 mayo
2003 (ZENIT.org).- En su última Encíclica «Ecclesia de Eucharistia»,
Juan Pablo II dedica el sexto capítulo a la «escuela de María, mujer
Eucarística».
Para profundizar en la relación entre la Virgen y la Eucaristía, Zenit
ha entrevistado al padre Jesús Castellano Cervera, carmelita descalzo,
presidente de la Pontificia Facultad Teológica Teresianum, especialista
en estudios marianos, y consultor de la Congregación para la Doctrina de
la Fe.
--La decisión del Papa de dedicar un capítulo entero a María en una
encíclica sobre la Eucaristía, ¿no le parece algo particular?
--P. Jesús Castellano Cervera: La relación que María tiene con la
Eucaristía es evidente especialmente si se consideran dos aspectos
fundamentales de la Eucaristía.
El primero es la continuidad del misterio de la encarnación, tal como la
presenta Juan en el capítulo VI del Evangelio: nexo indisoluble entre el
Verbo hecho carne (Jn 1, 14) y la carne que Él nos da por la vida del
mundo (Jn 6, 51 y ss). El capítulo en el prólogo del Evangelio
--versículo 14--, usa la misma expresión «el Verbo se hizo carne», y
también «os daré mi carne».
En la medida en que el misterio de la encarnación está ligado a la
Virgen María, de la cual toma carne el Verbo, podemos decir que hay un
aspecto central de la Eucaristía y no se trata de un aspecto devocional.
El propio San Agustín decía: «De la carne de María Él tomó carne, en
esta carne el Señor ha caminado aquí, y esta misma carne nos ha dado a
comer por la salvación; y nadie come esa carne sin haberla adorado
antes... de suerte que no pecamos adorándola, pero pecamos si no la
adoramos» (Comentario al Salmo 98, 9)».
El segundo
aspecto fundamental es que la Eucaristía es el memorial de la muerte de
Cristo, y en aquel momento del Calvario Juan recuerda la presencia de
María a los pies de la Cruz. Es una presencia en la que la Virgen es
asociada al misterio y es asociada en el ofrecimiento de Cristo al Padre
y en el ofrecimiento de sí misma al Padre.
No se puede
dejar de pensar en la Virgen María, presente en este misterio del que la
Eucaristía es el vínculo sacramental: por lo tanto, ya sea por la
encarnación como por el sacrificio de la Cruz, María está presente.
Por otro
lado, son múltiples las expresiones de los padres de la Iglesia que
aproximan el misterio de la encarnación al de la Eucaristía.
--¿Podría
citar algún ejemplo?
--P. Jesús
Castellano Cervera: Pedro Crisólogo afirmó que Cristo «es el pan, que
sembrado en la Virgen, leudado en la carne, amasado en la pasión, cocido
en el horno del sepulcro, conservado en la Iglesia, llevado a los
altares, suministra cada día a los fieles un alimento celeste».
En la Suma
Teológica, Santo Tomás de Aquino estableció una comparación entre el
nacimiento virginal, que es de orden sobrenatural, y la conversión
eucarística, que es también sobrenatural. La relación entre
la Eucaristía y la Virgen es parte integrante de toda la tradición. En
algunos ritos orientales, por ejemplo el de la liturgia etiópica, se
recita: «Tú eres el cesto de este pan de ardiente llama y el vaso de
este vino. Oh, María, que produces en el seno el fruto de laoblación».
Y también: «Oh, Virgen, que has hecho fructificar lo que vamos a comer y
que has hecho brotar lo que vamos a beber. Oh, pan que viene de ti: pan
que da la vida y la salvación a quien lo come con fe».
--Sin
embargo, en la actualidad debemos admitir que no se conoce ni se
profundiza en este vínculo entre María y la Eucaristía...
--P. Jesús
Castellano Cervera: En realidad, los pontífices siempre han subrayado
este aspecto de la tradición. Pablo VI, por ejemplo, en la «Marialis
Cultus» (nn. 16-21), exhortaba «a vivir la Eucaristía con los
sentimientos de fe y de amor de María, Virgen de escucha, Virgen de
oración, Virgen oferente, Virgen madre, así como Virgen modelo y maestra
del culto espiritual de la vida cotidiana, transformándose en ofrenda
agradable a Dios».
También
podríamos referirnos a Juan Pablo II, quien ha introducido entre los
misterios luminosos del Santo Rosario la institución de la Eucaristía.