NTRA. SRA. DE LAS ANGUSTIAS
Murcia (España)
-G.N.
La iglesia de San Bartolomé, ubicada en pleno centro histórico de la
ciudad de Murcia, alberga una de las imágenes marianas más veneradas por
sus habitantes: la de Ntra. Sra. de las Angustias. Se trata de una talla
en madera policromada y estofada plenamente barroca, representando a
María sosteniendo el cuerpo inerte de Jesucristo al pié de la Cruz,
completanto el grupo escultórico cuatro angelitos que acompañan a la
Virgen en esta representación tan cargada de dolor y dramatismo. La obra
fue realizada en 1740 por el insigne Salzillo, quien recibió el encargo
por parte de la Cofradía de Servitas. Su belleza y perfección anatómica
es indiscutible, constituyendo uno de los mejores ejemplos que de este
icono pasional existen a lo largo y ancho del mundo.
La Orden de Servitas (o Siervos de María) aparece en Murcia en 1665,
siendo la veneración y fomento del culto a Ntra. Sra. de las Angustias
uno de los principales fines de sus cófrades. Desde el momento en que se
adquiere la talla, la Virgen de los Servitas empezaría a tomar parte en
los desfiles de Semana Santa de la ciudad, surgiendo con ellos el
creciente fervor de los murcianos hacia esta advocación mariana. En 1797
sería entronizada en una hermosa capilla de estilo barroco que a tal
efecto fue edificada en el templo de San Bartolomé, la misma que
actualmente ocupa y donde recibe culto durante todo el año. Incluso
sería nombrada protectora del gremio de plateros, comerciantes que
tradicionalmente han desarrollado su actividad en las calles aledañas a
esta iglesia.
Clemente XII concedió indulgencia plenaria a cuantos visitaran la
capilla de Ntra. Sra. de las Angustias durante el Domingo de Ramos. Y en
1830, Pio VIII concede otra indulgencia plenaria para todos los que lo
hicieran desde la víspera del Viernes de Dolores hasta ponerse el sol en
dicho día, que es cuando se celebra su festividad.
Ntra. Sra. de las Angustias desfila la noche de Viernes Santo en la
llamada "Procesión de los Servitas", recorriendo a hombros unas calles
repletas de fieles que esperan el solemne paso de la Virgen. El color
negro de las túnicas de sus cófrades y penitentes tiñe de luto la
primavera murciana desde hace más de doscientos años, constituyendo uno
de los desfiles más emotivos de cuantos se celebran en la capital.