¿María Corredentora?
7 millones piden la declaración del dogma
Entrevista a Mark Miravalle, presidente de Vox Populi
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STEUBENVILLE (Ohio), 15 noviembre 2002 (
www.ZENIT.org
).- Tras la nueva carta apostólica de Juan Pablo II «Rosarium
Virginis Mariae» (El Rosario de la Virgen María) grupos dentro de la
Iglesia vuelven a promover la declaración del dogma de María
Corredentora.
Tras haber entrevistado al padre Stefano de Fiores, miembro de la
Academia Pontificia Mariana Internacional, quien considería que la
proclamación no sería oportuna en estos momentos (Cf. Zenit, 13 de
noviembre de 2002), Zenit ha entrevistado a Mark Miravalle, profesor de
teología y Mariología en la Universidad Franciscana de Steubenville (EEUU),
y presidente de Vox Populi Mariae Mediatrici, movimiento que promueve la
pronunciación de este dogma.
--¿Por qué piensa que el título de María Corredentora es un título
mariano en la Iglesia?
--Miravalle: El título Mariano «Corredentora», se refiere a la
participación totalmente particular de María en la obra de nuestra
redención llevada a cabo por Jesucristo. El prefijo «co» viene de la
palabra del Latín «cum» que significa «con» y «no igual a».
El término, como ha sido usado por la Iglesia, nunca pone a María en
nivel de igualdad con Jesucristo, el divino Redentor. Sin embargo, la
libre y activa cooperación humana de la Madre de Jesús en la redención,
particularmente en la Anunciación y en el Calvario, es correctamente
reconocida por el magisterio y las enseñanzas papales del Concilio
Vaticano II --Cf. «Lumen Gentium» n. 56, 57, 58 y 61-- y se convierte en
un ejemplo preeminente de cómo el cristiano está llamado a hacerse un «co-laborador
con Dios».
El teólogo papal, el padre Cottier, O.P. defendió recientemente --en una
videoconferencia mundial organizada por la Congregación del Clero-- el
título de María Corredentora en las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
De igual manera el cardenal Christoph Schönborn, ex-secretario del
Catecismo de la Iglesia Católica, es también un elocuente defensor de
este título y uno de los 550 obispos que respaldan la definición papal
de María Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada.
--¿En alguna ocasión el papa Juan Pablo II ha llamado a María
"Corredentora"?
--Miravalle: Juan Pablo II ha usado el título de Corredentora al menos
en seis ocasiones en sus discursos papales, al igual que lo hizo --antes
que él-- el Papa Pío XI. Por ejemplo, en su homilía en Guayaquil,
Ecuador en Enero de 1985, declaró que María fue «espiritualmente
crucificada con su Hijo crucificado» y que «su papel como Corredentora
no terminó después de la glorificación con su Hijo».
Las enseñanzas repetidas y consistentes del Santo Padre sobre María como
Corredentora en sus discursos y homilías papales son una manifestación
de la mente y del magisterio ordinario del Papa, y constituyen un
llamado a nuestra sumisión religiosa de voluntad e intelecto, de acuerdo
a la Lumen Gentium, 25.
El Concilio Vaticano II hace referencia a las alocuciones papales en
numerosas ocasiones, como un soporte doctrinal para sus conclusiones
conciliares. Así como los discursos papales fueron reconocidos por el
Concilio como fuentes doctrinales legítimas, de igual manera el
magisterio Mariano de Juan Pablo debería reconocerse en el período
post-conciliar.
La santidad aporta un fuerte testimonio al título de María Corredentora.
Por ejemplo, san Pío de Pietrelcina, san Josemaría Escrivá, santa Teresa
Benedicta de la Cruz --Edith Stein--, san Leopoldo Mandic y el beato
Bartolo Longo, entre muchos otros recientemente canonizados y
beatificados, junto con san Maximiliano Kolbe, usaron el título.
La madre Teresa de Calcuta fue realmente, una de las líderes de la causa
por una definición dogmática de María Corredentora, Mediadora de todas
las gracias y Abogada. La Hermana Lucía, la vidente de Fátima, también
ha subrayado el papel de María Corredentora en su último libro:
«Llamadas del mensaje de Fátima», al hablar sobre María Corredentora en
seis diferentes secciones del mismo.
--El término de Corredentora no aparece en el lenguaje de la Escritura y
de los Padres de la Iglesia. Algunos consideran que por este motivo no
es legítimo. Usted, ¿qué piensa?
--Miravalle: Objetar la legitimidad del título de Corredentora es
criticar, implícitamente a Juan Pablo II, quien como ya dije, ha usado
repetidamente el título de Corredentora. Usar el lenguaje de la
Escritura y de los Padres como un criterio legítimo de la terminología
de la Iglesia, sería eliminar de manera impresionante los títulos
dogmáticos Marianos de la Inmaculada Concepción y de la Asunción, lo
mismo que el término de la transubstanciación y aún el de la
infalibilidad papal, ya que ninguna de estas verdades dogmáticas son
descritas en dicho lenguaje.
Sería importante evitar cualquier tipo de semi-primitivismo que impide
el desarrollo legítimo de una doctrina o un título debido a la falta de
su presencia explícita en la Escritura o en los Padres.
El venerable cardenal Newman respondió en una ocasión a una objeción
similar diciendo: «¿Porqué protestas contra el que Nuestra Señora sea
llamada Corredentora cuando estás dispuesto a aceptar inmediatamente
títulos inmensamente más gloriosos atribuidos a ella por los Padres:
Madre de Dios, Segunda Eva, Madre de Todos los Vivientes, Madre de la
Vida, Estrella de la Mañana, Nuevo Cielo Místico, Centro de la
Ortodoxia, Madre sin mancha de la santidad, y otros parecidos?
--Pero, la definición papal de María Corredentora, ¿no obstaculizaría la
importante misión ecuménica de la Iglesia?
--Miravalle: Los teólogos protestantes Miegge and Maury identificaron en
los años cincuenta, la corredención Mariana como el tema fundamental de
la Mariología del siglo XX. Más recientemente, la Declaración ecuménica
de Dombes sobre María, anotó que la omisión de los títulos de
Corredentora y Mediadora de todas las gracias en el Vaticano II, para no
ofender a los cristianos protestantes, no fue efectiva, puesto que la
doctrina de la corredención y de la mediación permanecieron como una
enseñanza fundamental del Concilio.
Es tiempo de ser más sinceros con otras comunidades cristianas sobre la
doctrina de la corredención y mediación Mariana y articular esta verdad
con la mayor integridad y precisión teológica posible, mientras que al
mismo tiempo se manifieste una gran delicadeza hacia aquellos que no
comparten nuestra visión católica. Este sería el importante beneficio
ecuménico de la definición de María Corredentora.
El fallecido cardenal John O'Connor de Nueva York declaró que una
definición --como la propuesta--, impulsaría decisivamente el ecumenismo
porque su articulación precisa aseguraría a otros cristianos que
nosotros distinguimos adecuadamente entre la excepcional asociación de
María con Cristo y el poder redentor ejercido por Cristo solo.
El Santo Padre declara en la encíclica «Ut Unum Sint», que la unidad
cristiana querida por Dios sólo se puede obtener por la aceptación del
contenido total de la verdad revelada y rechaza toda componenda de la
verdad revelada o de un desarrollo doctrinal en aras de un «acuerdo
superficial».
Es por esto que la persona de Juan Pablo II ofrece una particular
sensatez para la presente oportunidad de una definición papal de María
Corredentora. Este Papa posee el verdadero don de ser al mismo tiempo
«completamente ecuménico» y «completamente mariano», y ¿quién mejor que
Juan Pablo II para encontrar el delicado balance entre la completa
integridad dogmática y la genuina delicadeza ecuménica, referente a la
formulación de un nuevo dogma Mariano? ¿Acaso no ha representado
maravillosamente este cuidadoso balance en el «Rosarium Virginis Mariae»?
Al inicio del Año Mariano, en 1987, el Santo Padre alentó a la comisión
preparatoria a tener más «confianza en María en la misión del
ecumenismo». Esta misma sabiduría se puede aplicar en relación a un
posible dogma Mariano.
La Madre espiritual de todos los pueblos sigue siendo la Madre de la
unidad cristiana, no su obstáculo.
En relación a los ortodoxos, nuestras Iglesias hermanas, su generosa
celebración litúrgica del papel de la Madre de Dios en nuestra salvación
es algo que se debe emular y redescubrir en la Iglesia de Occidente. Su
entrada litúrgica común: «Oh Madre de Dios, sálvanos», capta el meollo
del papel excepcional de María en la misión salvífica de su Hijo. De
hecho, el Patriarca Bartolomeo I, patriarca de Constantinopla, promulgó
en 1998, la encíclica de Cuaresma sobre el papel de la Madre de Dios en
la salvación, que pasó casi inadvertida en Occidente.
Es cierto que las Iglesias ortodoxas, al igual que las comunidades
eclesiales protestantes, no aceptan el oficio del papado, y por lo
mismo, lógicamente nunca pueden estar a favor del ejercicio del carisma
de la infalibilidad papal, rechazándolo a priori. Por este motivo,
afirmar que el Papa no debería declarar un dogma mariano hasta no contar
con el respaldo de las autoridades ortodoxas y protestantes significa
teórica y prácticamente eliminar en su totalidad el carisma de la
infalibilidad papal.
--¿Cuántos fieles católicos han pedido este dogma? ¿Cómo se enmarcaría
en la presente situación mundial?
--Miravalle: En los últimos diez años, han sido enviadas a la Santa Sede
alrededor de 7 millones de peticiones provenientes de 150 países, junto
con los respaldos --cartas personales dirigidas a Su Santidad-- de 550
obispos y más de 40 cardenales.
Es la campaña más grande de peticiones en la historia de la Iglesia.
A la luz del presente clima y rumores de guerra, creo que la
proclamación del dogma de María Corredentora, Mediadora de todas las
gracias y Abogada, sería el medio para liberar el ejercicio pleno del
papel intercesor materno de Nuestra Señora, para traer la paz a un mundo
con problemas, en cumplimiento de su promesa dada en Fátima, según la
cual «al final mi Corazón Inmaculado triunfará... y un período de paz
será concedido al mundo». Dios respeta la libertad humana y la
proclamación papal «la liberará» para ejercer plenamente sus papeles
salvíficos para la humanidad contemporánea.
La promulgación reciente de la carta apostólica «Rosarium Virginis
Mariae» y el regalo de los cinco misterios luminosos nos recuerdan que
el Santo Padre tiene una relación particular con la Madre de Dios. Creo
que debemos permanecer con la mente abierta y obediente al
discernimiento final de este Papa --«Totus Tuus»-- sobre la oportunidad
de la definición papal de María Corredentora.